ActualidadActualidad Internacional

Misión de los socorristas en Amatrice: Salvar aunque sea una vida

Los bomberos recuperaron esta madrugada el cadáver de una mujer que se encontraba bajo cuatro metros de escombros del Hotel Roma en el municipio de Amatrice, donde aún hay una decena de desaparecidos tras el terremoto del pasado 24 de agosto que ha devastado varios pueblos del centro de Italia.

Los equipos de rescate llevan varios días excavando en la zona donde se derrumbó el hotel, que en el momento del terremoto, de magnitud 6 en la escala Richter, tenía 32 huéspedes y donde aún quedan otros dos cadáveres que ya han sido localizados.

Por el momento, el número provisional de muertos en el terremoto proporcionada por la Protección Civil es de 290 personas, a los que aún no se ha sumado la mujer recuperada.

La Protección Civil ha preferido en estos días no dar el número de desaparecidos al no contar con cifras oficiales, pero Sergio Pirozzi, el alcalde de Amatrice, la única localidad donde se sigue excavando, ha explicado que son aún una decena.

«Si el alcalde de Amatrice dice que aún hay diez desaparecidos, nosotros seguiremos buscando», dijo a los medios italianos un oficial de la Protección Civil, Fabrizio Curcio, citado por la agencia EFE.

Aunque sea una vida

Los socorristas no pierden la esperanza de encontrar sobrevivientes en las aldeas del centro de Italia arrasadas por el sismo y luchan por salvar aunque sea una vida.

«Vamos a trabajar lo que sea necesario. No perdemos la esperanza de encontrar gente viva», aseguró a la AFP Luigi D’Angelo, responsable de la protección civil de Amatrice, quien coordina desde la madrugada del pasado miércoles las operaciones de socorro.

Réplicas generadas después del terremoto han causado terror entre los bomberos que trabajan en esa zona. Un grupo de ellos estaba excavando dentro de los escombros de un edificio cuando la tierra volvió a temblar: Un silencio angustiante recorrió el ambiente.

Un grito advirtió desde adentro que todo estaba bien, ningún herido, ninguna viga caída. Siguieron escarbando.

Bomberos trabajan con una excavadora cerca de las ruinas de la Torre Cívica en Amatrice, región de Lazio/ Foto: EFE
Bomberos trabajan con una excavadora cerca de las ruinas de la Torre Cívica en Amatrice, región de Lazio/ Foto: EFE

A la aldea, que está dividida en dos, la prensa puede acceder tanto del norte como del sur, pero en el medio se encuentra el sector prohibido, la zona muerta, donde grúas, excavadoras y socorristas están trabajando sin parar en busca de cualquier rastro de vida.

«La situación es mucho peor que en una guerra. Nos quedamos sin nada. Mi hermana no merecía esa muerte», dice entre lágrimas Rita Rosine, de 63 años.

Las escenas resultan apocalípticas e inexplicables. Un edificio de tres pisos quedó intacto, excepto su fachada. Como si fuera una casa de muñecas, se pueden ver sus habitaciones, cocina, sala, servicios.

Los propietarios, incrédulos, intentan recuperar algunas de sus pertenencias. Un anciano, acompañado por una joven sale con una maleta con ruedas y una gran pantalla de televisión plana. Es uno de los sobrevivientes.

«Ahora hay que garantizar vivienda para todas las personas sin techo, montar tiendas de campaña en todas las áreas afectadas», explicó D’Angelo.

En esta región montañosa, a unos 150 kilómetros de Roma, el frío llega en septiembre, por lo que hay que pensar rápidamente en los damnificados.

Las autoridades se apresuran a informar que hasta ahora no se ha denunciado ningún caso de robo.

La difícil máquina de socorro

Debido a la dificultad para llegar a esos poblados montañosos, al término de carreteras empinadas llenas de curvas, organizar los socorros ha sido difícil y complejo.

Columnas de docenas de vehículos de todo tipo, desde ambulancias hasta grúas, incluido aplanadoras y niveladoras, invaden la estrecha carretera y complican la organización.

Además circulan numerosos voluntarios de la protección civil, militares, policías, grupos de técnicos, ingenieros.

Más de 6.000 efectivos buscaban cuerpos en los tres pueblos arrasados por el terremoto y muchos se debaten entre mantener o no las esperanzas de encontrar gente con vida.

Aunque pueden ser orgullosos de esa labor titánica tras haber extraído vivas al menos 230 personas.

Bajo una tienda de campaña, la Cruz Roja distribuye alimentos a los damnificados: agua, pan, galletas, yogures, pañales, jabón, pasta de dientes, etc.

Los ancianos parecen los más agotados tras pasar su primera noche al aire libre. Algunos llevan bastones, la mirada aturdida; mientras grupos de niños siguen jugando a dos pasos de las carpas instaladas para alojar los cuerpos sin vida.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba