Economía

Caruachi: Historia de un logro de todos los venezolanos

El próximo viernes 31se celebrará la culminación y entrega al país de la central hidroeléctrica Caruachi. Es mejor llamarla así, “culminación”, en vez de “inauguración”, porque realmente se celebra la entrada en operación total de la central, después de haber puesto gradualmente en operación 12 unidades a lo largo de tres años. De modo que la central se ha venido inaugurando de a poquito durante mucho tiempo.

Es característico de los proyectos hidroeléctricos un largo período de construcción. Hay que vaciar toneladas de concreto, construir presas de tierra y/o enrocado, instalar grandes equipos y todo esto mientras se manejan las aguas del río. Sólo las obras preliminares de accesos, desvíos del río, alcabalas y oficinas ocupan varios años. Por ello es necesario contar con el decidido apoyo del país que garantice la continuidad del proyecto y la exitosa consecución del mismo. Este apoyo se ha logrado y por ello podemos afirmar que Caruachi es un logro de todos los venezolanos.

Los antecedentes

Este éxito no es particular de Caruachi, sino de todo el desarrollo del potencial hidroeléctrico del Bajo Caroní. Siempre se ha afirmado que este programa es un logro de la democracia que se inició en 1958, pero esto, a pesar de ser verdad, es limitativo. Desde mucho antes de la democracia se concibió la significación de aprovechar el potencial del río Caroní, en primer lugar para impulsar a la región Guayana y después se comprendió su importancia como fundamento de la energía eléctrica de todo el país. Los orígenes se deben situar en los trabajos de la Corporación Venezolana de Fomento (CVF) creada en 1946. Entre sus primeras acciones estuvo la contratación de un estudio con la firma Burns & Roe, en 1947, cuyos resultados fueron decisivos para el inicio del desarrollo del Caroní. Entre sus recomendaciones estuvo “la construcción de una central aprovechando los saltos inferiores del río”. Esta primera idea dio origen a la pionera Macagua I y con ella a la instalación de una planta siderúrgica. Así se sembró la semilla y en adelante el árbol no dejaría de crecer.

A pesar de los turbulentos eventos políticos de fines de los cuarenta que originaron la dictadura de Pérez Jiménez, el desarrollo del Caroní continuó su avance. Se creó la Comisión de Estudios para la Electrificación del Caroní (CEEC) y se inició la construcción de Macagua I. En la dirección de la CEEC se nombró al pionero General Rafael Alfonso Ravard, que no era particularmente afín al dictador, lo que sería un buen augurio, porque los proyectos del Caroní siempre lograron mantenerse al margen de la política.

Al comenzar la democracia, en 1958, Rómulo Betancourt ratificó a Alfonso R. en su cargo y, luego de un profundo debate, se decidió continuar la electrificación del rió. Desde esos tiempos se concibió el programa del Bajo Caroní, con sus centrales Guri, Macagua II y III, Caruachi y Tocoma, las que se construirían progresivamente en función de las necesidades. Se decidió comenzar con el proyecto Gurí, ya que era el que ofrecía capacidad de regulación de las aguas del río. Las obras comenzaron en 1963 y dieron origen a la creación de Edelca. Desde entonces, junto con la construcción de grandes obras hidroeléctricas, nació una escuela de profesionalismo y mística que hoy constituye un patrimonio para el avance hacia una Venezuela moderna y un orgullo para todo el país.

El árbol siguió creciendo, lento pero indetenible. Todos los gobiernos de la democracia han apoyado al proyecto y lo han mantenido vivo. Su ritmo de avance ha estado signado principalmente por el crecimiento del país y sus necesidades de más energía eléctrica. En las décadas de los 60′ y los 70′, cuando el país crecía vertiginosamente, los proyectos del Caroní siguieron el ritmo que se marcaba. Se completó la primera etapa de Guri, se unificó la frecuencia eléctrica y se construyeron las primeras líneas de transmisión que llevarían la energía de Guayana a todo el país. Desde entonces el desarrollo del Caroní dejó de ser regional y adquirió el carácter de nacional.

