Economía

El presupuesto de 2006: más vulnerables más endeudados

El socialismo utópico

La Exposición de Motivos del Proyecto de Ley de Presupuesto 2006 tiene una carga ideológica tremenda, lo cual lo desnaturaliza como instrumento de política económica. Así, el presupuesto de 2006 estaría en concordancia con la “Nueva Etapa” y esta a su vez con el llamado “socialismo del siglo XXI”. La retahíla verbal llega a plantear que el gasto público de 2006, ayudaría a la construcción de “un nuevo modelo productivo”, etiquetado también como el “cambio de paradigma”. Donde si pareciera residir un concepto menos abstracto es en las Empresas de Producción Social y sus correspondientes Unidades Sociales de Consumo y Unidades de Producción Comunitarias, todas ellas trabajando sin fines de lucro, es decir financiadas por quienes en Venezuela pagan impuestos, en una especie de modo de producción autárquico, imaginario, desconectadas del mundo terrenal, incapaces de competir en el mercado y en consecuencia operando con ineficiencias que más temprano que tarde las liquidarán, a menos que el Estado pueda mantener el subsidio otorgado. Esto recuerda al planteamiento que por utópico fue rechazado por el socialismo marxista.

Las premisas presupuestarias

El presupuesto está estructurado para seguir apuntalando el papel cada vez más creciente del Estado en la economía venezolana. Se estima un monto de gasto de Bs. 87.029 millardos, lo que representa un aumento de 28,5% respecto al presupuesto aprobado para 2005. En términos del PIB, se calcula que el gasto alcanzará a 30,5% del PIB. Cuatro premisas fundamentales contiene el presupuesto de 2006: Crecimiento del PIB de 5,0%, tasa de inflación de 10,0%, se mantiene el tipo de cambio fijo en Bs/US$ 2.150 y un precio del petróleo de US$/b 26,0. En lo relativo al crecimiento previsto de 5,0%, es muy probable que se alcance esa meta, debido al impacto de corto plazo de la significativa expansión del gasto público. Lo que si parece altamente cuestionable es el logro del objetivo de 10,0% de inflación. En un contexto de fuerte aumento del gasto y presiones inflacionarias contenidas, por una parte por el efecto Mercal y por la otra por los controles gemelos de cambio y de precios, es de esperar que la inflación comience a manifestarse con mayor ímpetu en 2006, dejando atrás la meta del gobierno.

El pueblo financia el gobierno se endeuda

Contradictorio pero cierto. El llamado revolucionario a instaurar un nuevo modelo económico no encuentra eco en las autoridades fiscales. La estructura de financiamiento de los ingresos ordinarios del presupuesto sugiere que se sigue profundizando el uso de los impuestos no petroleros, hecho favorable porque diversifica las fuentes de financiamiento. El problema estriba en que son los sectores medios y pobres quienes en mayor medida están contribuyendo a enjugar los gastos del Estado. Efectivamente, mientras que el petróleo aportará 38,2% de los ingresos totales, la contribución de los impuestos no petroleros alcanzará a 43,1% y el resto, 18,5%, la contratación de deuda. Del 43,1% correspondiente a la recaudación no petrolera, el 70,0% proviene de tributos regresivos, tales como la imposición al valor agregado, al débito bancario, las importaciones y la gasolina. El impuesto sobre la renta, el más progresivo de los impuestos, contribuirá con apenas 24,0%.

El cierre de la brecha entre ingresos y gastos se realizará, como viene ocurriendo durante seis años, con emisiones de deuda. Con todo el auge de los precios del petróleo, el gobierno deberá concurrir a los mercados a pedir prestado el equivalente a US$ 7.356 millones, el 18,5% del monto a ser gastado. ¿Cómo explicar la gestación de déficit fiscal con precios del petróleo tan elevados? La respuesta se encuentra en el capitalismo de Estado que se está conformando en Venezuela, expresado en el rol empresarial del gobierno, que hace insuficientes tanto los ingresos petroleros como los no petroleros.

¿Dónde están las prioridades?

La acumulación de deuda pública está pasando factura. Las erogaciones del gobierno central por concepto de capital e intereses de la deuda son el segundo renglón de gasto, sin incluir las cancelaciones de deuda que pueda realizar el Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden), según se ilustra en el cuadro.

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Esa tendencia a aumentar la deuda se profundizará en la medida que la gestión financiera del gobierno siga arrojando déficit, como ocurrirá en 2006, al cerrar cuentas con un hueco de 3,3% del PIB, es decir, US$ 4,320 millones.

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