Economía

Mensaje para quién

La caída de la producción de petróleo en Venezuela es hoy día un hecho aceptado por todos. Las cifras oficiales revelan una disminución en la producción de crudo desde el inicio de la presente administración hasta la fecha. De igual modo es aceptada esta pérdida productiva en los últimos cinco años. Las diferencias en la cuantificación de esa merma es lo que es objeto de discusión entre las distintas fuentes de información.

La Agencia Internacional de Energía estima que la producción venezolana estaría aproximadamente en 2,3 millones de barriles diarios, un tanto similar recogen los informes mensuales del cartel de la Opep. Las cifras oficiales dadas por la actual administración van desde un mínimo de 2,8 hasta 3,1 millones de barriles diarios. El Ministerio de Energía y Petróleo aduce que esta diferencia se debe a que tanto la Agencia Internacional de Energía como la Opep ignoran la producción de crudo mejorado procedente de la Faja del Orinoco; no obstante, ambas agencias dicen tomar en cuenta esa producción y en sus fuentes utilizan información de terceros. El cálculo de la producción de crudo utilizando mecanismos indirectos permite estimar el volumen en aproximadamente 2,8 millones de barriles diarios.

En cualquier caso, la caída de producción se puede estimar entre 700 mil y un millón 200 mil barriles diarios. Esto es en el mejor de los casos equivalente a la producción colombiana de petróleo o a tres veces la producción de Ecuador. La estatal petrolera viene reportando en sus dos últimos años una disminución significativa tanto en los aportes fiscales como en las ayudas sociales a las distintas misiones.

Lo que pareciera lógico concluir es que la política que el Gobierno nacional ha instrumentado en torno al sector petróleo ha provocado un decrecimiento del sector en cuestión. Por otra parte, las políticas económicas desarrolladas han traído como consecuencia una mayor dependencia como nunca antes de los resultados de la industria petrolera. La decisión de posponer el paquete de medidas fiscales agrava aún más la presión para obtener mejores resultados de la industria petrolera venezolana. Las declaraciones oficiales de lo innecesario del incremento de producción por parte de la Opep y al mismo tiempo anunciar el propósito de incrementar la extracción venezolana, constituye una evidente contradicción.

Los sauditas, los iraquíes, para citar sólo dos de los más importantes países miembros de la Opep, han continuado incrementando su producción con las consecuencias negativas sobre los precios y los efectos que éstos tendrán sobre la golpeada economía venezolana.

El Gobierno anuncia revisiones de sus planes de asociaciones con empresas extranjeras para la explotación de la Faja, para el caso de que sus socios no hagan las inversiones requeridas para incrementar producción. Sin embargo anuncia al mismo tiempo una reducción del esfuerzo propio de inversión de un 60% con respecto a 2010, de igual manera el afán estatizador no encuentra mengua, más contradicciones.

Progresivamente las políticas económicas que a lo largo de los años ha desarrollado la actual administración, van reduciendo tanto la credibilidad gubernamental como el margen de maniobra del mismo. Se aprecia un gobierno prisionero de sus propias políticas, un gobierno incurriendo en contradicciones cada vez mayores y más frecuentes. Los mensajes que envían sus distintos voceros parecieran más dirigidos a instancias superiores del propio gobierno que al destinatario que dicen invocar. La tarea asignada a los responsables de la industria petrolera luce casi imposible de cumplir y ellos los saben, pero por otra parte sus superiores lucen desconocedores de estas realidades.

 

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