Qué hacer frente a la supuesta Constitución
El padre Luis Ugalde ha escrito un extenso y extremadamente claro artículo que tituló No a la Constitución. En él enumera un sin fin de razones por las cuales tenemos que oponernos a un texto que ha sido elaborado subrepticiamente por la ilegítima e inconstitucional ANC.
Pero lo más relevante de lo que dice Ugalde en su texto, es la lección que debemos terminar de aprender y sobre todo de entender, él señala de manera diáfana que el NO, no debe ser una expresión de un solo sector de la oposición, sino de algo mucho más amplio y por lo tanto más contundente, como sería la unión de la oposición con los chavistas disidentes o democráticos, cualquiera sea la definición que ellos asuman para enfrentarse al régimen presidido por Maduro.
Hemos visto algunas manifestaciones políticas que a priori rechazan toda alianza con elementos que formaron parte del chavismo en algún momento de sus vidas y al revisar en la historia universal sobre cómo resolvieron algunos países superar al totalitarismo, las tiranías o regímenes que menospreciaban los derechos humanos, pudimos observar que prácticamente en todos en los que ocurrieron cambios que condujeron al establecimiento de nuevos gobiernos democráticos, lo hicieron buscando fórmulas o acomodos con los antiguos opresores y que, por lo menos en una primera etapa, optaron por luchar juntos para acabar con la opresión. Claro está, que eso no significó una absolución absoluta de los que cometieron crímenes o delitos de lesa humanidad, sino que fueron selectivos y permitieron que muchos que estuvieron cobijados en esos regímenes, en la medida en que contribuyeron al derrocamiento de ellos, pudieran adaptarse y someterse a la nueva institucionalidad democrática.
Es evidente que si se quiere reconstruir al país en paz, requerimos armonía, tolerancia y visión política de futuro, más que venganza e intolerancia. Para ello debemos pensar qué país queremos tener, cómo evitar que se vuelvan a producir errores que llevaron a que lo que tenemos actualmente ocurriese y sobre todo qué legado queremos dejarles a nuestros hijos y nietos: un país invertebrado y en conflicto permanente o una nación decidida a rectificar y a entender que sí es posible crear un mejor futuro.
