Opinión Nacional

Cobardía y flojera: protagonistas del desastre venezolano

Veamos hacia atrás y comprenderemos por qué los venezolanos demócratas y honestos perdieron el país. Los tres factores fundamentales fueron: (1), La llegada al poder de una pandilla de hampones apoyada por la fuerza armada; (2), El apoyo que recibió esa pandilla de una masa hambrienta, a cambio de limosnas y de promesas, muchas de ellas incumplidas; (3), La cobardía y flojera de una sociedad decente que no reaccionó a su debido tiempo y que continúa sin reaccionar frente a las vejaciones más terribles.

A pesar de que los dos primeros factores han sido muy importantes no creo que la tragedia venezolana hubiese ocurrido en su actual magnitud si no hubiese sido por la cobardía y la flojera de muchos venezolanos buenos. Recuerdo el día de la inauguración del Presidente Hugo Chávez y su juramento frente a un gran demócrata como lo fué Rafaél Caldera y al lado del presidente del Congreso. En ese acto Chávez abjuró de la constitución vigente, haciendo del acto de inauguración una grosera comedia.Y el presidente del Congreso, que hizo? Y Caldera, el constitucionalista? El gran demócrata? Permanecieron allí, en silencio, frente al crimen. Si Caldera hubiese reaccionado indignado ante aquella horrible bofetada a la constitución es posible que el sátrapa en formación se hubiese quedado en el aparato. Ha podido y debido hacer un gesto digno y no lo hizo.

Aquellos primeros días y meses de la presidencia del sátrapa en formación estuvieron llenos de buena voluntad hacia su mandato. Se le firmaron muchos cheques en blanco, se le trató bien en la prensa, distinguidos demócratas venezolanos lo apoyaron publicamente. Cuando uno de ellos, Jorge Olavarría comprendió cual era la realidad de aquel sátrapa ignorante, aun a tiempo, en Julio de 1999, dió un memorable discurso en el Congreso en el cual desnudó al gorila. Pero algunos de los demócratas que estaban allí se salieron del recinto, o criticaron a Olavarría, lo dejaron solo. Olavarría mencionó varias veces, en aquel momento, la palabra cobardía, una palabra que acompañaría a la Venezuela buena por los futuros 14 años. “Mañana”, dijo Olavarría, “nadie podrá declararse eximido de responsabilidades si cada quien no assume hoy la responsabilidad que le corresponde, sin egoísmo ni cobardía”. Pero llegó el mañana y fueron pocos quienes asumieron su responsbilidad de lucha abierta y decidida frente a la satrapía. Aun los amenazados directamente por el sátrapa: la Corte Suprema, el Congreso, las fuerzas armadas, se arrodillaron silenciosos, por cobardía o flojera. Ya en 1999 el sátrapa amenazaba con sacar a sus huestes a la calle para arrasar con la Corte Suprema si esta fallaba en su contra en relación a la illegal convocatoria de la Constituyente. Aquella Corte se inclinó sumisa.

Cuando Olavarría pronunció su discurso el invertebrado presidnte del Congreso, hoy opositor, le cortó mientras hablaba para decirle que nadie habia ido al Congreso a oir sus insultos contra el presidente. La chusma aplaudió esa interrupción mientras el silencio de los buenos era atronador. Algunos cobardes y flojos hasta abandonaron el recinto en protesta, al verse reflejados en el espejo que les mostró Olavarría,.

En su discurso de 1999 Olavarría asumió su responsabilidad pero nadie más lo hizo.

Los 15 años de satrapía han estado llenos de esa cobardía y flojera de los venezolanos buenos que ha hecho posible la destrucción del país. Cada violación de la constitución ha sido aceptada mansamente. Cada acto abusivo, cada expropiación, cada pachotada, han sido tolerados en silencio. Solo en 2002 la gente del petróleo asumió con decisión la defensa de los principios y valores ciudadanos e inspire una protesta masiva de la ciudadanía que puso al régimen contra las cuerdas. Ello probó que cuando hay decisión el gorilaje cede. Pero en general, cuando era necesaria la presencia ciudadana en las calles las playas estaban llenas. El 14 de Abril pasado era necesario salir a protestar con todos los hierros pero la oposición prefirió pasar agachada, para “no incitar a una matanza de venezolanos”. Su intención fué buena pero su inacción le añadió un remache más al ataúd de la democracia.

Una muestra de la cobardía y flojera frente a los crímenes del régimen puede verse en la pasividad con la cual el país observa el desastre de PDVSA. Esta empresa está tecnicamente arruinada, allí se han cometido y se siguen cometiendo horribles crimenes contra la nación pero el liderazgo de los venezolanos buenos aun dice que solo removería al presidente de la empresa si llegara al poder, cuando sabe que toda la empresa está podrida y que es probablemente irrecuperable. Muchos de los venezolanos buenos se han convertido en rehenes de dogmas y mitos sembrados por políticos invertebrados e ideólogos fracasados.

Hoy asistimos a un espectáculo social y político tan degradado como nunca había existido en la historia de nuestra nación. El difunto sátrapa ha sido reemplazado, con la complicidad de funcionarios indignos e instituciones vendidas al dinero petrolero, por un payaso ignorante que es la verguenza de todo venezolano que aprecie el decoro y la cultura. Este analfabeta funcional no gobierna sino que se presenta dia a dia en la TV y otros medios a rebuznar de manera sistemática. Cada pachotada de este personaje es peor que la anterior, mientras el país está a la deriva, arruinado material y espiritualmente. Y esta progresiva degradación es aceptada en silencio, tolerada y hasta apoyada por quienes reciben dinero petrolero acambio de los principios. Mientras los malos son siempre malos de verdad muchos buenos son frecuentemente buenos de la boca para afuera, sin arriesgar el pellejo, o la vacación con los dolaritos que le entregue el régimen o la cervecita playera.

Uno de los posibles resultados de esta actitud pasiva y complaciente de los venezolanos buenos sería un borron y cuenta nueva en el país. La pandilla que ha cometido gigantescos crímenes, abusos y violaciones a las leyes podría salir tranquila, a sus casas, a disfrutar de los miles de millones robados a la Nación. Esto es lo que parece desprenderse de la actitud de algunos venezolanos buenos quienes predican el diálogo y la reconciliación, ya que – segun ellos – el amor entre venezolanos es más importante que cobrar deudas. Un borrón y cuenta nueva sería la coronación de la actitud cobarde y floja de los venezolanos buenos frente a la satrapía.

Un país sin justicia está destinado a perder el alma y a permanecer en el atraso y el cao

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