¿Se vislumbran mejores relaciones entre Venezuela y México?
A pesar de que no se conocen declaraciones explícitas por parte del nuevo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (Amlo), a favor o en contra del gobierno del mandatario Nicolás Maduro, el solo hecho de haberse enfrentado a la derecha de su país e invitar al venezolano a su investidura de este 1º de diciembre, ya habla mucho de cómo podrán las ser relaciones entre ambos países en el sexenio que acaba de iniciar en la nación azteca.
Amlo no solo invitó a Maduro, sino que lo ratificó cuando la oposición de su país reaccionó en contra a inicios de noviembre cuando se oficializó la invitación.
En esos momentos, Marcelo Torres, líder del conservador Partido Acción Nacional (PAN), la segunda fuerza política mexicana y la principal fuerza opositora al nuevo gobierno, fue a las oficinas del entonces Mandatario electo para expresar su rechazo a la invitación a Maduro.
«Es la peor de las señales, invitar y recibir a un criminal, alguien que constantemente ha violado los derechos humanos de los venezolanos, que ha sido un represor y provocado una crisis enorme», reseñó EFE.
De una vez, Torres anunció que protestarían la presencia de Maduro en su país durante la ceremonia de investidura. Y así lo hicieron: durante la toma de posesión en el Congreso, parlamentarios opositores desplegaron una pancarta que rezaba que Maduro no era bienvenido en México.
Pero ni por eso Amlo se amilanó y en plena investidura agradeció su presencia a Maduro y al resto de los mandatarios, de todas las tendencias políticas que invitó a su toma de posesión. Aunque Maduro no se encontraba en la sala, y muy probablemente así lo sabía López Obrador, igualmente le agradeció haber aceptado su invitación.
Y es que se trata de eso: respeto a todas las posturas y no injerencia en los asuntos internos de cada país. Así está definida la nueva política exterior del gobierno del primer gobernante izquierdista que obtiene la presidencia por medio del voto en México.
Retomar la tradición
Amlo con esta posición lo que hace es retomar la tradición de la política exterior mexicana de la cual se habían alejado los últimos gobiernos.
Cabe recordar que México fue el único país latinoamericano que no rompió relaciones con Cuba cuando la Organización de Estados Americanos (OEA) expulsó a la isla de su organización en 1962.
Todos los mandatarios mexicanos luego de eso, salvo Vicente Fox (2000-2006), mantuvieron buenas relaciones con Cuba.
En febrero de 2002, Fox durante una visita a Cuba, se entrevistó con grupos de cubanos disidentes del gobierno de Fidel Castro. Las relaciones entre México y Cuba alcanzaron un punto crítico al producirse una confrontación entre Vicente Fox y Fidel Castro que este último hizo pública mediante una grabación donde Fox le pedía a Castro abandonar una conferencia sobre financiación y desarrollo (en la cual no estaba programada la presencia de Castro) para así evitar un encuentro con el presidente de los Estados Unidos George W. Bush.
En mayo del 2004, el gobierno mexicano expulsó al representante diplomático de Cuba y retiró a su embajador de La Habana.
En 2006, con la llegada de Felipe Calderón a la presidencia en México y de Raúl Castro a la de Cuba, las relaciones comenzaron a normalizarse lentamente, paso que se aceleró con el ascenso de Enrique Peña Nieto al mandato en México.
En el caso venezolano, la relación fue un poco parecida. Décadas de buenas relaciones independientemente de si gobernaban adecos, copeyanos o chavistas, hasta que llegó Fox y asumió una postura opositora al gobierno del presidente Hugo Chávez quien llegó a llamarlo “cachorro del imperio”.
Pero el punto culminante se dio en 2005, cuando Fox expulsó al entonces embajador de Venezuela en Ciudad de México, el periodista Vladimir Villegas, tras unas declaraciones de Chávez contra lo que él consideró una actitud entreguista del mexicano en la Cumbre de las Américas del Mar del Plata, cuando se descartó el Tratado de Libre Comercio para las Américas (Alca).
