Opinión Nacional

La intolerancia de Benedicto

Una tarde de 1976, cuando yo cursaba el sexto semestre de una licenciatura en ciencias en la Universidad del Estado de Nueva York, veía en la televisión al Reverendo cristiano Billy Graham hablarle apasionadamente sobre Jesús de Nazaret a una multitud que colmaba un estadium, y pensaba para mis adentros: “Este hombre si es hipócrita, porque ya la ciencia ha comprobado que no existe nada sobrenatural”.

Pero no dejé de ver y escuchar a Billy Graham hasta que terminó su alocución; la que me obligó a pensar: “¿Y si el que está equivocado soy yo y el Reverendo tiene la razón? Y esto me llevó a comenzar una investigación personal que todavía conduzco después de treinta años—que lejos de hacerme cambiar de opinión, ha solidificado mi punto de vista original.

Sin embargo; después de leer minuciosamente muchos textos sagrados y libros escritos por autores reconocidos, sobre Budismo, Catolicismo, Hinduismo, Islamismo, Judaísmo, Protestantismo, entre ellos la Torá hebrea y “El Talmud de Cada Hombre” de Abraham Cohen; la Biblia publicada por católicos y protestantes; entre ellas la versión católica de Casiodoro de Reina, y las protestantes del Rey James y de los Testigos de Jehová, así como “Los Evangelios Completos” del editor Robert J. Miller; al igual que la traducción al español del Corán de Juan Vernet; el Kebra Nagast de los Rastafaris escrito por Geral Hausman; el Libro de Mormón traducido por Joseph Smith junior; El Santo (La Ocha) de los Santeros—que me obsequiara un Babalao venezolano con quien tuve el placer de conversar muchas veces—el Bharat (el Legado Hindú) escrito por el Bragavan Sri Sathya Sai Baba; “El Universo en un Solo Atomo” escrito por Tenzin Gyatso—el décimo cuarto y actual Dalai Lama, y los trabajos antropológicos de la Profesora de la UCAB; Angelina Pollak Eltz, sobre las religiones afroamericanas—como la Santería, la Umbanda, el Candomblé, y los cultos a la Reina María Lionza y al Doctor José Gregorio Hernández—estos dos últimos originados en Venezuela, entre muchos otros libros, puedo afirmar sin dudarlo que todas las religiones son buenas—incluyendo al Vudú haitiano—enormemente desprestigiado por Hollywood y autores y comunicadores amarillistas.

Y lo son porque le proporcionan a los seres humanos tres cosas que difícilmente pueden obtener de otra fuente; verdaderas: valentía, esperanza y resignación.

Y por esas razones puedo decir totalmente convencido, que las expresiones sobre el Islam pronunciadas recientemente por Joseph Ratzinger, actual Papa Católico Benedicto Décimo Sexto, constituyeron un acto de deliberada intolerancia.

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