Economía

Estatizaciones: hipotecando tu futuro

La nacionalización anunciada de la industria cementera y de Sidor prácticamente sepultan las esperanzas de resucitar la inversión extranjera en Venezuela.

Ningún inversionista extranjero en su sano juicio vendrá a Venezuela a arriesgar capital y recursos humanos sin reglas claras y con la latente amenaza de caer en el apetito voraz del estado capitalista. Dejando de lado los clichés nacionalistas, reflexionemos por un momento sobre las nacionalizaciones anunciadas: el gobierno deberá desembolsar 4 o 5 millardos de dólares para compensar a las transnacionales cementeras y a los dueños de Sidor. ¿Cuántos empleos en el país generará esta cuantiosa inversión? CERO! Mucho más inteligente y conveniente para Venezuela hubiese sido crear una nueva empresa cementera u otra siderúrgica, y competir en base a tecnología, recursos e innovación con las existentes.

El afán del gobierno por controlarlo todo se traducirá, en unos pocos años, en un cementerio de industrias obsoletas y quebradas. Mientras tanto, miles de millones de dólares se entregan a empresas extranjeras, que seguramente se traducirán en la generación de miles de empleos, lamentablemente fuera de Venezuela. En vez de expropiar, nacionalizar y tantos otros verbos que le llenan la boca al chavismo, debemos aprender a usar los verbos acordar y conciliar, para que Venezuela enrumbarse hacia el progreso y la modernidad.

La economía que queremos.

Por todo el razonamiento anterior, llego a la siguiente conclusión: El petróleo ha sido para Venezuela una bendición y una maldición.

La bendición ha venido en la forma de riquezas sin precedentes, que le otorga a Venezuela un lugar estratégico en el mundo y un poder que permitió construir polos de desarrollo como Guayana.

El petróleo ha permitido la construcción del país moderno, con todas las cosas buenas que esto ha implicado.

Pero el petróleo ha sido también una maldición: el vicio del dinero fácil, la mentalidad de vivir de la renta y una cultura política basada en como se reparte la piñata, o el cuanto hay pa eso. O lo que es más grave, usar el dinero del pueblo para comprar o gerenciar empresas, en lugar de invertirlo en las necesidades del pueblo: salud, vivienda, seguridad o empleos.

La diferencia es clara: una cosa es el petróleo estimulando o desarrollando la urbanización y el desarrollo de polos como Guayana, y otra cosa es el gobierno gerenciando hoteles, o hipódromos o empresas, cuando no puede vencer la inseguridad.

Venezuela petrolera y post petrolera.

En lugar de ser conocida por su gente y por sus productos, su tecnología o sus alimentos, Venezuela es descrita como la gran bomba de gasolina al sur del caribe. Igualmente, Venezuela es conocida como la maldición china: el país del Estado súper rico, pero el pueblo súper pobre. Para cambiar esta realidad Venezuela tiene que cambiar su economía.

Yo creo en un quiebre con la Venezuela petrolera donde el bolsillo de cada familia depende si hay precios altos o precios bajos del petróleo.

Cuando Chavez llego al gobierno el barril de petróleo estaba a 7 dólares por barril, hoy esta cerca de 100 dólares el barril, sin embargo, ¿hay más empresas?, ¿más empleo?, ¿mas comida?, ¿mejores salarios?, ¿Menos pobreza?. La respuesta lamentablemente es no.

Por eso, yo creo que para que Venezuela salga de la pobreza, debemos construir una economía post petrolera: un país productivo, tecnológico que exporte muchos productos, además del petróleo. Una Venezuela que reciba al año millones de turistas que generan millones de dólares y millones de puestos de trabajo.

Una Venezuela donde el gobierno, en lugar de estar comprando y estatizando las empresas, invierta ese dinero en el pueblo y sus problemas: seguridad personal, seguridad social y seguridad jurídica.

Una Venezuela para todos por igual. No una Venezuela del gobierno y de los poderosos de turno.

El Show de TV vs. La dura realidad.

El presidente de la República en este año se ha dedicado más a su show televisivo que a resolverle los problemas que más afectan al venezolano.

Sin embargo, el presidente después de las elecciones del 02 de diciembre, prometió que resolvería los problemas concretos que afectan en estos momentos a Venezuela como lo son: la alimentación, el desempleo y la inseguridad.

Quizás por estas mismas preocupaciones que estoy planteando es que en el estudio nacional que acaba de finalizar Alfredo Keller, destacan datos como que mientras el 42% de los venezolanos piensa que vamos por un buen camino, el 57% piensa que nuestro país va por el camino equivocado.

Incluso 1 de cada 2 chavistas blandos, piensan que vamos por un camino que no corresponde.

Por eso no me sorprende que la popularidad de Chávez ha bajado en el último año de más del 60% al 42%.

La situación del bolsillo es dura y quisiéramos soluciones más contundentes, porque mientras el 74% de los venezolanos piensa que este año van a subir mucho los precios, sólo el 36% piensa que sus ingresos van a subir.

Por eso insisto: el presidente y el gobierno tienen que centrar todas sus energías y su tiempo en convocar a todos los venezolanos a que, juntos, podamos resolver los problemas que nos persiguen cada segundo de nuestra vida y dejar la agenda política que como un contrabando, trata de imponer a pesar de la derrota del 2 de diciembre.

En este punto el pueblo es muy claro: 65% de los venezolanos, de acuerdo al estudio de Keller, rechaza que el presidente trate de imponer ahora lo que fue derrotado por el pueblo. Presidente, se acabó el Show, ahora le toca resolver nuestros problemas.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba