Bush evalúa ampliar la ofensiva en Irak
“Soy propenso a creer que sí necesitamos incrementar nuestras tropas –el Ejército, los Marines”, reconoció Bush en una entrevista con el Washington Post.
El presidente norteamericano no dio estimaciones respecto a cuántas tropas podrían ser incorporadas, pero afirmó que estaba de acuerdo con el Pentágono y los funcionarios del Capitolio, respecto a que las fuerzas actuales están siendo apretadas demasiado.
Los Estados Unidos actualmente tienen alrededor de 140.000 soldados en Irak.
La medida provocó temores en el ejército. El envío temporal de miles de soldados adicionales podría ser ineficaz, debido en gran parte a la ausencia de medidas políticas y económicas nuevas y audaces, y que ello dejaría al ejército y a la infantería de Marina con menos personal del poco que ya tienen, una vez que concluya el incremento.
También les preocupa que el aumento de soldados dé pie a la percepción de que los enfrentamientos y el caos en Irak son principalmente un problema militar. Desde el punto de vista de los generales, sus orígenes son políticos en gran medida, alimentados por la angustia económica.
El representante demócrata Ike Skelton, que el mes próximo se convertirá en presidente del Comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, expresó sentimientos similares el martes. «Estoy convencido de que el ejército y la infantería de Marina están a punto de sufrir un colapso», dijo Skelton, al tiempo que se mostró escéptico de que un fuerte incremento en el número de soldados valga la pena.
En momentos en que el creciente caos en Irak le deja pocas opciones atractivas al gobierno del Presidente George W. Bush, la Casa Blanca analiza un posible incremento de fuerzas a corto plazo. Esa propuesta es la opción favorita de algunos, entre ellos del senador republicano John McCain, posible contendiente por la presidencia en el 2008, y de los analistas en el American Enterprise Institute (Instituto de la Empresa Estadounidense), una institución conservadora con fuertes vínculos con el gobierno de Bush.
Incluso el Grupo para el Estudio de Irak, formado por miembros de ambos partidos y que se mostró partidario de retirar la mayoría de las fuerzas de combate para el 2008, dijo que podría respaldar un incremento temporal si los comandantes estadounidenses creen que será efectivo. Aproximadamente un tercio de los 140.000 efectivos de Estados Unidos en Irak son fuerzas de combate.
Por su parte, el portavoz presidencial Tony Snow enfatizó que no se habían tomado decisiones sobre un cambio en la política estadounidense en Irak.
«Existe la suposición de que se han estado dando órdenes de todo tipo, y en estos momentos, el presidente simplemente está pidiendo que se analicen una serie de aspectos», dijo Snow.
«Pienso que la gente está tratando de crear una pelea entre el presidente y el Estado Mayor, cuando en realidad no existe», dijo el vocero de la Casa Blanca en un encuentro con la prensa. Snow no reveló en qué dirección prefería moverse el presidente Bush. De acuerdo a versiones, la Casa Blanca favorece un incremento de soldados, mientras que el Estado Mayor se opone.
La Casa Blanca ha dicho que Bush anunciará su decisión en enero.
Irak, su peor momento
En una rueda de prensa de despedida, El Secretario General de la ONU. Kofi Annan, que abandonará el cargo el 31 de diciembre, valoró su trabajo al frente de la ONU y repasó la situación de las crisis existentes en el mundo.
Entre los momentos más duros de su gestión, según señaló, está la guerra de Irak, que pese a que la organización y él mismo intentaron frenarla, «no pudo ser» y EEUU invadió el país árabe en marzo de 2003 sin el visto bueno del Consejo de Seguridad.
Puso énfasis en que Irak ha ofrecido «lecciones a todos», tanto los que decidieron actuar de forma unilateral como los que no apoyaron la intervención en el Consejo, pero dijo que ahora hay que «buscar maneras para estabilizar el país», y volvió sugerir la convocatoria de una conferencia internacional sobre el país árabe.
De este modo, indicó que una solución militar a la crisis con Irán por su programa nuclear sería «desastrosa», al tiempo que abogó por «un acuerdo negociada por el bien de la región y del mundo».
El escándalo del programa humanitario para Irak conocido como «Petróleo por Alimentos» también fue otra de las cuestiones más complicadas y conflictivas que tuvo que afrontar Annan durante su permanencia en el cargo.
Reconoció que hubo una «mala gestión», pero criticó la manera en «que se ha explotado la cuestión con la intención de debilitar a la organización».
«La ONU es más que el programa ‘Petróleo por Alimentos’. Es una organización que aborda catástrofes como el tsunami o el terremoto de Cachemira, que lucha por la igualdad, la erradicación de la pobreza y por la dignidad», declaró.
Entre sus grandes logros, Annan mencionó los avances en el área del respeto a los derechos humanos y la aprobación del principio de la «responsabilidad de proteger», que permite la intervención exterior en un país en caso de genocidio, crímenes de guerra o de lesa humanidad.
