Economía

Negocios eléctricos en Venezuela 2002

En esta ocasión se trata de describir los orígenes y fundamentos de la regulación de los servicios públicos, con énfasis eléctricos, mostrar su evolución en el tiempo, hasta culminar con la introducción del “modernismo” en Venezuela por intermedio de la nueva Ley de Electricidad (1999, habilitada 2001), destacando bajo esta retrospectiva justamente los desafíos y dificultades que se presentan para el logro de funcionamientos eficientes y deseados para los distintos actores del sector eléctrico: los usuarios, las empresas, los trabajadores, el Estado mismo.

Lo haremos por intermedio de breves notas que ilustren tales referencias, teniendo en mente sus implicaciones sobre las perspectivas de los negocios eléctricos en Venezuela. Se espera que esta pequeña historia contribuya a la mejor comprensión de la reforma por venir del sector.

  1. Las raíces: los orígenes de la regulación de los servicios públicos

    Normalmente se acepta(ii) que la introducción de la regulación de los servicios debe atribuirse al Magistrado Mayor Lord Chief Justice Hale (1609-76), en su tratado “De Jure Maris”; él dijo que cuando la propiedad privada era afectada por el interés público dejaba de ser exclusivamente de juris privati. Dictamina el magistrado:

    …un Rey tiene (the) “…right of franchises on privilege, that no man may set up a ferry for all passengers, without a prescription time of mind, or a charter from the King. He may take a ferry of his own use or the use of his family, but not for the common use of all the King´s subjects passing that way; because it doth in consequence tend to a common charge, and is become a thing of public interest and use, and every man for his passage pays a toll, which is a common charge, and every ferry ought to be under a public regulation, viz.: that it give attendance at due times, keep a boat in due order, and take but reasonable toll; for if he fail in these he is finable…”

    Posteriormente encontramos(iii) una descripción muy aseada y completa, correspondiente a mediados del siglo XIX, donde se describen las técnicas regulatorias en Europa — que se extendían no solo a los actuales “servicios públicos” sino que abarcaban hasta panaderías y funerales, con sus respectivas tarifas: había hasta entierros con más de 50 frailes, que seguramente garantizaban “libre acceso” a los mercados celestiales…

  2. . El concepto de monopolio natural.

    Ya para esa fecha, cuando se iniciaban las redes urbanas de distribución a los domicilios, la existencia de varias compañías en competencia por el mismo servicio resultaba relativamente encombrant, engorroso, e incluso físicamente imposible, para no mencionar el aspecto económico, y las mismas economías de escala.(iv) Y por el factor de utilización por mayores densidad de carga por kilómetro de red.(v) Y luego vino la integración vertical, casi del estilo petrolero.

    Era la época de varias compañías socavando zanjas por las mismas aceras o vías, hasta multitud de carruajes-autobuses jalados por caballos. Eliminada la competencia entre compañías por la entrada del monopolio natural, se planteó entonces el problema de la fijación de tarifas para proteger al usuario que no tenía ahora selección entre vendedores, que tratamos seguidamente.

  3. . Metodologías de la regulación tarifaria.

    Es curioso notar que uno de los métodos más inteligentes para regular tarifas en monopolios naturales — con la debida distribución de los beneficios por logros en la reducción de costos por alzas de productividad, de modo que fueran repartidos entre los usuarios (bajas de tarifas) y las empresas (aumentos de utilidad) ocurrió casi con el comienzo de las distribución.(vi)

    Nos referimos específicamente al método de la “escala móvil” que tuvo su origen en la Ley de Gas Sheffield aprobada por el Parlamento Británico en 1855. Para no complicar las cosas, diremos que estos métodos, en general denominados como de “función de comportamiento” (performance-based) o “ganancias compartidas” se basan en que cualquier aumento por encima de la rentabilidad aceptada se reparte entre los clientes (rebaja de tarifas) y los accionistas (mejora de utilidades).

