Economía

El ALBA y la chequera chavista

Cuando Chávez decidió emprender abiertamente una política internacional anti-imperialista, es decir, anti-norteamericana, tomó al menos tres líneas de acción: primero, repudió la participación de Venezuela en esquemas de integración donde alguno de sus países hubiera firmado o estuviera por firmar Acuerdos Libre Comercio con EE.UU. (CAN, G3); segundo, comenzó a establecer alianzas estratégicas con países abiertamente opositores al gobierno de Washington, como Irán, Bielorrusia y Siria; y tercero, creó frente al ALCA, propuesta por los norteamericanos, el ALBA o Alternativa Bolivariana para las Americas.

Este modelo de integración no se dirige a la creación de un bloque comercial sino que muy por el contrario “pone el énfasis en la lucha contra la pobreza y la exclusión “y “… se fundamenta en la creación de mecanismos para crear ventajas cooperativas entre las naciones que permitan compensar las asimetrías existentes entre los países del hemisferio. Se basa en la cooperación de fondos compensatorios para corregir las disparidades que colocan en desventaja a los países débiles frente a las primeras potencias”.

En este sentido su objetivo no es crear un mercado común o promover el desarrollo económico sino cooperar para combatir la pobreza. Siguiendo el dictum de”a cada quien según sus necesidades, de cada quien según sus capacidades”.

Ahora bien, en una relación de cooperación desigual, donde un país tiene todo el petróleo y todos comparten la pobreza, no es de extrañar que sean la capacidades de Venezuela lo más importante, léase el petróleo y los petrodólares -que serian los “fondos compensatorios”-, mientras que los otros aportan sus “ventajas cooperativas”, que en el caso cubano serían sus médicos, entrenadores y demás asesores, además de su “capacidad” para comerciar con China y triangular con Venezuela.

Cuba el año pasado creció al 12,5% gracias al sector de servicios médicos y medicinas cuyo cliente fundamental es Venezuela. Por nuestra parte y a pesar de enviar más de 100.000 b/d de hidrocarburos a la isla, el país le quedó debiendo a Cuba unos cuantos cientos de miles dólares, por sus servicios.

Recientemente, el vice-presidente cubano, anunciaba en Caracas que la cooperación venezolano-cubana alcanzó en 2006 a más de US $ 800 millones, pero que en 2007 sería de más de US $ 1.200 millones.

Daniel Ortega, no perdió tiempo, pues el mismo día que tomó posesión se incorporó al ALBA. Era de esperar, el embajador de Venezuela anunció que los acuerdos firmados entre Venezuela y Nicaragua, superaban “la multimillonaria cooperación” que se daba a Cuba y Bolivia. Para Nicaragua se prevé, entre otras cosas: una nueva refinería de petróleo para procesar 150.000 barriles diarios, un poliducto interoceánico, una carretera de 500 km. que comunicará la región del Pacífico con el Atlántico, fabricas de aluminio y la condonación «sin condiciones» de la deuda bilateral de este país tenía con Venezuela, estimada en unos 31.3 millones de dólares, entre otras “cooperaciones”.

Si estos datos son ciertos el ALBA debe costarle al erario público venezolano, más de un millardo de dólares anuales por país participante, lo que es monstruosamente mayor que lo que cualquiera de esos países podría obtener en cooperación financiera o no, del sistema internacional, público o privado. ¡Viva el ALBA! …. y nuestros “fondos compensatorios”.

Ahora bien, ¿qué obtiene Venezuela a cambio? Desde el punto de vista financiero prácticamente nada pues los créditos, cuando no se condonan o son regalos -“cooperación no-reembolsable”- se otorgan en infinitas y olvidadizas cuotas; desde el punto de vista comercial tampoco se prevén beneficios, para comenzar lo comercial no es lo importante en el esquema, además la producción interna venezolana está en franco decrecimiento como para ser proveedor de mercancías o servicios a otros países y finalmente, existe esa modalidad “socialista/ bolivariana” del trueque internacional que dificulta evaluar los beneficios, si los hubiera ; desde el punto de vista del desarrollo “ endógeno” tampoco se ven los beneficios, como ya se dijo no podemos satisfacer nacionalmente la demanda internacional con empresas- capitalistas- en decadencia que pudieran exportar o trabajar allí.

La única ganancia es política y sólo para Chávez y su revolución, al menos mientras su chequera siga apoyando este modelo que si bien es “alba” para otros es “ocaso” para Venezuela. Chávez en su afán de convertirse en el líder global del tercer mundo que lucha a favor de un socialismo moribundo, quiere crear una cadena de lealtades que pudiera favorecerlo cuando su megalógamo afán anti-globalizador, anti imperialista y anti-norteamericano, lo conduzca a un irremediable asilamiento, como históricamente sabemos terminan los países que han optado por el modelo socialista.

En síntesis el ALBA tiene el mismo porvenir que la chequera petrolera, se expandirá con los precios del petróleo, pero al igual que ella se agotará con su depreciación. Y Venezuela y los venezolanos seremos quienes finalmente perderemos esta nueva oportunidad que nos brinda el petróleo o excremento del diablo como lo etiquetó el ilustre venezolano J.P.Perez Alfonso.

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