Economía

Los responsables

La inocultable crisis por la cual pasan las empresas básicas de Guayana es recogida por los medios de comunicación con visos cada vez más preocupantes. La paralización de una buena parte de la líneas de producción de las plantas siderúrgicas y de las del aluminio son de todos conocidas. Algunas de esta líneas de producción que han sido sacadas de operación como ocurre con líneas de celdas de aluminio primario son de muy dudosa recuperación, al menos en un futuro cercano. La puesta en marcha de esas líneas productivas requerirá, en adición a un gran esfuerzo gerencial, de cuantiosas inversiones de modernización  y remplazos.

        Las empresas han sido sometidas a lo largo de esto años a un desmantelamiento profesional casi criminal. Se ha privilegiado la solidaridad partidista, la lealtad al proceso revolucionario antes que el desempeño profesional. El accionista ha estimulado el enfrentamiento entre la gerencia profesional y los trabajadores en general. Se ha pretendido seleccionar las líneas gerenciales por dizque procesos de selección democráticos en los cuales los trabajadores escogen sus propios gerentes haciendo caso omiso del desempeño profesional.

        El accionista, estado venezolano, representado por el gobierno venezolano, ha utilizado la división entre los trabajadores para enfrentarlos los unos a los otros, a enfrentado a los trabajadores a los gerentes profesionales de estas empresas, ha engrosado las nominas de las distintas empresas con activistas creyentes del procesos así como también con un sinnúmero de los usuales oportunistas en búsquedas de remuneraciones fáciles y de sistemas de alta impunidad.

        Ha provocado y estimulado apetencias económicas imposibles de cumplir por las empresas privadas, para luego invocar ante este incumplimiento la inevitable estatización de las mismas a objeto de satisfacer las necesidades de los trabajadores. En cortísimo tiempo se develado tan burda estrategia al incumplir casi de inmediato las promesas laborales antes presentadas y lo que es peor aun, deteriorar las condiciones en los ingresos de los trabajadores posteriores a la estatización.

        Pero la cosa no se queda allí, el accionista estado diseña su estrategia para culpar a un tercero del desastre en el manejo de las empresas básicas del programa de Guayana. Ya hemos oído como el problema en el suministro de electricidad que vive nuestro país se debe entre otras cosas al fenómeno de El Niño, a la excesiva concentración de generación de electricidad que los gobiernos anteriores ubicaron en Guayana, al saboteo de unos empleados de las empresas en Guayana que no comulgan con el proceso revolucionario. La responsabilidad es de un tercero, nunca de la actual administración.

        Las acciones tomadas por el accionista, gobierno venezolano, con respecto a las empresas siderúrgicas, del aluminio, de las estatizada briqueteadoras permiten pensar que en muy poco tiempo el fracaso de las mismas se deberán al mal diseño y operación que las mismas tuvieron durante la cuarta republica, pero fundamentalmente responsabilizaran de este fracaso a los trabajadores para de esa manera enfrentar una creciente oposición laboral en la zona, la cual necesitan descalificar y reprimir con dureza.

        Los trabajadores serán señalados de capitalistas, burgueses, corruptos, vendidos al imperio y cuantos epítetos descalificadores puedan imaginar que permitan reprimir esa creciente y descontenta oposición a la gestión gubernamental. Los responsables serán los trabajadores y en honor  a la justicia, unos cuantos de sus dirigentes son acreedores de esa calificación.

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