Economía

El Estado banquero

El proceso de ampliación del papel del Estado en la economía venezolana no se detiene. Desde 2003, el Estado ha vendido abarcando cada vez más actividades tanto de la producción como la distribución de bienes y la provisión de servicios. La conformación de un nuevo capitalismo de Estado encuentra a Venezuela con los ingresos fiscales más elevados de su historia reciente, lo que permite financiar este ensayo envolvente donde el gobierno de Venezuela está deviniendo en el principal propietario de los medios de producción.

Socialismo no hay

Desde el punto de vista político, Venezuela se encamina claramente hacia la etapa de concentración del poder, típica de los países que hasta comienzos de los noventa se denominaban socialistas. La implosión y desaparición de la antigua Unión Soviética hizo pensar que ese esquema político había fenecido. Sin embargo, en Venezuela se trata de reeditar esa experiencia, con las particularidades propias de la experiencia aprendida y el hecho de vivir en el siglo XXI, aunque predominen las ideas del siglo XIX.

Desde el ángulo económico, lo que caracteriza la denominada revolución bolivariana es un estatismo galopante. El Estado se está transformando en el patrono más importante del país toda vez que los trabajadores no son propietarios de las empresas que ahora regenta el sector público. Y ello es así porque el gobierno pareciera temerle a la idea de que los trabajadores fuesen los genuinos dueños de las unidades económicas donde éstos laboran. Causa pánico en el gobierno que los trabajadores se aburguesen, si prevalece la rentabilidad de las fábricas que dirigen o en aquellas donde son accionistas, como ocurre en la Siderúrgica del Orinoco, Sidor, en la cual son los mismos trabajadores quienes defienden la privatización. Ello sugiere que la filosofía política que orienta al gobierno está muy lejos del utópico mundo socialista de hacer una sociedad de propietarios y hombres libres y en su lugar ha optado por un esquema más cercano al fascismo, aunque esto parezca increíble.

Banquero también

Después de la crisis financiera de 1994, por la fuerza de los hechos el Estado quedó en posesión de un grupo de bancos importantes que fueron rescatados por los auxilios financieros que otorgó el BCV para mitigar el naufragio del sistema financiero y que provocaron la inflación más alta de la historia de Venezuela. Una vez estabilizada la situación, privó la prudencia y el Estado venezolano decidió liquidar aquellos bancos francamente irrecuperables y privatizó otros, los cuales pasaron fundamentalmente a manos de la banca internacional o nacional.

Con la llegada del presidente Hugo Chávez, durante sus primeros tres años de gobierno, entre 1999 y 2001, la política fiscal estuvo signada por la austeridad y la actividad bancaria del Estado se concentró en la eliminación de organismos financieros como la Corporación para la Pequeña y Mediana Industria (Corpoindustria) y la creación de dos entidades encaminadas a ofrecer servicios financieros a quienes estaban excluidos del sistema financiero privado o público. Esa fue la razón que justificó el establecimiento del Banco del Pueblo y el Banco de la Mujer. Sin embargo, estas instituciones dejaron de ser bancos para convertirse en fondos que transfieren recursos sin que medien los criterios financieros, por muy laxos que puedan ser, para el otorgamiento de créditos. Por ello, esos dos bancos son una carga adicional para fisco nacional y los contribuyentes venezolanos.

El viraje se produjo cuando el Estado decidió que podía incursionar también como banquero en gran escala, para lo cual se apoya en los ingentes ingresos fiscales que proveen precios del petróleo en niveles siderales y una recaudación no petrolera en ascenso. A la regulación e imposición de controles a lo que pueden prestar los bancos privados se añade una banca del Estado presta a financiar el conglomerado de empresas públicas y para-estatales que florece en Venezuela. Pero no se trata exclusivamente de entes bancarios, también se ha constituido o redimensionado un conjunto de fondos que financian una diversidad de operaciones económicas sin que los recursos prestados puedan recuperarse de forma satisfactoria. De esta manera el presupuesto nacional ahora debe soportar el peso creciente de la gestión deficitaria de un mayor número de bancos y fondos públicos.

Pero es con la creación del Banco del Tesoro que el gobierno pretende completar la faena
que comenzó en 2003 y que consiste en apoderarse de la economía nacional y dejar apenas un resquicio para un sector privado cada vez con menos capacidad de negociación. En las circunstancias actuales de Venezuela, el Banco del Tesoro va a ser también un arma política importante para manejar las tasas de interés y la colocación de los fondos públicos. Ese banco será el receptor de aproximadamente Bs. 17.738 millardos que mantiene el sector público en el sistema financiero privado y además gestionará los recursos que por US$ 6.000 millones el BCV traspasó al Fondo Nacional de Desarrollo (Fonden). De esta manera, con toda seguridad, el Banco del Tesoro será el banco más importante de Venezuela con mayores depósitos y con una fuerte posición de activos. Con semejante capacidad financiera, su influencia en la estructura bancaria de Venezuela será determinante. Similarmente, con esa fuerza financiera el Banco del Tesoro influirá también sobre los precios de los bonos de la deuda pública y la tasa de interés. Es decir, el Banco del Tesoro puede constituirse en los hechos en el banco central. Tiene con que.

Por cierto, los trabajadores de todas las instituciones financieras públicas, incluido el Banco del Tesoro, son meros empleados al no detentar ni una de las acciones que lo acrediten como propietarios.

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