Economía

El principal problema de la gente es el empleo

(AIPE)- Si de algo no hay que convencer a nadie es de que se necesitan más empleos y salarios más altos. No obstante, la izquierda sigue argumentando como si algunos quisieran menos empleos y salarios más bajos. Siguen reclamando el monopolio de la sensibilidad social.

En lo que no hay acuerdo es en los medios para lograr mayores salarios, pues la izquierda sigue aferrada al dogma de que la pobreza es causada por los ricos y que la solución es la redistribución de la riqueza. Medio siglo se ha perdido por la forma equivocada como se analiza la realidad.

Pongamos como ejemplo el salario mínimo. Se parte de una premisa falsa, cual es creer que en realidad existe un «costo promedio», y como el precio es mayor que ese costo, el salario puede aumentarse disminuyendo un poco las utilidades. La falacia se puede apreciar si dijéramos que entre varias personas la estatura promedio es un metro setenta, aunque en el grupo ninguno mida un metro setenta, sino unos menos y otros más. El promedio es una estadística y no una realidad.

Hay áreas más productivas que otras en una misma parcela, así como en una finca o país entero. No hay tal cosa como una «fertilidad promedio» y por lo tanto, no hay un «costo promedio». Lo que hay es áreas donde el costo es muy bajo, otras donde es muy alto, y las demás en medio. Evidentemente, donde el costo es más bajo se podrían pagar mayores salarios que en las que el costo es más alto, pero en las de costo más alto, llamadas marginales, no se puede. Dejarían de producir al obtenerse pérdidas.

Esto no solamente es cierto en la agricultura sino en todas las actividades productivas y tiene varios efectos empobrecedores en cadena. Aumenta la oferta de mano de obra, bajando los salarios de todos. Así, aumenta las ganancias de los productores no marginales. Aumenta precios porque disminuye la oferta global. Por tanto, disminuye oportunidades para otras actividades productivas que aumentarían la demanda de trabajadores y salarios.

Esta realidad enoja a los socialistas a tal grado que hacen como la avestruz para no ver la realidad, aunque empobrezca a la gente, porque creen que perjudica a «los ricos». Esa postura ideológica no murió cuando cayó el Imperio Soviético; aún perdura. Es lamentable que no se comprenda que la única manera de subir los salarios es aumentando la demanda por trabajadores y no disminuyéndola. Entonces, por interés propio, los empresarios tendrán que invertir más capital para aumentar la productividad de la mano de obra, de manera que los aumentos salariales no aumenten sus costos totales. La función social del capital es la de aumentar la productividad de los trabajadores para hacer posible el aumento de los salarios sin aumentar el costo laboral por unidad producida.

Los salarios suben sólo cuando aumenta la demanda de mano de obra, al establecerse nuevas empresas, pero esto sucede sólo cuando se vislumbran ganancias. Para dolor de los izquierdistas, los salarios subirán a medida que aumenten las perspectivas de mayores utilidades y toda política económica o fiscal que disminuye las utilidades solamente agrava la miseria del país y empuja cada vez a mayor número de personas -por instinto de conservación- a la economía informal, donde la política económica y laboral de los gobiernos no cuenta para nada.

* Ingeniero y empresario guatemalteco, fundador de la Universidad Francisco Marroquín, fue presidente de la Sociedad Mont Pelerin.

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