Reflexiones sobre la crisis
Carlos Armando Figueredo
En el portal web de Patio de Filósofos encontramos el siguiente origen de la palabra crisis
Etimología de la palabra “crisis”
Publicado el marzo 7, 2013 por japaredes
Nuestra palabra “crisis” viene del griego, donde encontramos exactamente el mismo término (“κρίσις”): con el significado de “separación”, “distinción”, “elección”, “discernimiento”, “disputa”, “decisión”, “juicio”, “resolución”, “sentencia”. El verbo correspondiente a este sustantivo es “κρίνω” (“krino”), que significa “separar”, “distinguir”, “escoger”, “preferir”, “decidir”, “juzgar”, “acusar”, “explicar”, “interpretar”, “resolver”.
En principio, esta palabra no tiene un significado negativo. La crisis es el momento en que la rutina ha dejado de servirnos como guía y necesitamos optar por un camino y renunciar a otro. Naturalmente, esta decisión ha de hacerse de un modo prudente, teniendo en cuenta las consecuencias de cada alternativa. Por eso es necesario elegir con criterio, otra palabra griega que aparece en este contexto (“κριτήριον”, “criterion”) con el significado de “tribunal de justicia”. Como es obvio ningún tribunal debe dictaminar al buen tuntún y aquel capaz de juzgar con conocimiento y criterio, el que sabe tomar la decisión correcta, es el crítico (“κριτικός”, “capaz de juzgar”).
Etimológicamente al menos, crisis es todo lo contrario a aceptar un destino inevitable. El tiempo de la crisis es el de la decisión, la inteligencia y la valentía. Ante una crisis social o política, la decisión sobre el camino a tomar depende de quien tenga el poder y la capacidad de convencer a los demás.
Se dice que en Venezuela, bajo la dictadura de Maduro, estamos viviendo tal vez la peor crisis de su historia que se conozca, entendiendo por crisis la que define el diccionario Manuel Seco del Español Actual: “1 Situación difícil o delicada…”. Es algo, como dice la cita de Patio de Filósofos, de lo que no podemos separarnos, que no podemos explicar. La crisis que estamos viviendo se nos manifiesta a través de uno de los deterioros más graves de la calidad de vida a nivel mundial. Hay hambre que no puede saciarse porque no hay acceso a los alimentos ni a las medicinas y, en las raras veces en que los hay, sus precios son inabordables para la gran mayoría de la población. Se teme por la vida, asechada por la violencia a la que nos someten, no solo los delincuentes sino los cuerpos represivos de la dictadura. Se ha perdido la libertad, la democracia, el acceso a una justicia imparcial, independiente y autónoma. Se deja de creer que pueda haber una salida electoral. En un país como el nuestro que durante mucho tiempo fue el refugio de quienes venían de muchos países huyendo por el sufrimiento causado por las crisis en sus países, ahora vemos cómo millones de venezolanos se expatrian porque no pueden resolver la crisis que experimentan.
Pero, ante lo horrores de nuestra crisis, no podemos deprimirnos, no podemos resignarnos. Como dice la cita:
“…no podemos aceptar un destino inevitable. El tiempo de la crisis es el de la decisión, la inteligencia y la valentía. Ante una crisis social o política, la decisión sobre el camino a tomar depende de quien tenga el poder y la capacidad de convencer a los demás».
Vale la pena recordar las palabras de Albert Einstein:
[En “The world as I see it” . (El mundo tal como yo lo veo)].“No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura.
Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’.
Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla.»