    El punto evidentemente trata de utilizar el incentivo “voraz” del inversionista de aumentar sus ganancias, beneficiando a la vez al suscritor. En vista que se eliminó la competencia, que era el factor motor antes, con este procedimiento queda siempre vigente un incentivo de lucro, lo que es saludable.

    Fatalmente lo que se persigue es instaurar un mecanismo que induzca a disminuir los costos de la empresa, que manteniendo la utilidad del accionista, al mismo tiempo se traduzca en tarifas más bajas. El viejo cuento, ¿planificación o mercado?

    Aunque estos procedimientos (con diversas variantes, como el Plan Washington con la Potomac Electric, &&) eran convenientes, se fueron abandonando por diversas causas, y solo el sistema del “costo del servicio” se extendió en muchos países de América Latina (también mas recientemente el costo marginal), y es el que se ha venido usando en Venezuela desde hace años, para varios tipos de servicios públicos.

    En lo fundamental se determina una tarifa que se calcula por una rentabilidad “justa y razonable” (normalmente, hoy, cerca del 12%, lo que gana una inversión con igual riesgo) aplicada a basa tarifaria requerida para el servicio, en términos re-expresados o revaluados.

    Esto se mantuvo por algún tiempo. Luego aparecieron novedades, algunas por adelantos tecnológicos, otras por razones ideológicas. Y aquí llegamos a la nueva ley de electricidad en Venezuela. Que se afinca en varios de los factores citados: principalmente en la introducción de la competencia (y la segmentación consecuente), el uso del costo marginal, y el respeto a un nuevo concepto: la “satisfacción” (servicio no es solo tarifa sino tarifa más calidad), y otros ingredientes como multas por interrupciones. Pero comentemos antes brevemente la “época marginalista” (1973-) y otros aspectos llamativos que se han incorporado a la nueva legislación venezolana .(vii)

  4. .La venta al costo marginal

    El marginalismo surge en los servicios públicos como una escuela “moderna” de pensamiento relativamente erudito, auspiciada básicamente por los organismos financieros internacionales (antes por EDF), lo que ha introducido la suspicacia que fue una herramienta útil para “justificar” alzas tarifarias que protegieran el servicio de la deuda de sus créditos, en una época, cuando el shock petrolero del ´73, en que los costos termoeléctricos sufrieron importantes sacudidas financieras. Esta teoría se “vendió” en oposición al costo plus, que por cierto se utiliza cada vez menos: ahora es el tiempo del “price cap” (tope de precios) y “empresas eficientes de referencia”, y otras estrategias asociadas a premios y castigos por calidad, por ejemplo.

    El marginalismo es de vieja data. Atribuido erróneamente a Dupuit(viii) — fue rescatado por Hotelling en 1938 y luego por la gente de Electricité de France, de donde se fue difundiendo no solo en electricidad, sino en otros servicios como agua y alcantarillado, poco en autobuses.

    Básicamente el argumento se refiere a que cuando la disposición a pagar de los clientes se iguala al costo marginal del productor, el bienestar total, medido por los excedentes(iv) de productores y consumidores es el óptimo. En términos rústicos, si Ud. esta dispuesto a pagar 500 bolos por los beneficios de cada kwh (un aire acondicionado de ventana prendido una hora) y le cobran 70 Bs.(tarifa actual), Ud. se está embolsillando (psicológicamente) “bienestar” de 430 Bs, y todos los bienestares de todas las gentes logran máximo en este punto. Y los del productor también. Happy end (so they say!).

    Nosotros hemos realizado una crítica a esta metodología (en Economía Energética, 1982), bajo el argumento que el modelo original, de competencia perfecta, no se puede aplicar válidamente a los monopolios; solamente es útil, y así la hemos propuesto, como “marginalismo pragmático”, cuando vender hoy al costo futuro implica una reorientación de las estructuras del consumo, de modo que la gente use más lo que será más barato producir. Y así las estructuras del consumo serán óptimas, especialmente cuando se aplican del mismo modo en las energías competitivas.

