Economía

Salvando la moneda europea

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Grand Rapids, Michigan (AIPE)- En medio de las medidas contra la inflación que emplea la mayoría de los bancos centrales, la economía global sigue creciendo de manera impresionante. Inclusive, algunas de las poco exitosas economías europeas están ahora logrando tasas de crecimiento aceptables.

Pero, de una inesperada fuente surge una oscura nube que puede acabar con estas buenas noticias: proviene del nuevo presidente francés Nicolás Sarkozy. En la Europa “social” de hoy, Sarkozy es considerado un liberador de la economía. Por ejemplo, tiene la intención de liberar el exageradamente regulado mercado laboral francés para reducir el desempleo –especialmente entre los jóvenes e inmigrantes musulmanes–, mejorar la decaída productividad y frenar el éxodo de ciudadanos franceses que buscan empleo en otros países. Sarkozy también quiere poner un tope de 50% a los impuestos que han convertido a miles de franceses ricos en exiliados que huyen de tan altos impuestos.

Todo esto es un buen comienzo, pero lamentablemente hay otro lado de la “sarkonomía” que puede afectar negativamente a toda la Unión Europea. En primer lugar está su reciente esfuerzo en debilitar la libre competencia en Europa, con el propósito apoyar a los “campeones industriales” franceses. Si esas empresas son campeones, ¿por qué necesitan ser protegidas de la competencia extranjera?
Más preocupante aún es su manifestado deseo de aumentar el control ejercido por los gobiernos de la Unión Europea sobre el Banco Central Europeo, las tasas de cambio y la política sobre intereses.

Todos los políticos tienen muchos incentivos para querer ejercer fuertes influencias sobre la banca central, lo cual les permite manipular las monedas y las tasas de interés con el fin de ganar elecciones, sin considerar las consecuencias fiscales. La inflación también promueve el empleo a corto plazo, a expensas de los ahorros de la gente, destruyendo la estabilidad de precios y debilitando el empleo a largo plazo.

No es nada nuevo que los gobiernos caigan ante esas tentaciones. Una de las más devastadoras críticas a la irresponsabilidad fiscal fue escrita hace 400 años por el teólogo católico español Juan de Mariana (1536-1624), en su famoso libro “De la alteración de la moneda” (1609).

Un personaje que hablaba muy claro, la crítica de las políticas monetarias de la monarquía española del padre Mariana, especialmente del hábito de manipular la moneda, lo marcó como un hombre peligroso para los reyes europeos de los siglos XVI y XVII, quienes solían financiar sus guerras depreciando la moneda y reduciendo así sus deudas.

La oposición por parte de Mariana se basaba en principios tanto morales como económicos. Su objeción moral era que asimismo como los reyes no tenían “el derecho de imponer impuestos sin el consentimiento de sus súbditos”, tampoco “tenían derecho a rebajar el peso o la calidad de las monedas sin su consentimiento”.

Mariana escribió: “Si un príncipe no tiene la facultad de imponer impuestos a súbditos renuentes y no puede imponer monopolios de mercancías, tampoco puede sacar provecho de monedas desvalorizadas”.

Los principales argumentos económicos del padre Mariana eran (1) que los aumentos de precios causados por la desvalorización de la moneda y la inflación resultante dañan a aquellos con ingresos fijos y bajos; y (2) menor confianza en la estabilidad relativa de la moneda y su habilidad de reflejar el verdadero valor de los bienes y servicios socava los requisitos fundamentales de una economía próspera.

La monarquía se enfureció tanto con las críticas de Mariana que metió en la cárcel por casi un año al anciano sacerdote y confiscó sus documentos.

Como parte de su programa socialista, en febrero de este año, el presidente venezolano Hugo Chávez acabó con la independencia del Banco Central. Y aún cuando la banca central es independiente, los gobiernos a menudo tratan de influenciar sus decisiones.

El deseo de Sarkozy de reducir la independencia del Banco Central Europeo representa una continuación de las políticas económicas de su predecesor Jacques Chirac, al mismo tiempo que refleja la antigua manía de políticos europeos de manipular la moneda. Mariana lo denunció y pagó con cárcel.

En 1976, el premio Nobel Friedrich von Hayek argumentó que la “desnacionalización del dinero” puede ser la única manera de evitar que los gobiernos de manipulen la moneda, en provecho propio y en contra del bien general. Ya es tiempo que todos los europeos piensen así.

___* Director de investigaciones del Acton Institute.

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