Opinión Nacional

Leyendas urbanas

Las leyendas urbanas son historias apócrifas que se transmiten de boca en boca. Generalmente narran un hecho que le sucedió a «una prima de mi cuñado», a «un compañero de trabajo de la vecina de mi suegra», al «amigo de un amigo». Una de las más famosas, que comenzó a circular en los años setenta y le ha dado varias vueltas al mundo, es la de la viejita que bañó a su perro poodle durante el invierno y lo metió en el microondas para que se secara rápido, y el pobre perro explotó.

Estas leyendas urbanas hoy cuentan con dos inmejorables aliados: los correos electrónicos y el Internet. Los engaños que se encuentran navegando por la red se cuentan por millones. Otro tanto sucede con las leyendas urbanas que se transmiten vía correos electrónicos. Lo peor es que la gente los cree, los comenta, y los reenvía a cuanta lista tenga en su correo.

En el año 2001 cantidades de personas dañaron sus computadoras porque siguieron al pie de la letra las instrucciones que un inexperto publicó en una página web, en una suerte de histeria colectiva.

En abril de 2005, PC Magazine publicó un reportaje ficticio sobre los peligros que representaban los virus de computadoras. Decía que el FCDC (Federal Center for Diasease Control) y la Nacional Science Foundation recientemente habían descubierto que estos virus se transmitían a los seres humanos. Hablaban de doce casos documentados de virus y daban las instrucciones para que las personas se descontaminaran y descontaminaran sus computadoras. Casi nadie pensó que era una broma por April Fool´s Day el equivalente estadounidense a nuestro Día de los Inocentes.

Estamos cansados de leer noticias sobre el fin del mundo, que se apoyan en profecías de Nostradamus, la mayoría de ellas inventadas.

Por supuesto, Venezuela no escapa a este fenómeno, consecuencia directa de la globalización y las comunicaciones. Aquí no sólo creemos las leyendas urbanas que vienen de otros países, sino que fabricamos las nuestras. Luis Alberto Machado siempre dice que la realidad es simple. Que las situaciones truculentas y enrevesadas existen mayormente en la ficción. Me aconsejó que cuando una historia me pareciera rocambolesca, de entrada la pusiera en duda hasta que no la corroborara.

Por eso les aconsejo, estimados lectores, que analicen bajo esta óptica las últimas historias que nos han contado: que la familia de Manuel Rosales la secuestró el CUFAN y por eso Rosales tuvo que renunciar a la presidencia que había ganado. Que le dieron 7 millones de dólares para que aceptara que Chávez había ganado. Que Teodoro y Borges tienen un pacto secreto con José Vicente Rangel. Que los militares forzaron a Rosales para evitar un baño de sangre. Y éstas sólo para mencionar unas pocas.

Leyendas urbanas, pues. Deben ser evitadas por erróneas y por perjudiciales.

O para decirlo en perfecto criollo, porque son puras pendejadas.

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