Economía

Misterios de PDVSA III

 Como habrán podido ver en nuestras dos columnas anteriores, el contrato chino de petróleo a futuro y mega-préstamos a Chávez es ilegal, porque no se han cumplido los requisitos que establece la ley. Eso no importa en la actual Venezuela, pero importará mucho cuando los depredadores hayan huido.

Si revisamos el contrato se entiende por qué tanto secreto. El contrato contempla un «bono de entrada». Como ya los chinos entraron, se supone habrán pagado. Nadie sabe cuál fue el monto ni adónde fue a parar ese dinero. ¿Quién tiene los reales? ¿Fidel? ¿El teniente? ¿La capitana? ¿El hermano? ¿Fausto? Nadie lo sabe. Ni los jefes del PSUV. Bienvenidos a «La cueva de Ali Babá».

Después del gran bono inicial,  los chinos deben haber pagado el «bonito»; es decir, los 20 mil millones de dólares de adelanto por petróleo que entregaremos en el futuro. La renta de los hijos entregada por los padres. Chávez necesitaba esos centavos para ganar las pasadas elecciones parlamentarias.  Explicación política de un mal negocio. Podemos sacar la cuenta de cuánto pagó Venezuela por cada diputado chavista. Cada uno de los puntos porcentuales (48%) que Chávez sacó en las parlamentarias costó 400 mil dólares en deuda china. Eso no lo pagará Chávez, sino nuestros nietos.

Lo del petróleo vendido a futuro tiene otros bemoles. Veamos uno solo. Los 20 mil millones de dólares y los otros miles de millones que están en camino son un crédito a un interés que aunque es secreto suponemos que es muy elevado, porque Venezuela tiene el recargo de “riesgo país” aplicado a los malapagas. Ese interés debe ser variable, porque hoy en día ni los chinos aceptan un interés fijo. ¿Cuánto interés estaremos pagando? Entre 9 y 12%, por lo menos. Los intereses están subiendo y la mitad de la deuda es en yuanes. Además, los chinos pueden modificar la tasa de cambio del yuan a su antojo y lo van a hacer para cobrar más por lo que han prestado.

Luego de hablar de lo divino revisemos lo humano. Las empresas exportadoras chinas y rusas son privadas. Exportan bajo la sombrilla del Estado y pagan comisiones como cualquier hijo de vecino. Las principales coimas están en el flete porque el precio marcador del petróleo no es secreto. Los  armadores de Fidel, además de Ruperti y otros boliburgueses dueños de tanqueros,  están metidos en el negocio full chola. El costo del flete se «acuerda» en secreto entre los negociadores y al monto a pagar a PDVSA se le deduce del valor del embarque. Es un negocio redondo para todos ellos y malísimo para la pendeja de siempre: Venezuela.

 Entretanto, Venezuela apenas cobra $5 por barril de petróleo entregado a China, cuando el precio internacional es mayor de setenta. Lo que nos pagan no alcanza ni para cubrir el costo de producción. Hablaremos de eso en próxima entrega. La pregunta es, ¿hasta cuándo aguantaremos ese desangramiento?

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