Economía

Cambios de posición al mudarse. Rico aquí, pobre allá

Los estudios de la economía moderna se iniciaron como una «Investigación sobre la naturaleza y causa de la RIQUEZA de las naciones» (que es el título de la obra clásica de Adam Smith, editado en 1776). Por eso, el tema de la riqueza es de sumo interés para los economistas, porque es la razón que mueve a la opinión pública en el mundo; mucha gente (tal vez más del 90% de los votantes venezolanos) expresa su voto pensando en el efecto que sobre su bienestar material personal tendrá el gobierno de fulano o el de zutano, y no les interesa el colectivo, salvo el restante 10% que reacciona por fanatismo; por eso un partido grande tiene más opciones de captar votos, ya que, al menos en Venezuela, el mayor rico y el mayor contratador de personal
y el mayor benefactor el el gobierno, y un partido (o movimiento político,
que es lo mismo, pero satisface el ego de quienes dicen no ser partidos ni
ser políticos, a pesar de que lo son) cuyos tentáculos llegan a todo el
país
tiene más opciones de llegarle a la gente, y a pesar de que haya
candidatos
de bajo perfil cuyo ideal se aproxime más al de uno, nadie vota por ellos
porque no tienen chance, además de que no tengo intermediarios ni acceso
directo o indirecto a él. Ello también justifica el pragmatismo, porque
si
yo soy un fiel creyente de la ideología X, pero tengo mucha amistad con el
candidato del partido con ideología Y, a pesar de que no me gusta su
pensamiento, pero tengo un «gran contacto» con él, así que hay más
oportunidad de que yo salga beneficiado si gana el candidato de la
ideología
Y que el de la X. Eso justifica que hubo «adecos con Caldera», comunistas
con Caldera, copeyanos con Claudio, masistas con CAP, mepistas con Eduardo
Fernández, adecos y copeyanos con Chávez, etcétera.

Después de esta introducción política, donde hablamos de la importancia
del
estudio de la riqueza y su diferencia con la pobreza, vamos a lo
microeconómico, y veamos el caso de mucha gente que son ricas en un sitio,
pero que se empobrecen cuando se mudan a otra zona o país, y viceversa, y
cómo son pocos los que mantienen su nivel de vida alto en varios sitios
donde se establezcan (porque la mayoría de los pobres lo son aquí y allá y
donde vayan).

El rico en un país pobre se empobrece en un país rico

Aparentemente, es una paradoja que una persona que ha hecho fortuna en una
población, región o país se empobrezca cuando se muda a otra con un nivel
más elevado de riqueza. Muchos pensarán que, por ejemplo, si una persona
hizo bastante dinero en las zonas pobres de Venezuela, Brasil o Burkina
Faso, si se mudara a Estados Unidos, Francia o Suiza, entonces por allá
arrasaría, y se codearía con los más ricos del mundo. Más de uno piensa
así, y se lleva un tremendo chasco en su vida. Por ejemplo, ¿cuántos
inmigrantes italianos, españoles y griegos no se regresaron a sus países
de
origen después que Venezuela como país comenzó a empobrecerse y allá se
enriquecieron, y al pasar pocos años, estaban de vuelta en una Venezuela
pobre?
Lester Thurow, en su libro «Construir riqueza» narra el caso de dos chinos
de Hong Kong, de buena fortuna, que estaban preocupados porque dejarían de
ganar dinero cuando vayan a Canadá por 6 meses a hacer unos estudios.

Thurow dice que podría parecer paradójico, pero no lo es, porque ellos
saben
moverse muy bien en un mercado como en el de Hong Kong, pero no tienen
habilidades para moverse en un país más rico como Canadá.

Pongamos el ejemplo de algunas personas que viven en la población sucrense
de Yaguaraparo. No usaremos sus apellidos, porque ninguno de ellos fue
consultado antes de escribir estas líneas.

Caso 1) Señor Ignacio. Ha hecho fortuna comprando y vendiendo cacao y
otros productos agrícolas. Tiene trato directo con los campesinos que
plantan el cacao. Imaginemos ahora que le entre la idea de mudarse a una
ciudad mayor o más rica o más importante. Pensemos en de quién va a
comprar
el cacao y otros productos agrícolas si no hay campesinos en la ciudad, y
puede ser que ni siquiera haya cacao en sus cercanías. Estoy seguro que
el
Sr. Ignacio estará pobre o de regreso a Yaguaraparo en menos de dos años.

