Economía

Caso Exxon: justicia o arbitrariedad

Hace unas pocas semanas el mundo de la política amaneció sacudido cuando la gigantesca compañía Exxon Mobil logró medidas cautelares en varios tribunales extranjeros al congelar cuentas y bienes de PDVSA por la impresionante (por no decir exagerada) cifra de 12 mil millones de dólares. Varios analistas jurídicos nacionales y extranjeros ven la medida como un acto de justicia frente a un gobierno Venezolano que ha “irrespetado” constantemente convenios, cláusulas de arbitraje y hasta impuestos pagados por las trasnacionales petroleras. Esta medida, si se quiere, representa un freno para Hugo Chávez quien, según muchos, irrespeta los acuerdos internacionales sin sopesar las consecuencias para el país sino únicamente su balanza y fama en la detentación de poder.

Curiosamente, mientras esas medidas cautelares continúan su curso, en la Corte Suprema de los Estados Unidos, este miércoles se escuchará una causa que lleva más de 19 años de litigio en distintos tribunales donde las partes involucradas son Exxon y el diminuto pueblo de Cordova, Alaska. Apenas unos años antes de que Hugo Chávez diera el golpe de estado del 92, el buque Exxon Valdez, colisionó contra un arrecife derramando la inmensa cantidad de 11 millones de galones de petróleo es una zona rica en pescados.

Como el pueblo se mantiene mayoritariamente de su ingreso por la pesca, la depresión causada por el derrame a producido desde divorcios hasta suicidios masivos. En 1994 un tribunal ordenó pagar la suma de 5 mil millones de dólares, la cual se ha ido disminuyendo a medida que los abogados a Exxon han apelado durante todos estos años.

Este artículo por supuesto, no pretende sacar una conclusión sobre la naturaleza de una Exxon Mobil en el mundo, o siquiera juzgar sobre si es justo lo que Chávez hace con las transnacionales o no. Pero es interesante la reflexión de cómo la ambición corporativa es la que ha generado en muchos casos fenómenos como el chavismo y la demás izquierda latinoamericana. Es allí donde emana la simpatía que tanta gente tiene a Chávez en países del exterior. Es justo que alguien le ponga un frenado a Chávez pero también es justo que alguien se lo ponga a Exxon Mobil, una empresa que luego de destrozar todo un pueblo y generar daños irreparables a la naturaleza, haya pospuesto (y aún por verse absuelto) una indemnización por sus acciones, pero consigue una medida cautelar (es decir de prevención) que supera en más del doble la cantidad de dicha indemnización. Por eso es que tanta gente perdona las acciones de éste gobierno y otros, pues contra quienes luchan son igualmente perversos. Sería excelente, si acaso refrescante, tener líderes sanos en el mundo, líderes que en verdad representaran lo bondadoso de la naturaleza humana- las madres Teresa de Calcuta, los Juan Pablos Segundos, Los Nelson Mandelas. Si hay algo malo, es que tengamos que decidir entre los Bush y los Hussein o entre los Chávez y las Exxon del mundo. No culpo a aquellos que como yo, tiran su voto nulo.

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