Economía

Cómo se forman los precios del petróleo y qué hace Venezuela

El mecanismo de formación de precios del petróleo por la acción del cartel petrolero OPEP se rige por una especie de juego a veces cooperativo y otras veces colusivo entre los países que lo componen, pero siempre sobre la regla de un productor líder, Arabia Saudita, cuyos intereses probablemente no siempre concuerden con los de los otros miembros. Asi los precios tienden a buscar un “equilibrio” auspiciado por un proceso de maximización de precios, el cual ha tenido mas o menos vigencia, en la medida en que la contracción de la oferta OPEP – residual ante la producción mundial de crudo- tenga en el corto plazo un impacto al alza en los precios. Por cierto que lo de residual marca una contradicción dado que al mismo tiempo, esos países constituyen el mayor emporio de reservas de petróleo del mundo.

Esa realidad geopolítica – petrolera que marca en cierto modo el esquema de formación de precios referido arriba, nació y se ha desarrollado sobre la presencia de un respetable principio económico islámico, que define la prohibición de los conceptos de tasas de interés y de descuento, las cuales, como es sabido en economía convencional “occidental” determinan la decisión de extraer o conservar el recurso natural no renovable. Acotemos que casi todos los países de la OPEP, excepto Venezuela son naciones islámicas.

Ese principio del pensamiento económico islámico se basa en la prohibición de interés (sinónimo de usura). El propósito de ese principio es compartir el riesgo y ganancias y prevenir el crecimiento de una clase rentista. Participar del riesgo y la ganancia, es lo que sustituye en el mundo islámico el concepto de interés del mundo no islámico. De esta manera, riqueza y justicia social son los principios económicos fundamentales y primarios del Islam. La riqueza se comparte y distribuye, lo cual hizo que emergiera en las décadas pasadas, una fuerte coincidencias con las derivaciones marxistas del concepto de justicia social, hoy muy en boga en nuestro debate político.

La riqueza y la justicia social tienen que repartirla alguien, el Estado, y allí, la coincidencia y la lógica de elevados precios para ser fiscalmente repartidas. El parecido – no es mera coincidencia- con los conceptos de socialismo real, tropical, asiático y africano es evidente, al dársele al Estado las prerrogativas para en forma de bienes públicos, dirigir y ejecutar esa repartición de riqueza y justicia social, requiriendo para ello dirigir y controlar la economía.

Esos principios económicos islámicos mencionados componen la tesis de no extraer petróleo bajo un esquema de maximización (optimización) de la producción, para dejar recurso a las futuras generaciones, independientemente que la racionalidad y el calculo económico indujera la necesidad de extraer el petróleo para cubrir una función de bienestar ortodoxamente formulada. Es el caso de los países del mar del Norte, Inglaterra y Noruega cuya estrategia se basa en un esquema de maximización de la producción independiente del rumbo que en el corto plazo tomen los precios del petróleo, dada la evidencia de que en largo plazo el precio desciende en términos reales.

Estos principios, o por lo menos su justificación económica fue enteramente asimilado por Venezuela en forma de ideología. A este respecto, podemos conjugar la ideología conservacionista del petróleo de Pérez Guerrero y de Pérez Alfonso, y por allí, la mayoría de los gerentes petroleros criollos hasta 1989 cuando se cambia la estrategia petrolera hacia un esquema basado mas en la producción que en los precios.

En la actualidad hay una reversión de esa estrategia retornando a la ideología de la conservación, que como decíamos en el caso de los países islámicos, es un principio religioso de importancia, pero en el caso Venezolano es una manifestación ideológica, con dudosas justificaciones técnicas, a juzgar por lo ocurrido en estas décadas de vivir la paradoja de un país con abundante recurso petrolero en sus entrañas, que ha podido explotar con la lógica que lo han hecho ingleses y noruegos en el Mar del Norte y hoy los rusos en el Caspio, sin necesidad de comprometer el ahorro de nuestros hijos. A cambio solo se impuso una vorágine de endeudamiento infinito que hoy coloca en peligro las finanzas publicas y la economía si la estrategia petrolera de mayores precios se mantiene en el mediano plazo.

La aplicación de esos principios económicos del islamismo de cuando en cuando se hacen presentes en las reuniones de los países productores de petróleo del golfo pérsico, todos naciones islámicas. La comprensión de este fenómeno es importante para entender lo ocurrido con los precios a partir de los acuerdos de Ryad en marzo 99, provocado por la combinación de dos fenómenos; a saber, agotamiento de inventarios y crecimeinto de la demanda asiática. Recuérdese que en la caída de los precios a finales de 97 tuvo que ver la aguda recesión que en Asia siguió a la crisis financiera y la expansión de la oferta en un mundo donde solo el mercado americano vivía la euforia del crecimiento. La volátil alza de los precios ha rebrotado el síndrome de inestabilidad del esquema de precios OPEP. En el fondo, la percepción en el mercado petrolero es que ese mecanismo de formación de precios no es sustentable en el mediano plazo dado los elementos de competitividad que cada vez se hacen mas presentes en el mercado.

Todos esos factores económicos y extraeconomicos conforman las contradicciones de un mercado petrolero altamente volátil y que ha colocado nuevamente a la OPEP en el camino de bajar los precios dado que estas economías se perjudicarían por el feedback que en sus balanzas de pagos tendrían los elevados precios petroleros y los peligros de una recesión acelerada y el incremento en los precios de los bienes y servicios que estas economías importan.

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