Tras dos años sin embajadores en los respectivos países, en 2007, ya con el gobierno de Felipe Calderón, se restablecieron las relaciones diplomáticas.
Pero las relaciones se volvieron a enfriar con Enrique Peña Nieto, en cuyo mandato (2012-2018) México pasó a formar parte del Grupo de Lima, grupo de países del continente Americano que buscó aplicar la Carta Democrática de la OEA al gobierno de Maduro para sancionar y expulsar a Venezuela de la organización, y, mediante la presión internacional, forzar su salida del gobierno.
Maduro y Amlo
Durante la campaña electoral para optar a la máxima magistratura de su país, Amlo hizo pocas alusiones al Mandatario venezolano, a pesar de las provocaciones de sus adversarios quienes lo querían vincular con Maduro e intentaban persuadir a los votantes para que no votaran por él, sobre todo cuando todas las encuestas lo daban como sobrado ganador.
Luego de ganar la contienda presidencial, el izquierdista, cuando fue inquirido nuevamente respecto del caso venezolano, sobre todo por la oposición de Peña Nieto a Maduro, Amlo se limitó a decir que no se involucraría en asuntos de otros países, lo cual molestó aún más a sus adversarios, quienes ya intuían un cambio en la política exterior del nuevo gobierno respecto de Venezuela.
Este sábado 1º de diciembre, López Obrador, ya investido como nuevo presidente ratificó que regresará a los principios «no intervención y autodeterminación de los pueblos».
Por lo que se puede presumir que México dejará de formar parte del Grupo de Lima y López Obrador dejará de hacer oposición al gobierno de Maduro.
Maduro llegó a la investidura de Amlo cuando éste iba a ofrecer un banquete a sus mandatarios invitados en el Palacio Nacional, sede del nuevo Ejecutivo azteca y frente a la Plaza del Zócalo, que estaba atestada de seguidores del nuevo Presidente.
Allí los opositores a Maduro volvieron a manifestarse, pero el pueblo mexicano solidario con el gobierno bolivariano le mostró su apoyo.
El domingo, Maduro le reiteró a su homólogo mexicano su disposición para trabajar con su Gobierno por «los sueños de la patria grande», en referencia a la unión de latinoamérica.
«El Presidente @lopezobrador_ agradeció el abrazo de Venezuela al pueblo mexicano y le expresé nuestra disposición de trabajar juntos por los sueños de la Patria Grande. ¡Viva la Unidad entre los Pueblos!», dijo Maduro en Twitter junto a una fotografía en la que se le puede observar abrazando al presidente mexicano, publicó EFE.
Y en otro twit Maduro destacó que en las calles mexicanas se respiran los sentimientos de «esperanza, solidaridad y amor» con la llegada del nuevo Presidente.
«Tengo fe en que el pueblo latinoamericano, más temprano que tarde, transitará los caminos de hombres y mujeres libres. ¡Viva La América Unida!», apuntó.
Durante la permanencia de Maduro en México este fin de semana pasado se realizó el Encuentro de solidaridad de los trabajadores mexicanos con Venezuela, en el auditorio Ernesto Velasco Torres de Ciudad de México, donde manifestaron su respaldo al gobierno venezolano y a su Presidente.
López Obrador, por su parte, sigue discreto y no ha proferido ninguna declaración ni a favor ni en contra de ningún gobierno latinoamericano. Sus objetivos están ahorita concentrados en resolver sus asuntos internos relacionados con el combate a la corrupción, trabajar por los más necesitados de su país y, en materia de política exterior, su prioridad está en resolver la crisis de los inmigrantes mexicanos y centroamericanos y mejorar las relaciones con Estados Unidos.
De hecho, el único acto en esta materia que dedicó el día de su toma de posesión fue la firma de un convenció de desarrollo integral con Guatemala y Honduras para disminuir el fenómeno de la inmigración hacia EEUU que pasa por México.
Por lo pronto, se puede inferir que las relaciones entre México y Venezuela, con López Obrador al frente del gobierno azteca, serán mejores que con los mandatos de Fox, Calderón y Peña Nieto.
