Feliz Pascua!
FELICES PASCUAS!!! Lugar común (entendido en su buen sentido), usado por todos en los tiempos de Navidad, pero que los que profesamos la fe Católica empleamos también luego de la Vigilia Pascual del Sábado Santo o Sábado de Gloria, así como también el Domingo de Resurrección y durante los sucesivos días pascuales. Y es que los cristianos en este tiempo hemos de estar desbordantes de felicidad, puesto que Jesucristo ha resucitado y lo ha hecho para la salvación del mundo. Como ya hemos dicho en notas anteriores, nuestra fe no tendría ningún sentido ni razón de ser, si el Señor Jesús no hubiere resucitado de entre los muertos, tal y como lo había anunciado.
Sin su resurrección, Cristo no hubiera sido más que uno de esos profetas importantes que habitaron este mundo, que dejó una doctrina y un mensaje, pero no hubiera pasado de allí. Tal vez tendría algunos seguidores, como los líderes de nuestro tiempo, pero no tendría ningún sentido nuestra fe, en tanto que Jesús es el Hijo de Dios hecho hombre, que en su inmenso amor se entregó por nuestra redención y que el poder infinito del Padre lo resucitó al tercer día.
Parafraseando a San Pablo, palabras más, palabras menos, si Cristo no hubiere resucitado, vana es nuestra fe. Esta afirmación no es fácil de comprender a plenitud, sobre todo a la luz de los razonamientos humanos y quien esto escribe lo hace precisamente porque le ha costado mucho entenderlo; sin embargo, a la luz de la fe, cualquier cosa puede ser comprensible, si somos capaces de despojarnos por un momento de nuestros razonamientos individuales y nos disponemos a creer animados por el espíritu.
Venezuela sigue padeciendo severos problemas que no se van a resolver calificando a Cristo como socialista que nunca fue, ni pretendiendo justificar con ello una ideología del estado, que para nada se compadece con el Jesús resucitado. El hambre, la miseria, el terror de la inseguridad personal y jurídica, el desempleo o la falta de vivienda que azotan a nuestros compatriotas, no se arreglan con la imposición de ideologías trasnochadas que solo atentan contra la dignidad de las personas y contra su condición de Hijos de Dios, redimidos por Cristo resucitado.
Como dijo Su Eminencia el Cardenal Urosa, en una de sus siempre acertadas homilías, es nuestro deber “reafirmar el valor de la vida contra la violencia y la delincuencia, además de refirmar el amor de la caridad cristiana contra del egoísmo, la exclusión, la discordia y la agresión”. El tiempo pascual debe servirnos para profundizar en ello. Feliz Pascua para todos nuestros compatriotas. ¡Aleluya!
