Economía

José Vicente Rangel: Hoy la OPEP no es sólo petróleo

Excelentísimos ministros de Estado de los países miembros de la OPEP.
Excelentísimos Presidente y Secretario General de la OPEP.

Nuestros países colocan en el mercado mundial petrolero el 40 por ciento del producto. Este dato indica que la OPEP no controla el mercado, influye, desde luego, sobre él.

Pero hay otros países productores que aportan el restante 60 por ciento y, al mismo tiempo, el precio del barril, tal y como ha sido expuesto hasta la saciedad, tiene otros componentes distintos al beneficio que perciben los productores, como son las ganancias de los intermediarios y especuladores y la fuerte carga impositiva de las naciones desarrolladas al consumo de los hidrocarburos.

No obstante, sobre la OPEP siempre se abate una desconsiderada campaña de desprestigio, destinada a atribuirle a la Organización los padecimientos del mundo. A la luz del maniqueísmo argumental de los adversarios de la OPEP, no habría incremento desmesurado de los productos manufacturados, ni ganancias obscenas por parte de las transnacionales ni manipulaciones financieras que arruinan las posibilidades de desarrollo para la mayoría de los pueblos.

Ahora bien, la preocupación por la OPEP sólo se manifiesta cuando los precios del petróleo, según esos adversarios, suben, es decir, cuando son justos, bastaría compararlos con los precios de algunos refrescos. Cuando están por el suelo no hay preocupación alguna. Poco importa que un barril de petróleo al cual le ganan un ciento por ciento de su costo, se convierta en precio vil y las economías de los países productores del crudo se desplomen.

Ahora, con motivo del incremento de los precios, tenemos a algunos personajes seriamente preocupados por el fenómeno. Nuestros gobernantes, cancillerías y ministerios del ramo reciben frecuentes llamadas telefónicas y mensajes de inquietud. ¡Bienvenidos! porque en verdad la OPEP no plantea la confrontación, al contrario, plantea él diálogo. Esta Segunda Cumbre de la OPEP se instala bajo el signo del diálogo, de la búsqueda de entendimientos fecundos. Nuestro deseo más ferviente es que la confrontación quede atrás porque el mundo ha experimentado cambios de envergadura que así lo exigen; ya el dilema excluyente consumidores-productores se ha trizado, y hoy recorre al mundo una revision racional de ese antagonismo funesto y escamoteador de la verdad y de la realidad. Ahora son los consumidores de los propios países desarrollados los que adversan las políticas impositivas que contribuyen al aumento de los precios del petróleo.

Hoy la OPEP no es sólo petróleo; vendemos ese producto del cual se favorece el mundo desarrollado, pero los integrantes de la Organización somos 480 millones de seres humanos con angustias, esperanzas y búsquedas.

Los pueblos árabes, persa, indonesio y latinoamericano formamos una comunidad de hombres libres, una variedad de culturas y civilizaciones y una polifacética identidad que nos hace mucho más valiosos que el propio producto que colocamos en los mercados mundiales.

La OPEP tiene de esta forma un sello humano, cultural, desde luego económico, pero también político, que cuenta con una base insustituible: la unidad de sus miembros. Todo cuanto tienda a socavarla es contrario al interés de los pueblos que representamos; todo cuanto apunte hacia la consolidación de la unidad los favorece. Las perversiones de la globalización y la lucha contra la pobreza, la búsqueda de un nuevo orden internacional más justo, no podrá alcanzarse sino funcionamos como un espacio geoestratégico impulsado por el propósito común de mantenernos sólidamente unidos.

Como canciller de la República Bolivariana de Venezuela doy a todos ustedes, Soberanos, Jefes de Estado y ministros de Estado, la más cálida bienvenida. Venezuela es tierra que identifica la hospitalidad como una de las más importantes virtudes del ser humano. Siéntanse como en su propio hogar, como desde tiempo inmemorial se han sentido millones de compatriotas de ustedes que por diversos motivos escogieron este lugar de la tierra para vivir y convivir.

En el Corán, Sura II, el versículo 142 dice lo siguiente: «La verdad proviene de su Señor. No seas, pues, de los que dudan». No son tiempos de duda sino de fe, y la fe la confirma y la proyecta la unidad. La unidad de todos nosotros, para poder dialogar con los demás en igualdad de condiciones.

Gracias.

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