Opinión Nacional

Juan Pablo II

La vida y obra de Juan Pablo II ha sido el ministerio pastoral más ejemplar que príncipe alguno del Vaticano haya puesto en marcha durante este último siglo. Reunir a todos los pueblos alrededor de un mismo proyecto y no de una religión, no es tarea fácil para quien ejerce el liderazgo de una iglesia de casi dos billones de feligreses. Para alcanzar su objetivo por la paz, el Papa peregrino se sirvió del más sagrado y universal de todos los sentimientos, el cual es el amor. No en balde el sumo pontífice Karol Wojtyla se gana el título de El Papa Amigo que emerge voluntariamente de entre la comunidad internacional. Apostolados como los de Juan Pablo II, vistos a la luz del relato bíblico de los cuatro jinetes del Apocalipsis, nos llevan a pensar que los mensajeros por la paz de entre los diferentes credos se encuetran representados por el primer jinete del caballo blanco que “porta un arco y se le da una corona y (por mandato divino) sale venciendo, y para vencer”

El caballo representa la fuerza. Y, el color blanco, la pureza. Un arco suele representar la autoridad; pero sin flechas, se emplea para disuadir y nunca para agredir o matar. Una corona representa poder y autoridad. Por ello, el jinete del caballo blanco del Cap 6 cabalga con autoridad desde Pentecostés hasta el final de los tiempos para conquistar la paz. Y, aunque los otros tres jinetes del mismo texto representan escenarios perturbadores, la paz siempre se impone cuando el otro caballo blanco del Cap 19 aparece jineteado por el “Fiel y Verdadero que con justicia juzga y pelea”. Se deduce que se trata de Cristo porque su nombre es “EL Verbo de Dios” a quien en su segunda venida le tocará que resistir a las potencias mundiales para imponer la paz entre los hombres.

El Judaísmo monoteista se ha mantenido fiel a la Torah o Pentateuco. El Islam se unifica con Mahoma a principios del siglo VI. Y, el Cristianismo al igual que el Catolicismo que tiene sus raices en la Iglesia primitiva del primer siglo, resurge con la Reforma Protestante a principios del siglo XVI. El carismático Juan Pablo II fue indiscutiblemente un instrumento de Dios para procurar la paz entre los pueblos que, aunque temporaria, no necesita de la fuerza para ser conquistada.

El último libro de la Biblia (Apocalipsis) describe las visiones sobre las cosas inmediatas y futuras que al apóstol Juan le son reveladas por Cristo según el mismo texto. La persecución contra la comunidad cristiana, en mayor o menor grado se mantuvo vigente hasta finales del siglo III y principios de IV cuando Constantino el emperador romano se convierte a la fe cristiana. Entonces, Roma y todos los pueblos conquistados por ésta adoptan el cristianismo como religión oficial y abandonan el paganismo (culto a otros dioses o deidades).

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