Deserción estudiantil y éxodo marcan los 233 años de la Universidad de Los Andes
Por Jesús Barreto – @alavistadetodos
Venezuela atraviesa una crisis de múltiples dimensiones, eso no está en duda. La economía, salud y cultura, han sido permeadas por un quiebre del sistema político sin precedentes que ha arrasado, entre otras, con las instituciones.
Por eso celebrar el aniversario de más de dos siglos de una institución, reviste especial importancia. La Universidad de Los Andes (ULA) arriba este jueves, 29 de marzo, a sus 233 años, firme y abierta, pese a las circunstancias, al pie de la cordillera que le da nombre, con la inquebrantable meta de conquistar nuevas cimas y llevar al país de nuevo a la cumbre.
La marcada deserción estudiantil y el éxodo de trabajadores, son las evidencias más claras de cómo la crisis se ha instalado en los cuatro 4 núcleos autónomos, localizados en las ciudades más representativas de la región, como lo son San Cristóbal, Trujillo, El Vigía y Tovar.
Estos fenómenos sumados al déficit presupuestario, que todas las universidades autónomas padecen desde hace al menos tres años, ha restringido las actividades de investigación y ha mermado la capacidad operativa de la bicentenaria casa de estudios, según ha denunciado en reiteradas ocasiones Mario Bonucci, rector de la ULA.
Para finales del año pasado Bonucci informó que la nómina de 13.841 trabajadores, activos e inactivos, entre personal administrativo, docente y obrero, estaba cada vez más reducida, debido a la éxodo nunca antes registrado del personal que, por la estratégica localización del campus, cerca de la frontera con Colombia, han solicitado permisos especiales o simplemente han renunciado para emigrar, debido a los bajos sueldos.
“Las personas no pueden cubrir sus gastos mínimos, ni siquiera con los recurrentes aumentos decretados por el presidente y se ven forzados a buscar otras fuentes de ingreso, se dedican a otras actividades en paralelo, o renuncian para cruzar la frontera. Cada 2 semanas renuncian cientos de profesionales calificados; en 2016 se fueron 400 empleados de los niveles más altos”, reveló.
Sin esperanza de volver
El ritmo del éxodo de empleados en la ULA es similar al de la deserción estudiantil que, de acuerdo con Jorge Arellano, presidente Federación de Centro Universitarios de la ULA, está en torno al 47,91% desde 2015. Pues de los 48.000 estudiantes regulares activos, inscritos en esa universidad para 2015, en febrero pasado apenas permanecían en las aulas 25.000.
Arellano atribuye el incremento del número de estudiantes que abandonan sus estudios a las reiteradas dificultades para realizar cualquier actividad en ese estado: “Algunos se van porque tienen que trabajar para ayudar en sus casas, otros porque el transporte es un problema, el pasaje no les alcanza o los chóferes no los dejan abordar sus unidades. La mayoría emigra y no tiene expectativa de volver”.
El dirigente estudiantil recalcó que después de la eliminación del pasaje preferencial en diciembre de 2016 y la falta de adecuación, por parte del Ministerio de Transporte, de un nuevo sistema para el cobro del beneficio, la deserción aumentó, aunque también el alza en los costos de los alquileres de las residencias, por las que muchos estudiantes optan, pues la mayoría vive fuera del Área Metropolitana de Mérida, ha contribuido a la significativa baja de la matrícula de ulandinos, como se conoce a los bachilleres y egresados de la ULA.
Destinada a la cumbre
La ULA, fundada en 1785 por el Real Colegio Seminario de San Buenaventura de Mérida, organización de la Iglesia Católica, fue considerada en 2017 como una de las mejores cincuenta universidades de Latinoamérica y la segunda mejor del país.
De acuerdo con el ránking global de universidades realizado en el Reino Unido, denominado «Times Higher Education» (THE), la ULA ocupó el lugar 46, superada en Venezuela, solo por la Universidad Simón Bolívar (USB), que figuró en el puesto 26 y por encima de la Universidad Central de Venezuela (UCV) relegada a la posición número 50.
Actualmente posee por 11 facultades, distribuidas en sus cuatro núcleos autónomos, en los que se ofrecen en total 69 carreras, y 140 cursos de postgrado que incluyen 75 maestrías, 67 especialidades y 24 doctorados, además de varias extensiones universitarias con estudios de pregrado, postgrado y actualización profesional, en otros cinco estados del país. Recientemente iniciaron la modalidad a distancia, en el caso de la carrera de derecho, que se puede cursar por internet.
