Economía

El alza del petróleo: ¿Bendición o maldición?

Ciertamente los precios del petróleo están muy altos, más de 45 dólares el barril del crudo marcador WTI, y podrían seguir elevándose. El mercado de futuros (Nymex) de fines de la semana pasada estimaba un precio superior a 46 dólares el barril para septiembre y alrededor de 45 dólares para diciembre de 2004. Este mercado ha sido un mal estimador del precio: a lo largo del año ha mostrado un comportamiento donde el precio del próximo mes es superior al de los meses subsiguientes (backwardation), con la peculiaridad de que la pendiente del descenso de precios se ha ido suavizando y que sucesivamente se ha trasladado a un nivel superior la trayectoria de los precios.

Es común oír que los precios del crudo han alcanzado un record histórico. Sin embargo, ello es en parte ilusión, ocasionada por la inflación y la depreciación de la moneda de los Estados Unidos. Los precios mundiales del petróleo en dólares del año 2000 alcanzaron casi 60 dólares el barril al inicio de los ochenta. Los más de 45 dólares nominales actuales equivaldrían a aproximadamente a 42 dólares el barril en dólares del año 2000, muy por debajo del nivel de 1981, pero más altos que al inicio del boom de los setenta por el embargo petrolero. Además de la inflación, está el efecto de la devaluación del dólar de los Estados Unidos respecto a las principales monedas internacionales, que eleva el precio del petróleo en dólares. Entre septiembre 2003 y marzo 2004 el precio del crudo en dólares de los Estados Unidos se incrementó en 25%, pero en términos de SDR (un conjunto de las cinco monedas mundiales más importantes, incluyendo al dólar, que utiliza el FMI) sólo17%. Sintetizando, los precios del petróleo son muy altos, pero no tan altos como sugiere su actual valor nominal.

¿Por qué los precios son tan altos? En el corto plazo, el mercado se caracteriza por un rápido crecimiento de la demanda y una situación de estrechez desde el lado de la oferta. La demanda mundial, estimulada especialmente por China y otros países asiáticos, y en forma menos intensa por Estados Unidos; ha tenido un crecimiento claramente superior al usual, sorprendiendo a las agencias internacionales. En 2004 la demanda podría crecer a una tasa de 2,6%, en más de 2 millones de barriles diarios, cuando creció 1,9% en 2003 y 0,9% en 2002.

Ello en un contexto donde la oferta presenta rigidez: la información internacional indica que la capacidad ociosa actual es muy limitada. La OPEP había intentando jugar el papel de “regulador” del mercado, dada su capacidad excedente (concentrada en Arabia Saudita) y su decisión de mantener el precio dentro de una “banda” pre-fijada. Sí el mercado presentaba “exceso” de oferta, la OPEP disminuía su oferta, y la aumentaba en caso de “exceso” de demanda. Sin embargo, la fuerza de la demanda parece haber sobrepasado el poder regulador de la OPEP. Arabia Saudita ha ido incrementando su producción y se estima que el remante de capacidad excedente actual es limitado, entre 0,500-1,0 millones de barriles diarios según la EIA (informe de agosto).

A esto hay que agregar factores políticos: la cruenta guerra de Irak ha impedido su recuperación, y la supuesta posterior expansión, el conflicto entre el gobierno ruso y Yukos, que pone en duda la capacidad de Rusia para continuar con la rápida expansión de su oferta, o la incertidumbre que rodea a Venezuela (su actual producción de crudo sería, de acuerdo a las agencias internacionales, de 2,5-2,6 millones de barriles diarios, inferior a la del nivel previo al paro) y Nigeria. Es decir, existe una situación en la cual cualquier evento disruptivo de la oferta no podría ser compensado por capacidad excedente, y ello coloca una presión alcista sobre los precios. Aparentemente no hay una reducción importante de los inventarios (se mantienen bordeando el nivel inferior del rango histórico), pero al ritmo de expansión de la demanda ese nivel de inventarios parece insuficiente.

Es muy difícil estimar el precio futuro del petróleo. En horizontes temporales cortos, lo determinante es el comportamiento de la demanda y la incertidumbre. Esto indicaría que en el muy corto plazo, la preparación para la estación de invierno podría tener un efecto alcista sobre los precios, o evitar su reducción. En un horizonte temporal más distanciado, también existen dudas, tanto por la incertidumbre respecto a la situación petrolera como por la dificultad de prever el comportamiento global de la economía.

