Actualidad Internacional

Planta de celulosa promete bonanza a pueblo uruguayo

Ya parece no importar el silencio que invade el imponente puente General San Martín sobre el río Uruguay, ni el letargo ocioso que envuelve al puñado de funcionarios en el paso de frontera que separa a la Argentina de este país.

El comercio de esta pequeña ciudad tampoco parece extrañar a los miles de turistas que ya no llegan a Fray Bentos desde que »piqueteros» de la provincia argentina de Entre Ríos cerraron los puentes que unen a los dos países en protesta por la construcción de la planta de celulosa de capitales finlandeses que está a punto de terminar su construcción en esta pequeña ciudad junto al río Uruguay.

»Desde que comenzaron a bloquearnos en el 2005, un millón de personas no han podido circular por ese puente», estimó el intendente de Río Negro, Omar Lafluf. »El perjuicio a nuestra economía ha sido enorme», agregó.

Aún cuando no hay cifras precisas, Fray Bentos, perdió en el verano pasado varios millones de dólares, sólo por turismo, pero a eso hay que agregar lo que el turista gastaba al paso, como peaje de los puentes, comidas, combustible para sus automóviles, y arrendamientos de viviendas en el cercano balneario Las Cañas, muy visitado tradicionalmente por argentinos.

Pero ahora la ciudad de 25,000 habitantes ha tomado otro ritmo con la circulación de decenas de vehículos –especialmente motos– consecuencia de la llegada de dinero de los casi 5,000 trabajadores de empresas subcontratistas que laboran en la planta de la empresa Botnia de Finlandia, una mezcla de brasileños, chilenos, argentinos y uruguayos, entre otras nacionalidades.

Un gran supermercado fue inaugurado recientemente para atender a los nuevos residentes.

El Gran Hotel Fray Bentos, reabrió sus puertas y sus habitaciones están generalmente copadas.

»El movimiento ha superado las expectativas y todo se debe a que Fray Bentos, que había caído en un pozo, lentamente se está recuperando», dijo Marcelo Linale, director de Turismo de la alcaldía.

María Elena Buzó, propietaria de una inmobiliaria, señaló que «este sector se ha sacudido muy fuerte, teniendo en cuenta que hubo en su momento miles de trabajadores».

Según funcionarios de Botnia, cuando la planta esté en funcionamiento tendrá unos 400 empleados, además de un número importante en los campos de forestación o de empresas contratistas, lo que podría elevar el número hasta 7,000 con puestos indirectos.

»La demanda, sin embargo, en menos de dos años motivó que los alquileres de viviendas aumentaran considerablemente. De unos 3,000 pesos ($120) promedio que se pagaba antes se saltó a los 10,000 pesos ($400) mensuales», dijo Buzó.

El gobierno en Montevideo estimó que las pérdidas alcanzan a unos $450 millones, no sólo por el turismo, sino por el comercio que transita por los puentes. Decenas de camiones con carga debieron irse a otros puntos para cruzar en un sentido y otro.

El conflicto entre los dos países ya se encuentra en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, con Argentina afirmando que la planta de celulosa que construye Botnia contaminará el medio ambiente del río compartido y con Uruguay rechazando de plano esa afirmación.

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