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«Quo Vadis» Comunidad Europea, Naciones Unidas, Organización de Estados Americanos, Grupo de Lima, Venezuela

La frase en Latín «Quo Vadis» significa «a dónde vas». Se hizo muy conocida -y por demás famosa- al estar vinculada a una  antigua leyenda cristiana que relata lo que habría sucedido cuando en el año 64, el Emperador Nerón se dedicaba a perseguir y asesinar a  Cristianos. 

Un buen día Pedro, intentando ponerse a salvo, decidió huir de Roma, cuando, repentinamente, Jesús se le apareció en el camino cargando una cruz. Pedro, intrigado, le preguntó «Quo Vadis,» y el Maestro le contestó: -regreso a Roma,  para que los incrédulos pecadores romanos me crucifiquen nuevamente. 

¿Y qué traducía la respuesta?: -cuantas veces tendré que sacrificarme para que entiendan que al mal hay que combatirlo sin descanso, y que huir (hacerse de la vista gorda) no es la solución. 

La VIOLACION a los derechos humanos, el terrorismo, la guerrilla, el tráfico de drogas, el hambre y la miseria, en esta parte del continente, se han convertido en un flagelo y en una  amenaza. Adicionalmente,  han estado y están causando daños a la vista del mundo. 

Parodiando a Pedro, cabría preguntarle a los organismos que se ocupan legalmente de impedir semejantes hechos:  ¿»QUO VADIS» Organismos Internacionales ?. ¿O es que acaso no están viendo a millones de seres humanos cargando la cruz para ser crucificados una, otra y mil veces?. De manera similar, y al igual que con el Emperador Nerón ( Hoy Comunismo y corrupción), tiene cabida el siguiente planteamiento:  ¿continuarán permitiéndoles seguir haciendo de las suyas a aquellos que, ante los ojos del mundo, hacen y deshacen lo que les viene en gana, sin que haya demostraciones de que son instituciones funcionales y realmente capaces de impedir que los eventos delictivos y sus impulsores pueden ser sancionados?. 

Después de las guerras mundiales y de la aparición de nuevos emprendedores de los delitos sociales, con base en el aprovechamiento de la distribución de espacios conquistados o de tierras recuperadas, se hicieron presentes las propuestas dirigidas a evitar que la llamada Guerra Fría terminara convirtiéndose en la nueva versión de las andanzas criminales de «los ganadores y hasta de los mismos perdedores».  

Entonces, lo que se vendió como presunto propósito salvador de equilibrios y de entendimientos, fue la de una serie de organismos que, al día de hoy, apenan e inquietan.  Porque el principio y único fin de fundar un organismo internacional no es otro, supuestamente,  que la unión voluntaria de los países que la integren. También que  sirvan para multiplicar sus fuerzas y capacidades, siempre bajo el amparo de la unión y del  esfuerzo común para resolver, mitigar, coadyuvar o COMBATIR  cualquier padecimiento o AMENAZA que sufra o afecte a todos o a uno de sus integrantes. 

¿Es que, como sucede en la zona Latinoamericana,  acaso Cuba, Nicaragua, Venezuela y Argentina, además de Bolivia y ahora posiblemente Perú, no representan un peligro y amenazas para las democracias y la estabilidad política, económica y social del Continente americano?.

Por otra parte, ¿qué rol desempeña en esta conjunción de aliados por los mismos propósitos, tales países y sus entendimientos con casos adicionales como el de España?.  Sin duda alguna, las autonomías que determinan un desenvolvimiento enmarañado políticamente en España, conforman un no se sabe qué, pero que, definitivamente, evidencian a qué sí juegan los que, con la misma autoridad descalifican la monarquía, para apostar al desmantelamiento de semejante realidad histórica. 

Sin que no deje de lucir exagerado el planteamiento de fondo cuando se llega a esos extremos, lo que sí es innegable es que, con España moviéndose en el Mediterráneo a las anchas del Psoe y de  Podemos, el viejo continente europeo corre el mismo peligro desestabilizador que se aprecia en América Latina. Sobre todo después de  haberles permitido a los líderes de dichas organizaciones partidistas, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias,  respectivamente,  como a las pandillas de camaradas que se mueven a sus anchas en la región,  para corromper y desmoralizar la democracia local. 

Bastaría con revisar nuevamente cuántos fondos públicos migraron desde Venezuela hacia España, para que ambas organizaciones pudieran «reventar» al Partido Popular, y convertir a la dupla «Foro de Sao Paulo» y el «Socialismo del Siglo XXI» en el gran soporte financiero, logístico y de violencia sistemática, mucho más allá de lo que algunos consideran que no son de temer. 

Lo cierto es que, al menos en Latinoamérica, mientras que las acciones y estrategias apuntaladas por la manipulación del populismo, del paternalismo, del hambre, del empobrecimiento y del  resentimiento social  se convierten en procedimientos truculentos y destructivos, el negocio de los estupefacientes hace el trabajo del financiamiento constante, y al alcance de quienes se ocupan de liderar hasta las más insospechables protestas callejeras que se dan en pleno ámbito político de los Estados Unidos.

«CUANDO VEAS LAS BARBAS DE TU VECINO ARDER, PON LAS TUYAS EN REMOJO».

¿Quién es capaz de atreverse hoy a decir que el continente americano no está amenazado, cuando en su espacio geográfico ya tiene instaladas varias dictaduras, a la vez que, progresivamente,  se les convierte en plataforma para las acciones expansivas y en centros de resguardo, después de haber tomado por asalto a varios países en el continente?.

Lo cierto es que  la corrupción, el tráfico de drogas, la miseria y el hambre, ahora al amparo del avance del Covid-19, se desarrollan a la velocidad de un Cáncer terminal en todos y cada uno de los países latinoamericanos. La aparición millonaria de diásporas humanas huyendo es ya un drama continental. 

Con gran tristeza, además, se aprecia  a países vecinos invadidos por estas diásporas, a la vez que,  como gesto humanitario, tratan de cubrir las necesidades de los recién llegados, cuando ellos mismos no cuentan con los recursos suficientes  para atender plenamente las necesidades de sus connacionales. Y, menos aún, solucionar las de los cientos de miles de inmigrantes que, con desespero y frágil esperanza, cruzan las  fronteras que puedan, en procura del alivio de su miseria.

¡Despierta¡,  le dijo Jesús a Lázaro. 

Mientras que hay quienes, sin duda ni temores, consideran que el presente y el futuro inmediato exigen el pronunciamiento de un  nuevo llamado. 

Dicho llamado no es otro que: «DESPIERTA AMÉRICA. EL MUNDO TIENE QUE REACCIONAR Y EXIGIRLE UN DESEMPEÑO MENOS ACOMODATICIO A LOS ORGANISMOS RESPONSABLES DE EVITAR NUEVAS TRAGEDIAS HISTÓRICAS, ANTES DE QUE SEA TARDE».

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