Economía

Los cambios en la riqueza: ciclos y habilidades

Hay dos grandes tipos de ciclos económicos. Los ciclos de corto plazo,
que
tienen que ver las políticas económicas de estabilización, y los ciclos de
muy largo plazo, o de Kondratieff, porque se dan en un período que dura de
30 a 50 años.

Ambos tipos de ciclos tienen explicaciones económicas y tecnológicas, pero
a
ninguno se le han buscado explicaciones psicológicas y sociales. Aún sin
ser ni una cosa ni la otra, vamos a tratar de adentrarnos en ese tema.

Comencemos recordando que la historia del mundo no ha sido lineal, porque
si
no, todavía las únicas fuentes de poder y riqueza en el mundo serían
Egipto,
Siria, Mesopotamia y Mohenjodaro (Pakistán). La mayoría de los países
europeos (salvo Grecia e Italia) todavía andarían inmersos en la pobreza,
el
atraso y la vida selvática, en un nivel similar o inferior al de África
ecuatorial o nuestros yanomamis.

La evolución de los países ha sido más cíclicas que las propias teorías.

Todavía hace 500 años, Gran Bretaña era una parte del mundo
subdesarrollado.

Algunas naciones que fueron grandiosas y ricas en su momento, hoy
navegan
en la pobreza, como la India – Pakistán. El medio oriente es rico en este
sentido, porque muchos de sus países fueron la cuna de la civilización,
decayeron, se volvieron a levantar, y han seguido en ese ciclo, y no
renuncian a estar de primeros.

La abundancia atrofia

Hay un límite mínimo en el cual uno hace cosas que jamás haría, y otro
máximo donde uno se afloja y ya no hace nada. Imaginemos una carrera, que
mientras se está corriendo, todos se esfuerzan por mejorar, pero cuando
termina, la gran mayoría se echa a descansar porque ya no hace falta mover
rápido las piernas si lo que se buscaba (la meta) ya se alcanzó; y si los
persiguiera un tigre, seguramente correrían más rápido que para una
medalla
olímpica.

En lo social, un grupo de humanos en Los Andes demostró que podían llegar
a
ser caníbales civilizados por estar en una situación desesperante; y así,
muchos se dedican a la delincuencia, a la prostitución, etc. cuando la
predisposición y las condiciones lo imponen (porque hay muchos que lo son
sin tener necesidad). También hay personas que, a pesar de haber hecho
bastante dinero, siguen haciendo. Es como el corredor que aunque haya
logrado una medalla de oro olímpica, quiere repetirla en todas las
ocasiones
que pueda. Aquí están los Carl Lewis y los Sergei Bubka del atletismo, o
los Bill Gates y los Rockefeller del dinero, y éstas son las personas se
pueden poner como ejemplo, y no los que se rinden al conseguir la meta,
aunque sean de últimos.

Y es que parece que la abundancia, con el tiempo, atrofia las habilidades
para afrontar dificultades económicas. La última gran crisis económica en
los Estados Unidos terminó en 1982, durante el gobierno de Ronald Reagan,
y
a pesar de la corta recesión de 1991, se puede decir que en los últimos 19
años el ciudadano típico norteamericano se ha acostumbrado a la
abundancia,
y se le olvidó el comportamiento ante una recesión, ante una situación de
desempleo, ante una inflación, etc.

Por supuesto que la labor de un gobierno es asegurar el bienestar a sus
ciudadanos, y eso lo han logrado Reagan, George Bush padre, Bill Clinton y
George Bush hijo. Ningún gobierno va a originar intencionalmente una
recesión o se quedará cruzado de brazos ante una crisis económica, porque
si
no es raspado electoral y políticamente.

Sin embargo, todavía es temprano para vislumbrar el momento en que los
Estados Unidos declinarán. Todas las grandes naciones de la historia lo
han
hecho, y no creemos que EE.UU. llegue a ser la excepción. No vamos a
pensar
en tonterías como la de Hitler, que aspiraba a un Reich que duraría mil
años.

