Economía

La globalización:¿una nueva maldición Occidental?

AR presenta una traducción libre del artículo “Does Globalization Equal Westernization?”, de Amartya Sen, el destacado pensador Indio. Según Sen, la globalización ni es nueva, ni necesariamente Occidental, ni tampoco una maldición. El rechazo indiscriminado a la influencia de ideas globales puede ser contraproductivo para las sociedades no occidentales.

La globalización: ¿una nueva maldición Occidental?
Amartya Sen

La globalización es a menudo vista como un proceso global de occidentalización. En este punto, parece existir acuerdo, tanto entre muchos de sus propulsores como en sus detractores. Aquellos que tienen una visión radicalmente optimista de la globalización la visualizan como una contribución maravillosa de la civilización occidental al mundo.

El malvado Occidente
Desde la perspectiva opuesta, la dominación Occidental-a veces concebida como la continuación del Imperialismo Occidental-es el demonio de la partida.

En esta visión, el capitalismo contemporáneo, conducido y dirigido por los voraces países Occidentales de Europa y Norte América, han establecido reglas de comercio y de los negocios que no sirven a los intereses de los pobres del mundo.

Pero, ¿es realmente la globalización una nueva maldición Occidental? De hecho, no es nueva ni necesariamente Occidental. Y no es una maldición.

Por miles de años la globalización ha contribuido al progreso del mundo a través de los viajes, el comercio, la migración, la expansión de las influencias culturales y la diseminación del conocimiento y el entendimiento (incluidos la ciencia y la tecnología).

Las diversas vías de la globalización
Estas relaciones globales a menudo han sido muy eficaces para el avance de diferentes países. No han tomado necesariamente la forma de un aumento de la influencia Occidental. Es más, los agentes activos de la globalización a menudo se han localizado lejos de Occidente.

Como ilustración, considérese el mundo al principio del último milenio y no en su fin, como es común. Alrededor del año 1.000 AD, el alcance global de la ciencia, tecnología y las matemáticas estaba cambiando la naturaleza del viejo mundo. Pero su propagación era, en gran medida, en la dirección opuesta a la que hoy vemos.

Tecnología de punta, año 1.000 AD
La tecnología de punta en el mundo del año 1.000 AD incluía el papel, la imprenta, la ballesta, la pólvora, el puente de acero suspendido, la brújula, la carretilla y el ventilador. Hace un milenio, estos elementos eran usados en forma común y extendida en China-y prácticamente desconocidos en el resto del mundo. La globalización los propagó a través del mundo, incluyendo a Europa.

Un movimiento similar, de influencia del Oriente sobre Occidente, ocurrió en las matemáticas. El sistema decimal emergió y se desarrollo en la India entre el siglo segundo y el sexto. Fue usado por los matemáticos árabes poco después.

Estas innovaciones matemáticas llegaron a Europa fundamentalmente en el último cuarto del siglo décimo, y comenzaron a tener un impacto en los comienzos de último milenio, jugando un papel importante en la revolución científica que ayudo a transformar a Europa.

Del Este a Europa
Los agentes de la globalización no son exclusivamente ni Europeos ni Occidentales, ni necesariamente están relacionados con la dominación Occidental. Es más, Europa sería mucho más pobre – económicamente, culturalmente y científicamente- sí en la época mencionada hubiese resistido la globalización de las matemáticas, ciencia y tecnología.

Y hoy, el mismo principio es válido, aunque en la dirección contraria (del Occidente al Oriente). Rechazar la globalización de la ciencia y tecnología por que ella representaría la influencia Occidental y del imperialismo, no sólo significaría ignorar contribuciones globales – extraídas desde muchas partes del mundo, que están sólidamente detrás de la así llamada ciencia y tecnología Occidental-sino además, sería una decisión estúpida desde el punto de vista práctico, dado la importancia y extensión de los beneficios que todo el mundo puede extraer de este proceso.

Rompiendo las fronteras
Ciertamente, el Renacimiento, la Ilustración y la Revolución Industrial fueron grandes logros, y ellos ocurrieron fundamentalmente en Europa, y luego en América. Sin embargo, muchos de estos desarrollos se nutrieron de la experiencia del resto del mundo, y no estaban confinados a las fronteras de una civilización Occidental aislada.

Nuestra civilización global es una herencia mundial-no sólo una colección de culturas locales aisladas. Cuando un matemático moderno en Boston invoca un algoritmo para solucionar un problema computacional difícil, puede que no este conciente de que está conmemorando al matemático Árabe Mahommad Ibn Musa-al-Khwarizmi, que floreció en la primera mitad del siglo nueve. (La palabra “algoritmo” se deriva del nombre al-Khwarizmi).

La raíz de las matemáticas
Existe una cadena de relaciones intelectuales que ligan las matemáticas y la ciencia Occidental a un conjunto de distinguidos practicantes no occidentales, de los cuales al-Khwarizmi es un ejemplo. (El término “algebra” se deriva del título de su famoso libro Al-Jabr wa-al-Muqabilah).

Es más, al-Khwarizmi fue uno de los muchos contribuyentes no occidentales cuyos trabajos influenciaron al Renacimiento europeo y, luego, a la Ilustración y la Revolución Industrial. El Occidente tiene todo el crédito por los destacados logros que ocurrieron en Europa y la América europeizada, pero la idea de una concepción occidental inmaculada es una fantasía.

Gutenberg vía Bejing
El primer libro impreso fue un tratado en sánscrito indio traducido al chino por un medio turco. El libro, Vajracchedika Prajnapramitastra (a veces referido como “El Diamante Sutra”), es un viejo tratado de Budismo.

Fue traducido al chino del sánscrito en el siglo quinto por Kumarajiva, un “scholar” medio indio y medio turco que vivió en una región oriental del Turkistan llamada Kucha, pero que luego migró a China. Se imprimió cuatro siglos después, en el 868 AD. Todo esto, que involucra a China, Turquía y la India, es una forma de globalización donde el Occidente no aparece.

Por todo esto es que, en mi opinión, la idea según el cual la globalización de las ideas y de las prácticas debe ser rechazada por que implican la temida Occidentalización, esta tan fuera de lugar.

Los peligros de un diagnóstico equivocado
Esa idea sólo incita las tendencias parroquiales y socava la posibilidad de la objetividad en la ciencia y el conocimiento. No sólo es contraproductiva en sí misma. Dados las interacciones globales a través de la historia, también puede ser una causa para que las sociedades no occidentales se “disparen a sí misma en el pie”-aun el precioso “pie cultural”.

Amartya Sen nació en la India en la India en 1993, y es ganador del Premio Nobel en Economia en 1998. Se destacada por sus análisis sobre la pobreza y desigualdad. El original de esta traducción libre apareció en “The American Prospect”.

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