Opinión Nacional

Aparato vence a la mayoría

 La magnífica y casi perfecta campaña electoral desplegada por el candidato de la democracia y la libertad HCR, no fue derrotada por los defectos de su propuesta, por fallas en su discurso o en la planificación de su campaña electoral, sino por varios factores que juntos parecen hacer invencible al más exitoso demagogo que haya parido América Latina.

Un Chávez victorioso de la mano de un presupuesto casi infinito proveniente de la renta petrolera que maneja desde sus caprichos y desde sus bolsillos a discreción y ajeno a toda forma de control, no tiene los méritos que él y la partida de sus áulicos rastreros le atribuyen a sus condiciones casi mágicas de conducción. Si hay obstáculos normativos tampoco, todo se adaptará al pie de la letra en fórmulas que sus incondicionales le fabricarán a la medida con sus tinteros de alcoba para dejarle libres las manos y comprometer a la república a lo que al déspota electo se le pegue la gana.

Esta ha sido la tónica en 14 años del más desastroso, traidor y mediocre gobierno de nuestra historia. Un país que se viene cayendo a pedazos ante los ojos de esos mismos que sufragaron por él. Ese aparato aceitado súper millonario al servicio de su perpetuidad junto a los poderes públicos del Estado, CNE, AN, BCV, Pdvsa, Poder Judicial, Fiscalía, FANB, etc., ha sido su verdadera obra maestra. Sin esa institucionalidad y todos los abusos que avalan deliberadamente para hacerse los locos, no gana. Chávez, sin este diseño, jamás hubiera derrotado a Capriles ni a ningún otro contrincante. El llanero no es entonces solo un demagogo afortunado sino un instrumento de una conspiración contra la democracia venezolana donde hay otros actores que hay que encontrar y buscar la manera de enjuiciar.

Después del 11 de abril y luego del 2006, elección que ganó con el 62,89%, 7.161.637, con los que venció a Rosales (36,85%), casi los mismos 7 millones 444 mil de la elección del domingo, el incremento de rechazo a la opción dictatorial personalista que representó un 54,42% contra los 6 millones 151 mil 544 votos, para un 44,97% de HCR que desde el punto de vista cualitativo y cuantitativo es una clara señal de que su deficiente y ruinoso proyecto administrativo y económico basado en un sistema de promesas y regalías redistributivas fue asombrosamente aprobado, pero no así, dada su estrecha cuantía electoral, solo un poco más que la mitad del país, como para imponerlo por la fuerza.

El solo intentar forzar a la población a un sistema de eliminación de la propiedad privada y desplegar una masiva colectivización de la economía, parte sustancial de su plan socialista Simón Bolívar 2013-2019, provocaría inevitablemente una confrontación que la fortalecida oposición democrática que creció en casi 8 puntos porcentuales desde el 2006, mientras el lado continuista disminuyó 8 puntos, coloca al neodictador en una obligante y necesaria obligación de negociar; de otra manera, manejada a la brava como está acostumbrado, va a hacer estallar un conflicto de consecuencias imprevisibles, todo ello unido a la pretensión de destruir el movimiento obrero organizado que ya le ha enseñado los dientes y que tampoco se va a dejar.

Por un poco más de 1.200.000 votos Chávez se equivoca si cree que Venezuela se va a arrodillar y aceptar ante su evidente retroceso y desgaste sus planes de esclavizar y de terminar de arruinar a Venezuela…

 

 

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