Pero repetimos, así como el organismo humano no puede defenderse contra
las
enfermedades desconocidas y para las cuales no tiene ninguna defensa, lo
mismo llega a suceder con la sociedad: llegará un momento en que muy
pocos
sabrán como manejarse personalmente en una crisis económica, y más
avanzado
el tiempo, llegará un momento en que los gobiernos (los gobiernos de las
grandes naciones suelen ser mucho más eficientes que los de las naciones
pobres) también se volverán incapaces ya ni siquiera de administrarse en
abundancia.

Vendrá la primera crisis, pero como hay mucha riqueza acumulada, saldrín
de
élla, incluso fortalecidos. Tardará un tiempo largo, vendrá otra crisis,
también saldrán de élla, pero con el tiempo, se sucederán menos
distanciadas. Y estoy hablando de crisis grandes, no de desaceleración
económica por dos meses seguidos, o algún indicador por allí, sino crisis
estilo 1929.

Pero no somos profetas, y no sabemos cómo reaccionarán ante cada una,
porque
ellos tampoco son tontos y tendrán a mucha gente estudiosa que los guiará
en
las acciones a tomar (y con mejores análisis que los contenidos en estas
líneas). No obstante, pasado un período más largo de tiempo, que
abarcaría
varias crisis y ciclos largos (puede ser de varios centenares de años, y
ni
Usted ni yo estaremos vivos), ya la gente comienza a volverse menos
eficaz,
y la comodidad se irá apoderando de más personas cada día. El «cómodo»
vive
bien, pero no genera valor agregado útil a la sociedad, y muy difícilmente
se puede esperar que uno de ellos llegue a hacerse rico.

Y si Usted no hace ejercicios ni ninguna actividad física, partes de su
cuerpo se pueden atrofiar o debilitar, y llegaría a haber una atrofia en
la
habilidad de generar riqueza.

Pero todavía no ha llegado el fin, no se preocupe, porque el país todavía
tiene mucha riqueza acumulada, y aunque ya no sea el superprimero ni el
primero, podrá mantenerse hasta por uno o dos siglos entre los países
importantes y de primer orden, y poco a poco irá disminuyendo su presencia
en la economía mundial.

Antes de seguir, recordemos que todo este análisis se basa en una
evolución
pacífica y sin sobresaltos para el país en cuestión, y que el resto del
mundo permanezca igual, porque esos eventos podrían reforzarlo o
debilitarlo, y los procesos se alargarían o acortarían.

Prepararse para cuando las cosas vayan mal.

Uno debe siempre prepararse para cuando las cosas vayan mal, no sólo
económicamente, sino también psicológicamente. Aunque uno viva en la
abundancia, es bueno enterarse de cómo viven los pobres, porque uno nunca
sabe las vueltas que da la vida, no solamente por culpa de uno, sino por
el
entorno.

No está de más informarse sobre lo que le sucede a los otros, y prepararse
para estar en su situación. El mismo hecho de que muchos dan limosna es
providencial, porque pareciera ser un indicio de que mañana las cosas se
podrían voltear y ser uno quien la pida.

De la misma forma, uno debe aprovecharse de su ventaja de recursos para
capacitarse. Por ejemplo, en las competencias de sobrevivencia en
ambientes
hostiles, suele ganar gente que vive en las ciudades y no en el campo ni
en
la selva ni en el desierto, pero la generalidad de la gente de las
ciudades
perdería cualquier competencia hasta en un ambiente rural amigable. Los
mejores conocedores de la agricultura no están en el campo, sino en las
ciudades, aunque los citadinos crean que la carne viene del supermercado y
no del ganado, y que la leche viene en botela o en polvo, y no de las
ubres
de una vaca. Y quienes mejor combatieron en el Golfo Aróbigo – Pérsico no
fueron los iraquíes, sino los europeos y los norteamericanos, quienes
seguramente no viven en áreas desérticas ni semiáridas.

Así que, repitamos, en la prosperidad prepárate psicológicamente para la
época de austeridad, que quienes las sobreviven son los futuros ricos de
la
época del futuro auge, y no permita que la abundancia atrofie sus sentidos
económicos.

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