Economía

Los Multilaterales tienen que modernizarse

La posibilidad de estar ante un nuevo orden mundial, nos debe llevar a reflexionar sobre la necesidad de modernizar la ideología de las instituciones y organizaciones financieras supranacionales, que sostienen la estructura financiera mundial.

Ahora mas que nunca, esta vigente la definición de «Mundo Ideal» expuesta por el economista norteamericano Paul Samuelson. En esta, se proyecta un mundo con eficiencia productiva, que suprime el establecimiento de las Naciones, en la cual cada zona o región explota sus ventajas competitivas, sin restricciones comerciales, siendo la solidaridad y el altruismo, características inherentes al sistema. La mundialización es total y la perfecta movilidad de los factores productivos coadyuva, a la distribución justa de los beneficios del intercambio comercial.

En esta teoría, el pecado original subyace en la división territorial-muchas veces arbitrarias- con la aparición de Estados y Naciones, en las restricciones comerciales y a la movilidad del factor trabajo. Coexistiendo, precisamente estas características en el modelo prevaleciente.

Actualmente, la mundialización, es un fenómeno avasallador, su indicador por excelencia, el «Grado de Apertura de la Economía» se incrementa exponencialmente, y encontramos que, para el año de 1998, América Latina alcanzaba un 44%, siendo ampliamente superado por nuestro país 59,5%, que participa en la Estructura Mundial, como un país periférico que suple de comodity al sistema (Petróleo).

Sin embargo, la mundialización no es de reciente data, la economía prevaleciente a finales del Siglo XIX y principios del XX, se caracterizo por la libertad en los flujos comerciales, financieros y migratorios, que fueron interrumpidos abruptamente por los albores de las Guerras Mundiales. Si realizamos un estudio comparativo entre ambos procesos advertimos dos claras diferencias en: el liderazgo y el factor trabajo.


    1- Países hegemónicos: A principios del Siglo XX, el Reino Unido asumió un papel de exportador neto de capitales. Hoy la dirección de los flujos es diferente y el país líder, Estados Unidos de Norteamérica, es el gran receptor de capitales, con un gran déficit comercial, financiado en gran medida, por las expectativas racionales de confianza y la posibilidad de emisión monetaria de la moneda dominante en las transacciones comerciales, el dólar.

    2- Movilidad del Factor Trabajo: En nuestros tiempos, en las relaciones Centro-Periferia, existen reticencias a los flujos migratorios. En los países de la Unión Europea, el tema es asumido con una gran ambivalencia, producto de dos enfoques claramente contrapuestos: La insostenible financiera del Estado del Bienestar, producto del envejecimiento poblacional local, frente a la sensación de desplazamiento laboral entre los nacionales. A pesar de esta ambigüedad, la movilidad del factor trabajo, deseada o no, es una realidad elocuente para los países del Centro.

A su vez, la movilidad laboral es una consecuencia de la nueva división del trabajo en la economía mundial, que nos enfrenta a una situación claramente paradigmática conocida en la literatura como «La Paradoja de Dani Rodrick» este enfoque critico sobre las restricciones e intervenciones, plantea que los Estados Nacionales, son coartados en sus políticas económicas, justamente cuando más demandan cobertura antes los efectos indeseables de los flujos financieros internacionales.

A esta realidad, la respuesta deseable, sería instrumentar políticas que minimicen los efectos que la mundialización produce en los países excluidos. Los académicos, partidarios de modificar el status quo, plantean dos posibles respuestas: La redefinición de la arquitectura financiera mundial y la integración regional.

La modernización ideológica de los Organismos Financieros, parece ser un requisito prioritario. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, son instituciones creadas sobre las experiencias de 1930, con algunas enmiendas a partir de 1973. En los tiempos posteriores a la crisis financiera de Asia, se abrigo cierta esperanza de cambios institucionales, cuando reconocidos economistas exteriorizaron sus disidencias teóricas sobre las funciones de FMI, sin embargo, los avances han sido pocos significativos e inclusive de carácter infructuosos, tal como, se desprende de la suspensión de la trascendental Ronda de Negociación de Seatle (1999) por parte de la Organización Mundial de Comercio.

De subsistir la indefinición y la abulia, los países del tercer mundo, como única opción, tendrán que acrecentar su integración regional, de adentro hacia fuera, con voluntad política, financiera y solidaria. El mundo se reducirá así, a polos de hegemonía comercial y nos acercaremos cada vez más al «Mundo Ideal» definido en la paradoja de Samuelson.

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