El análisis estadístico de las series de los precios del petróleo-algo así como una evaluación indirecta de los factores que determinan el precio-no es conclusivo. Algunos opinan que los precios del petróleo se comportan como una “caminata aleatoria”, es decir no son estacionarios y el precio futuro dependería del precio actual más un choque aleatorio exógeno, que puede ser positivo o negativo. Para series temporales largas, se ha estimado que los precios exhiben una tendencia, pero esta tendencia también puede experimentar cambios. La AEI y la EIA suponen que la tendencia hacia el futuro de largo plazo es un incremento moderado en términos reales, pero el actual nivel estaría sobre esa tendencia.

Un elemento determinante es la concentración de las reservas naturales mundiales, básicamente en los países de la OPEP, lo que permite que aparezcan organizaciones tipo cartel, como la propia OPEP, que en alguna medida puede manipular los precios a través del control de su oferta. La producción no OPEP es muy superior a la de la OPEP, pero la de la OPEP es destinada a la exportación y resulta un ingrediente clave en el comercio internacional. Esto introduce una dimensión institucional y política peculiar al comportamiento de los precios. Por ejemplo, la actual producción de crudo de la OPEP, alrededor de 28,3 millones de barriles diarios es ligeramente inferior a la de enero de 2001. En ese lapso la producción no OPEP aumentó más del 20%, un incremento superior a 8 millones de barriles diarios.

Sí a mediano plazo se mantiene la expansión de la demanda pero a un ritmo más amortiguado, y la OPEP aumenta su oferta (lo que requiere inversiones), es posible que los precios exhiban una tendencia hacia la declinación pero manteniéndose en un nivel relativamente elevado. Obviamente esto es sólo un escenario, quizá optimista.

La elevación brusca de los precios del petróleo puede tener consecuencias negativas para la economía mundial, representa un shock negativo. La experiencia del gran boom de precios de los setenta indica que tiene consecuencias estanflacionarias para la economía mundial. Actualmente, los países desarrollados son más eficientes en el consumo energético y petrolero, y la repercusión que podría tener la actual alza de precios en sus economías sería menor. Un estudio realizado por la Agencia Internacional de Energía o la IEA (sus siglas en inglés), Analysis of the Impact of High Oil Prieces on the Global Economy, mayo 2004, indica:

“Los precios del petróleo todavía tienen importancia para la salud de la economía mundial. Los precios elevados del petróleo desde 1999-parcialmente el resultado del manejo de la oferta por parte de la OPEP-contribuyeron a la recesión mundial en 2000-2001, y están contribuyendo a reducir la actual expansión: el crecimiento del mundo puede haber perdido cuando menos medio punto porcentual en los últimos dos o tres años…”

Estima que un crecimiento sostenido de 10 dólares el barril ($25 a $35) ocasionaría en los países de la OCDE una pérdida de 0,4% del PIB en el primero y segundo año después del incremento, la inflación crecería en algo más de medio punto y también crecería el desempleo.

Los más afectados serían los países sub-desarrollados y los más pobres. Ello debido a que estas economías son más dependiente del petróleo importado, y más intensivas e ineficientes en el uso de de la energía. En promedio, los países en desarrollo utilizan más de del doble del petróleo que los países desarrollados para producir una unidad de producto (PIB). Además tienen menor profundidad financiera, lo que dificulta el financiamiento de su factura petrolera. Como indica el informe,

“India gastó 15 mil millones de dólares, equivalentes al 3% de su PIB, en importaciones petroleras durante 2003. Ello es 16% más alto que lo gastado en 2001. Se estima que el aumento de 10 dólares el barril ($25 a $35), podría representar una pérdida de 0,8 puntos porcentuales del PIB como promedio para los países en desarrollo de Asia, y alrededor de 1,6% en los países más pobres y endeudados. La pérdida de PIB en los países de la región sub-sahariana sería de más de 3% del PIB.”

La experiencia de Venezuela es negativa respecto a alzas de precios que pueden ser seguidas de descensos, es decir, situaciones de volatilidad. Las razones estarían, al menos parcialmente, en la “voracidad fiscal” (gasto fiscal desmedido en el alza), otros factores políticos-institucionales que tienden a deteriorarse en los períodos de los boom de precios, y las dificultades del ajuste posterior. En resumen, a pesar de creencias que existen en algunos países exportadores de petróleo, que propician el “rentismo”, las alzas bruscas de los precios no parecen ser beneficiosas. Al contrario, alimentan las tesis de la “maldición petrolera”.

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