Jorge, ¿cuánto salió esta semana?
- – Unos ciento catorce millones de dólares, Presidente.
– Te lo voy a preguntar cada jueves. Vamos a dejar de caernos a cobas y sincerar la situación de una vez. Se trata del problema madre de nuestra economía. Con lo que se fugó la semana pasada se podrían haber construido 4 hoteles 5 estrellas de 250 habitaciones cada uno, creando 3.000 empleos directos e indirectos. Es lo que construye Cuba cada 6 meses.
– Como sabe, Presidente, este es un mal heredado, que viene de 25 años atrás, cuando la inversión privada llegaba al 27% del producto nacional y desde entonces ha estado bajando hasta el 4 o 5% de hoy. Y sin inversión privada no hay crecimiento real.
– ¿Por qué continúa la fuga si hemos logrado el equilibrio macroeconómico en camino al desarrollo sostenible? ¿Qué dicen las encuestas?
– Las principales causas son la desconfianza en la moneda y la falta de oportunidades de inversión. La gente ve demasiados productos importados en las estanterías del automercado y duda que eso sea sostenible. También se aduce pocas posibilidades de inversión en los rubros competitivos. Ambos factores se refuerzan mutuamente: si no encuentro algo seguro en qué invertir, compro dólares. Con el arranque del Proyecto Gas y la inscripción de Pequivén y Petroazuata en la Bolsa comenzaremos a revertir el proceso. Abriendo la inversión a los ciudadanos no solamente frenaremos la huida del ahorro sino que impulsaremos su regreso y la acumulación del capital nacional, base del nuevo sistema de fondos de pensiones. La Ley de Hidrocarburos creará la plataforma de despegue hacia el desarrollo soberano. ¿Dónde encontrarán los venezolanos mejor inversión que en su propio país? Así reduciremos nuestra dependencia del capital extranjero .
– ¡Tenemos que apretar el acelerador, Jorge, llevamos demasiado tiempo hablando del asunto! El presidente Cardoso me contó lo bien que les fue con la inscripción en la Bolsa de Petrobrás, que se transformó en la compañía líder del mercado captando el ahorro popular. En cuatro años esperan autoabastecerse de petróleo.
– Eso no es tan bueno para nosotros, Presidente, si es que vamos a integrarnos al Mercosur.
– Dejemos eso para otro jueves, Jorge. Te estás poniendo algo impertinente…(risas)
De eso sí se habla
Los interpretadores de sueños suelen relacionarlos con frustraciones y ansiedades, tal como anhelar respeto de los políticos por la inteligencia ciudadana. Al despertar, uno se pregunta a qué obedece el tradicional ocultamiento de la fuga del ahorro, como si negándola, desapareciera. Gesto que no es ocurrencia de este gobierno sino expresión de nuestra cultura política nominalista. El enigmático rubro «Errores y Omisiones» del balance del Banco Central esfuma mágicamente el vergonzante problema.
¿Acaso los gobiernos tendrán vedada la posibilidad de descorrer el velo e invitar a los ciudadanos a una reflexión abierta, enfrentando el problema con sinceridad y coraje? La discusión de la nueva Ley de Hidrocarburos crea la oportunidad de convocar a la inteligencia nacional para conformar el cuadro jurídico que induzca la incorporación del capital nacional, promueva el accionariado popular y asista el parto del nuevo sistema de seguridad social.
La revolución madura
Purgando varias décadas de arrogancia puntofijista y fuga de capitales, este gobierno se apresta a abrir la inversión energética al capital nacional. Cierta ilusión participativa nos recuerda que en 1997, durante la Apertura Petrolera y secundando la tenaz posición de Alberto Quirós Corradi, criticamos acerbamente el relegamiento de la inversión nacional. ¿Qué sentido tiene privilegiar al extranjero mientras los venezolanos invierten en el exterior, acumulando un monto equivalente al valor de Pdvsa? Por tal extravagante designio, el país ha venido perdiendo honra y soberanía año tras año, entregándose alegremente al nuevo colonizador.
Celebramos que por fin, con sobrada discreción y continencia, avanza la revolución que devolverá los venezolanos el manejo de su destino. La apertura de la inversión energética a los ciudadanos producirá el shock de confianza inductor del florecimiento económico por la vía emancipadora del ahorro nacional.