A partir de los 80 el país ha vivido un duro estancamiento, que no es pertinente analizar aquí. El desarrollo del Caroní se adaptó al nuevo ritmo, pero mantuvo su orientación y visión de futuro. En 1984 llegó Leopoldo Sucre Figarella a la presidencia de CVG y continuó impulsando el plan de desarrollo del Bajo Caroní. En estos años se culminó la segunda etapa de Guri y se construyó una red de transmisión de extra-alta tensión que fortaleció los vínculos de Guayana con el resto del país, al mismo tiempo que se iniciaba la construcción de Macagua II y III, que consolidaría el aprovechamiento de los saltos inferiores. Este proyecto presentaba un reto adicional por el hecho de estar en medio de una ciudad. Edelca concibió un proyecto con estas características y el mundo político lo aprobó, tanto a nivel del poder ejecutivo como en el congreso. Hay que decir que Macagua II y III fue financiado totalmente con los recursos generados por la operación de Guri, otra de las vías a través de las cuales el Caroní les retribuía dividendos a todos los venezolanos. Seguía alcanzándose el desarrollo como un logro de todo el país.

Arranca el proyecto

Así se llegó a finales de los 80′, cuando comenzó la construcción de Caruachi. El proyecto comienza con la carretera de acceso desde la vía a El Pao, por la margen derecha del río, en el año 1988. Una vez construido el acceso se inician las obras preliminares con el desvío del río en el mismo año, pero otra vez la lentitud de la economía con el consecuente bajo crecimiento de la demanda, recomiendan frenar la velocidad de avance. En los primeros años de los 90 se culminan las obras preliminares, la planta de agregados y se negocia el financiamiento del contrato principal de obras civiles con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En diciembre de 1993 culmina con éxito el proceso con la firma del contrato de financiamiento por US$ 500 millones, el préstamo más grande del BID hasta esa fecha. Con esto se allana el camino para arrancar las obras principales con la garantía de disponer de suficientes recursos. A pesar de todas las perturbaciones políticas que experimentó el país desde fines de los 80′, que incluso llevaron a la salida de un presidente en pleno ejercicio, el mundo político, tanto en el ejecutivo como en el congreso, siguió apoyando el proyecto.

En los siguientes años se licitan los contratos principales, el de equipos electromecánicos y el de obras civiles lográndose su firma en diciembre de 1993 y en agosto de 1997 respectivamente.

El 23 de enero de 1997 se celebra la culminación de Macagua II y III, un evento equivalente al que se celebrará esta semana. Cuatro presidentes pasaron por Miraflores durante su construcción y todos apoyaron el proyecto. En paralelo, Caruachi seguía su marcha.

Al llegar el nuevo gobierno en 1999 Caruachi presentaba un avance del 22%, y ya estaban definidos todos los contratos principales para la fase intensiva de construcción. Comenzaba un proceso de cambios institucionales con la instalación de una asamblea constituyente, pero dentro de todos esos cambios las nuevas autoridades revolucionarias entendieron la importancia del proyecto y decidieron apoyarlo. Los profesionales de Edelca deben recibir el mérito de presentar en todos los casos un proyecto coherente, bien gerenciado, y con todos los requisitos para culminar exitosamente. Y así fue, el proyecto continuó sin contratiempos mayores que retrasaran la obra y hoy el país puede recibir con orgullo una realización de ingeniería digna del primer mundo.

En momentos en que el país está polarizado políticamente, con serias dificultades para comunicarse entre las partes, son proyectos como éste los que nos identifican y nos unen a todos. Nos demuestran que los venezolanos podemos ser capaces de realizar grandes hazañas, si nos lo proponemos y empujamos la nave en la misma dirección.

¿Y ahora qué?

Caruachi significa un gran paso, pero el desarrollo del Caroní seguirá adelante, el árbol no parará de crecer. Ahora le toca a Tocoma, situado entre Caruachi y Guri, para el cual ya el BID aprobó el financiamiento y sólo falta firmar el contrato de préstamo. Poco después culminará la licitación de los contratos principales y las obras entrarán en su pleno desarrollo. Hasta ahora el mundo político también ha apoyado a Tocoma y con seguridad lo seguirá haciendo en la medida en que se manifieste la importancia y la coherencia del proyecto.

Y después de esta fase comenzará el desarrollo del Caroní Medio, con la ejecución del proyecto Tayucay, donde Edelca demostrará que no sólo realiza obras amigables con el ambiente, sino que inclusive lo mejora, como ha demostrado donde quiera que ha llegado. El árbol seguirá creciendo, llevando el progreso y la modernidad a Guayana y a toda Venezuela y ojalá que podamos seguir sintiéndonos orgullosos, sin distingos de colores partidistas e intereses personales, afirmando que ¡El Desarrollo del Caroní es un logro de todos los venezolanos!

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