Los apuros del 2010
Hay apuro en el gobierno por aprobar nuevas leyes y reglamentos, con un furor comparable al entusiasmo del gobierno en abril del 99, cuando la primera ley habilitante concedida al Presidente Chávez, escribió la fórmula de la centralización del poder en Latinoamérica: la eliminación de toda institución descentralizada y su absorción por ministerios, bajo el mando directo del presidente – artículo 1 de la Primera ley Habilitante-, el financiamiento del régimen por impuestos especiales cuya recaudación era controlada por el poder central de manera directa, la absorción de los poderes legislativo y judicial por la maquinaria política ganadora, la reforma de los servicios de salud y de toda la asistencia social mediante mecanismos que en principio decían intentar “una mejor regulación y financiamiento de los programas sociales para la alimentación y nutrición” pero que al final, desmanteló toda la red de asistencia pública construida en los cuarenta años anteriores, para sustituirla con la red de asistencia atendida por funcionarios extranjeros..
No se le había ocurrido todavía subordinar completamente a Petróleos de Venezuela, pero sí al servicio eléctrico, pues esa primera Habilitante sacaba de en medio como ente decisor a las empresas de Guayana en cuanto a la fijación de tarifas eléctricas en todas sus fases ( generación, transmisión, distribución y comercialización). La independencia de la Corporación se eliminaba, pues se consideraba como otro estado dentro del Estado , sospechosa de tener ideas propias.
Es a Habilitante ya anunciaba medidas con el objeto de “ reformar las leyes relacionadas con la tenencia y propiedad de las tierras del Estado, a fin de optimar su utilización en los planes de desarrollo agrario”.
De todos modos, aunque se salía del plano económico como había sido lo legal hasta la Constitución del 61, delimitaba todavía las materias de la habilitación, lo que quiere decir, que el Presidente no podía legislar sino sobre lo que estaba escrito en el papel. Mas adelante, en 2007 se le daría en la tercera habilitante del gobierno poderes generalizados a Chávez y por eso mismo, ilegales, ya que acababan con la separación de poderes todavía reconocida en la Constitución. Al no especificar para qué se le habilitaba, podía hacer e hizo, realmente su voluntad
Y que pasa en 2010?. Que la atribución total del poder y su ejecución , hizo claramente al gobierno actual totalmente responsable de sus errores en materia educativa, en materia de distribución de alimentos, en materia cambiaria, en materia eléctrica y le es imperativo, saltar al siguiente estadio y sortear la protesta popular por los desastres cometidos. Su solución es cerrar aún mas el puño y convertir al país en un estado que se defina socialista pero que en la realidad acompañe la realidad teocrática de Irán o la dictatorial clásica de Cuba: un práctica militante y obligatoria para los ciudadanos que los haga asumir sin discutir la realización de las ideas políticas del máximo líder, entregándole el control de su vida, su trabajo y su futuro.
Así pues, nos llegan la nueva ley de tierras, la nueva ley del mercado cambiario, la nueva ley de seguros , se imponen textos con la historia oficial en las escuelas y se somete al escarnio o a la amenaza todo lo que no sea culto a la personalidad de Chávez.
Se trata de cerrar las últimas rendijas que permiten el ahorro individual, el emprendimiento empresarial, la libre entrada y salida del país, la educación independiente y la distribución y libre compra de alimentos.
Si lo conseguirá o no el chavismo, es otra historia, pero el triunfo de la llamada revolución bolivariana pasa por imponer hoy a la asamblea multipartidista que se perfila en septiembre de este año, la camisa de fuerza de marcos legales inconstitucionales, atentatorios contra nuestros derechos individuales, aprobados previamente, sin discusión y sin reacción del ciudadano común, que carece de guía política en este sentido, ya que la tarea fundamental de sus dirigentes mientras el chavismo lucha por atornillarse en el poder es asumir una campaña electoral abstracta, dedicada a extasiarse en delinear un país ideal y no a luchar contra un status quo opresor y amenazante. Ojalá los nuevos parlamentarios se decidan a representar a sus ciudadanos en la defensa de sus intereses cotidianos e inmediatos, que son el camino para obtener un país libre.