Caso 2) El Sr. Luis es un supuesto hijo natural de un señor rico, y
después
de pasar sus primeros años viendo correr el dinero en Yaguaraparo, su
madre
fue despedida, y en Caracas conocieron la pobreza. Cansado de su mala
vida
en la capital, se regresó a su pueblo natal, donde gracias a la venta y
reparación de cauchos nuevos y usados, se convirtió en una de las personas
más adineradas del pueblo. Imaginemos que se mudara mañana a West Palm
Beach o a los Emiratos Árabes Unidos o a Qatar o a Brunei. ¿A quién le va
a
vender cauchos usados «reencauchados» si allá la gente no tiene carros
usados, y al menor desperfecto lo cambian por uno nuevo, amén de usar sólo
llantas nuevas y de primera calidad? Lo mismo le pasaría si fuera
mecánico
o si reparara zapatos en un ambiente de ricos. Allá sólo conocerá la
pobreza, y retornaría por segunda vez a su pueblo natal.

Caso 3) Los señores Nicolás y Rafael eran dos personas que hicieron
fortuna
en Yaguaraparo. El Sr. Nicolás se mudó primero a Carúpano y luego a
Caracas, y es el único caso de un yaguaraparero cuyo nivel de vida ya era
alto y siguió subiendo después de salir del pueblo. Su gran amigo, el Sr.

Rafael quiso imitarlo, y tuvo algunas entradas tímidas a los negocios en
Caracas, pero fracasó estrepitosamente y se quedó en Yaguaraparo, tratando
con campesinos, de quienes les compraba su cosecha de cacao, y a quienes
les
vendía su mercancía. Evidentemente, en Caracas no podría hacer eso, que
es
lo que le había dado dinero y para lo cual ya estaba preparado.

Caso 4) Una vez conocí a una secretaria pobre en Caracas que me mencionó
su
apellido, muy poco común, pero que se lo había escuchado a algunos viejos
en
Yaguaraparo en sus conversaciones sobre el pasado, como dueños de grandes
fortunas. Le pregunté a esta secretaria de donde era originario su
apellido, y me dijo que lo único que sabía era que su abuelo había venido
«de oriente, parece que del estado Sucre», pero hasta allí recordaba.

Reflexionemos en lo hubieran pensado sus bisabuelos en Yaguaraparo a
inicios
del siglo 20 si alguien les hubiera dicho que una bisnieta suya iba a
vivir
en la pobreza y el anonimato en cualquier parte del mundo, por ejemplo, en
Caracas.

Caso 5) Esto es solamente imaginario. Imaginemos un exitoso comerciante
o
un corredor de bolsa, de Caracas o de Nueva York, que se muda para
Yaguaraparo. Tal vez en el pueblo se muera de hambre.

No estamos hablando sobre el cómo mantener la fortuna en la familia ni en
cómo salir de la pobreza, sino el caso específico de las personas ricas
que
se empobrecen al cambiar su residencia a otra parte donde el nivel de vida
es más elevado. Y estos ejemplos de Yaguaraparo valen para todo el mundo,
como los africanos que venden sus posesiones para pagar a un
contrabandista
que los introducirá a Europa, donde pasarán a formar los cinturones
marginales, o los profesionales venezolanos que se mudan a Miami, donde
trabajan como cocineros y lavacarros, o la joven dominicana que se va a
España donde termnina como prostituta.

Definitivamente, si un pitcher está ganando el juego, no hay que
cambiarlo,
y si a uno el va bien en un sitio, mejor que se quede allí, porque hasta
en
un país pobre y desintegrado como Somalia, hay gente haciendo fortuna por
la
vía decente.

Anécdotas


¿Cara? ¡Igualito bájamela que la llevo fiada!

Hay personas que no les gusta pagar, y siempre inventan una excusa, en
caso
de que alguien les pida explicación, pero lo cierto es que con o sin
excusa
o causa justificada, no pagan, o parafraseando a la emocionante película
protagonizada por Bruce Willis, son «duros de pagar». Un caso notable de
ello es el pseudoempresario y dueño del periódico «Reporte diario de la
economía», quien no le paga ni a los empleados ni a los contratados ni a
los
proveedores ni a los acreedores, pero que siempre consigue gente que
confía
en él.

Pues bien había un señor en Yaguaraparo (un hijo de él llegó a ser
gobernador del estado Sucre) que siempre pedía fiado, pero que nunca
pagaba,
y así era conocido por los comerciantes. Uno de ellos tenía guindada a la
venta una camisa de kaki de las que se usaban para trabajar, y pasaba este
señor que vio la camisa y le llamó la atención. Le preguntó al
comerciante
sobre su costo, y a pesar de que él la vendía al público en Bs. 5, para
sacarse a tan poco confiable cliente de encima, le dijo:
– Cuesta Bs. 40, – pensando que así se lo sacaría de encima.

– No importa, igualito bájamela que me la llevo fiada, – respondió el mal
pagador.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba