Opinión Nacional

La Torre de David

El paradigma de la destrucción continúa imperando por doquier sin medir consecuencias ni la dimensión de los daños ocasionados al patrimonio de todos los venezolanos. Ejemplos de este modelo demoledor del sistema político existen a granel en el ámbito público y en el privado bajo diversas figuras –expropiación, enajenación, ocupación, liquidación, y otras- aplicadas a través de leyes acomodadas para tal efecto.

En esta oportunidad nos referiremos a los inmuebles ocupados por el Estado con posterioridad a la crisis financiera de 1994 que ha llevado al Fondo de Garantía de Depósitos y Protección Bancaria (Fogade) a convertirse en una monumental, pesada, inoperante, e irresponsable estructura inmobiliaria, que tiene una cantidad de propiedades abandonadas, además lo suficientemente influenciada para actuar conforme a las decisiones del poder superior, en condiciones que el país desconoce.

Fogade cuenta con unos 3 mil inmuebles disponibles para la venta, según declaración de su actual presidente, de los cuales se ha logrado valorar cerca de 900 activos. Ha completado el proceso de liquidación de 90 entidades bancarias y 334 empresas relacionadas ocupadas como producto de la crisis financiera y bancaria que generó la intervención y posterior liquidación de las mismas. Sin embargo las negociaciones para comercializar estas empresas, incluidas las subastas, están en este momento paralizadas por orden superior, y no se sabe si el objetivo es “engordarlas”, venderlas a “precio de gallina flaca”, o dejarlas en manos del vandalismo para que terminen de deteriorarlas.

Entre los activos más valiosos que se sometieron a avalúos, están el Centro Financiero Confinanzas -mejor conocido como la Torre de David-, el Centro Bancario Latino, las parcelas de Juan Pablo II y el conjunto residencial Parque Paraíso, que tiene el sello de nuestro insigne Carlos Raúl Villanueva.

El Centro Financiero Confinanzas, el sueño de ese hombre emprendedor que fue David Brillenbourg, comenzó a construirse en 1990 con la idea de convertirse en icono arquitectónico de la capital. La estructura, ubicada en la Avenida Andrés Bello, fue diseñada para superar en altura a las torres de Parque Central, que tienen 52 pisos, y con una impactante calidad arquitectónica. En su fase inicial contemplaba un conjunto de apartamentos, comercios y la sede principal del Grupo, pero con posterioridad el proyecto fue transformado para albergar un hotel, comercios, un aparthotel y la sede de Confinanzas, en una superficie de 120.000 metros cuadrados.

La construcción de la estructura denominada Torre de David en honor a su inspirador fue paralizada cuando la obra estaba ejecutada en un 60% y tuvo que ser cedida a Fogade en 1994. En el 2006 fue negociada sin éxito a través de la Oferta Pública F.G.D.P.B.-I-06-129. Desde el 2005, la Alcaldía Metropolitana pretende instalar allí sus Fundaciones y también hay ministerios interesados en instalar sus sedes por la ubicación estratégica de la edificación. Sin embargo no hay una propuesta financiera para refaccionarla y finalizar su construcción. En otros países se opta por el saneamiento de la obra, porque construcción paralizada no genera dividendos y está condenada a su depreciación.

Desde 1994 la Torre de David ha estado abandonada a su suerte, expuesta a la acción vandálica de indigentes o antisociales que la han deteriorado, y no sería nada extraño que uno de estos días apareciera “tomada” por invasores de oficio. Quien haya presenciado el antes y el después del Hotel Meliá de Caraballeda puede entender el riesgo. Al Meliá no lo mató la vaguada ni la marejada de 1999, sino la acción frenética por la destrucción de símbolos empresariales. El Hotel fue completamente desvalijado y destruida parte de su estructura. ¿Esperan este desenlace para la Torre de David?
Una edificación, ya sea de uso residencial, comercial, industrial o de servicios, forma parte del patrimonio de las ciudades; representa inversiones públicas o privadas, o mixtas, además del esfuerzo de profesionales y trabajadores. Fogade tiene la responsabilidad de velar por éste y los restantes activos en su poder, y la Procuraduría y la Contraloría de la República no puede hacer la vista gorda sobre el destino de los activos. Con la Torre de David se pudo reafirmar el proyecto de sus promotores en atención a la escasa disponibilidad de hoteles y espacios para oficinas en Caracas. Es de esperar que esta historia no termine en una cesión, donación o comodato para albergar la cada vez más expandida burocracia oficial.

Director General del Centro Inmobiliario Profesional (CEINPRO).

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