Economía

Libertad estratégica

En Venezuela, el presupuesto nacional dejó de ser manejado hace tiempo
según prioridades sociales y sí de acuerdo a las del gobierno de turno.

Por ello, la democracia de partidos decayó hasta el hundimiento en manos
de esta «democracia» sin partidos. Porque el partido de gobierno es de
hecho una entelequia, así como en algunos países lo es el presidente o
el rey. Su utilidad es protocolar. Aquí el jefe es el jefe.

La decadencia continúa. Porque el presupuesto se maneja según
prioridades del jefe, no de la inmensa diversidad de necesidades reales
que palpitan en el país. Por ello, el desenlace final del régimen es
inevitable, aunque la duración del ciclo que parece haber comenzado, sea
inescrutable. Cuestión de tiempo, dicen algunos, como armándose de la
paciencia de una ostra que aguarda la oportunidad de comer.

No es sólo el presupuesto nacional lo que se «gerencia» con ese
criterio, intuición iluminada de las potencias revolucionarias. Todo lo
que pomposamente se denomina «política económica» es como un engrudo mal
mezclado de medidas que se aproximan al anti-utópico ideal socialista de
un territorio con gente expropiada material, cultural e
intelectualmente, que dice, cuando la llaman, trabajar por la
revolución.

Las nacionalizaciones, expropiaciones o confiscaciones, según los casos,
no buscan ni resultados económicos ni objetivos sociales. Si así fuera,
ninguno de los casos sonados de los últimos días podría ser justificado.

Ni Cantv, ni el Aeropuerto de Caracas, ni RCTV, ni Elecar, podrían
calificar como empresas improductivas.

Se les llama sectores estratégicos, dando por sobreentendido que al
serlo deben pasar a propiedad del Estado. Hay que tener una obsesión
hobessiana para mal entender así la realidad, cuando lo más seguro es
que el reemplazo de propietarios conduzca a graves perjuicios a
usuarios, trabajadores y beneficiarios directos, así como a la
estructura económica y jurídica general, lo cual afecta a la población
entera. Quizá, en esta tónica desarreglada, el Teleférico del Ávila
pudiera ser considerado un activo digno de pertenecer a la lista
prioritaria por su impecable vista sobre el valle caraqueño y su costa
caribeña.

En realidad, lo estratégico es, en una concepción futurista y de siglo
21 de verdad, que empresas como estas pudieran multiplicarse y
mejorarse, descentralizarse y expandirse dentro del más sano concepto de
la competencia y su función social, para diversificar la propiedad,
reproducir el empleo y ser semilleros de nuevas aptitudes e iniciativas
para muchos jóvenes y viejos que pasan por sus enseñanzas.

Porque lo verdaderamente estratégico es el desenvolvimiento de la
libertad, con todas sus complejidades, contradicciones y potenciales,
porque es de allí que nace y crece la creatividad infinita del ser
humano, sin la cual la especie se anquilosa.

No es la aniquilación de la diversidad libre lo que está consagrado en
la Constitución o inserto en el alma nacional. La gran dirección
levemente dominante en la Venezuela moderna había sido lo contrario
hasta ahora, con desviaciones en el trayecto que movieron el péndulo
temporalmente en sentido contrario. La desviación actual pretende ser
suprema pero no tiene destino distinto a las anteriores. La democracia
elegirá otro camino.

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