Economía

Parlamento inicia consulta pública sobre Ley de Zonas Económicas Especiales

Un modelo importado de China cuya adaptación al socialismo bolivariano puede suponer una alternativa a la crisis venezolana o agravar más la situación

Del «socialismo con peculiaridades chinas» al «socialismo bolivariano». La crisis venezolana no da tregua y la administración de Nicolás Maduro no cesa de buscar alternativas que le permitan tomar aire. Ahora, los dos Nicolás Maduro (padre -presidente- e hijo -diputado-) han vuelto a poner sus ojos sobre el gigante asiático para imitar sus Zonas Económicas Especiales (ZEE).

El objetivo es el de atraer inversión extranjera y hacerlo con las singularidades habituales. Es decir, por el momento, el proyecto está rodeado de opacidad y varias voces de la oposición temen que sirva para entregar recursos naturales a intereses extranjeros.

La Comisión de Economía, Finanzas y Desarrollo Nacional de la Asamblea Nacional se reunió en el Salón de los Escudos del Palacio Federal Legislativo, para debatir el despliegue que se hará en todo el país con diferentes actores de la economía pública y privada, para realizar la consulta de la Ley Orgánica de Zonas Económicas Especiales.

José Vielma Mora, diputado en la Asamblea de mayoría chavista, explicó que la Ley de Zonas Económicas Especiales va a impulsar la economía. “Vamos a irnos a las exportaciones y generar confianza a los trabajadores y los inversionistas, para direccionar la ley tenemos que discutirla y hacer efectivamente la interpretación correcta al exterior”.

“Esta ley se rige por los principios de soberanía económica, seguridad jurídica, justicia social, desarrollo regional, localización, desarrollo humano integral, sustentabilidad económica, protección del ambiente, planificación pública, popular y participativa, eficiencia, productividad, libre competencia, simplificación de trámites administrativos, complementariedad, corresponsabilidad, honestidad, transparencia y solidaridad”, añadió Vielma Mora.

Una propuesta entre padre e hijo

La prueba de la importancia que tiene este proyecto para el régimen de Venezuela la muestra el ponente del, por ahora, proyecto de ley ante la Asamblea Nacional (AN), el diputado Nicolás Maduro Guerra.

«Asumimos el llamado del presidente Nicolás Maduro mediante el cual propuso analizar las posibles soluciones legislativas que permitan enfrentar las actuales criminales y crueles acechanzas imperiales de potencias extranjeras y de esta manera reimpulsar las líneas maestras de las zonas económicas especiales (ZEE)», dijo Maduro hijo en la tribuna de oradores de la AN.

La mención de su padre deja meridianamente claro el origen del proyecto y el interés directo de Nicolás Maduro Moros sobre la decisión del Parlamento de mayoría chavista. Además, invoca a las sanciones de Estados Unidos como elemento de cohesión y también sirve como excusa para no facilitar detalles claves del proyecto.

En una AN donde el 92 % de los diputados son oficialistas, el resultado de la votación final se puede prever. En el primer debate, celebrado el pasado 27 de abril, fue aprobado el proyecto de ley que sigue su camino parlamentario hasta recibir luz verde definitiva.

Según Maduro hijo, estas ZEE serán «una alternativa estratégica de inversión» que permitirá «asegurar el desarrollo industrial científico, tecnológico y financiero» sin perder el «equilibrio interterritorial» y perseguir mejores condiciones «socioeconómicas, geoestratégicas y geopolíticas».

Pero, ¿cómo funcionarán esas ZEE para conseguir todo esto? Ese es el gran misterio todavía sin resolver y que obliga a mirar a China.

El gran modelo chino

China es uno de los dos grandes aliados internacionales de Venezuela pero, más allá de coqueteos, es evidente que su modelo económico es, cada vez más, un referente para Maduro.

Maduro Guerra lo dijo con rotundidad en la AN: «Una gran ZEE exitosa es (la de) nuestros hermanos de la República Popular China, donde una zona llamada Cantón en los años 80 tenía una población de dos millones de habitantes, muy humilde y deprimida económicamente, y hoy, con una población creciente de más de dos millones de habitantes, es una de las principales zonas industriales de China».

Parece claro que el modelo chino marca el norte en la brújula venezolana.

Específicamente, en esas zonas, el Gobierno del gigante asiático aplica políticas económicas especiales, diferenciadas de las del resto del país y más orientadas al libre mercado.

A ello se suman incentivos que permiten que el comercio fluya sin las restricciones o autorizaciones del resto del país, mientras busca atraer muchas inversiones extranjeras.

El hijo de Maduro lo dejó también claro en su intervención: el modelo a implementar «supera los modelos tradicionales de organización y desarrollo regional y subregional del Estado venezolano e implementa dentro del régimen socioeconómico (…) la promoción estratégica de la inversión nacional extranjera pública, privada, mixta o comunal para impulsar ese tipo de propiedades».

El riesgo de la opacidad

El primer reclamo de los economistas en Venezuela es que se supere la opacidad en la gestión de Maduro. Del gasto público se desconoce casi todo, pues el presupuesto no es consultable, como tampoco lo es a quién se hacen concesiones, la producción petrolera o el precio al que se vende el crudo.

Con esa opacidad por bandera, el mayor riesgo de las ZEE radica en cómo se gestionen y qué suceda en ellas, pues Venezuela no es solo uno de los países más ricos en recursos naturales del mundo, sino que también tiene una de las geografías más complejas.

Por ambas razones, obtener información de regiones aisladas donde la minería y el petróleo abundan es cada día más difícil.

Todo ello desató las primeras críticas y el partido opositor Vente Venezuela, que lidera la conservadora María Corina Machado, denunció que el chavismo pretende poner en marcha unas zonas económicas «a la medida de sus intereses, de espaldas al país» y utilizando como base «el modelo totalitario chino».

A las críticas se unió el exdiputado Luis Barragán, quien denunció que las ZEE suponen «un mecanismo mucho más rudimentario de explotación por las mafias criminales de los recursos estratégicos que quedan en el país» y cree que serán las «zonas estratégicas especiales de las mafias».

Un modelo importado de China cuya adaptación al socialismo bolivariano puede suponer una alternativa a la crisis venezolana o agravar más la situación. 

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