    Esto es muy distinto del óptimo de Pareto y de calcular la disposición a pagar de los consumidores para igualarlo al costo marginal de las empresas, aparte de otras críticas válidas(x) . Especialmente considerando que todo depende del nivel de calidad (confiabilidad) en que se encuentre cada sistema.

    Claro, cuando el costo marginal de largo plazo (que incluye inversiones futuras) resulta menor que el costo promedio, los gerentes de las empresas están poco dispuestos a aplicar esta teoría, y viceversa. En Venezuela en general los costos marginales de largo plazo han sido menores o iguales a los existentes, pero mucho menor que las tarifas comerciales e industriales, que son las que subsidian los precios residenciales o “sociales”. Esta versión nuestra, como acotamos, la hemos llamado de “marginalismo pragmático”(xi).

  5. . Novedades tarifarias, el ciclo neoliberal y la competencia.

    Se empezó a cuestionar desde hace algún tiempo, con la ola neoliberal (“desregulación(xii) de los servicios) avanzada por Reagan y Thatcher, que la regulación monopólica no era la mejor solución para el logro de la eficiencia en los servicios públicos. Que había en introducir la competencia(xiii) . Es la muerte del monopolio natural, aunque no en todos los sectores: en la práctica transmisión y distribución seguían monopolios regulados, pero bajo nuevas metodologías.

    Con la llegada del liberalismo (el mercado) como el instrumento de eficiencia por excelencia, se aceptaba básicamente la privatización y segmentación (producción, transporte, distribución, comercialización) de los servicios públicos, antes integrados verticalmente. Por varias razones. Un principio básico era que el suscritor no tenía que pagar por las ineficiencias de las empresas: sobre-costos (burocracia por presión partidista o familiar) o por inversiones innecesarias, cuando se regulaba por costo-plus.

    Entonces surgió la conveniencia de establecer como referencia a una “empresa eficiente modelo” – aquella que pudiera funcionar con empleados, inversiones y gastos mínimos a una determinada calidad, o bien se imponían tales instancias a las empresas privadas, con la famosa fórmula del tope de precios, price-cap:

    Tarifa nueva = tarifa vieja (IPC – ajuste productividad)

    Donde las tarifas tenían que rebajarse anualmente por mejoras en productividad, en costos, de una manera compulsiva. La verdad es que era una mejora sobre el cost-plus, que garantizaba una rentabilidad sobre la “base tarifaria” (activos netos o patrimonio).

    Subsidio eléctrico

    El problema de los subsidios o sobreprecios (entre usuarios o entre regiones) merece este párrafo aparte. Cuando los beneficios sociales de subsidiar la electricidad son mayores que los costos, parece conveniente establecerlos durante la promoción del desarrollo, especialmente rural y en las áreas de actividades hogareñas (luz para la educación nocturna, TV e internet, conservación de alimentos) – no así para actividades industriales, lo que conduciría a una ubicación errónea de las plantas(xiv) . O sea que la Electrificación Rural sola no es efectiva: solo en conjunción con otros esfuerzos de producción y servicios. Y lo mismo vale para la tarifa social.

    La verdad era que en muchos casos, como se garantizaba el rendimiento de la inversión de servicios eléctricos, no importaba cuál o cuánto fuera ésta, había una propensión natural del empresario de aumentar la inversión y así la ganancia automática. Es el método del cost-plus. Esto conducía a la sobre-inversión, lo que no era siempre malo, porque implicaba más instalaciones y mejor calidad (nivel de apagones o interrupciones), pero a mayores costos/tarifas.

    Lamentablemente podría igualmente incluir inversiones inútiles, o dispendiosas, o simplemente no asociadas al servicio eléctrico. Así se pensó regresar a la vieja y noble competencia, y para ello, a la eliminación de la “integración vertical” (generación, transporte y distribución) por una misma empresa.

    Un mercado imperfecto

    Realmente la competencia en generación eléctrica, que es donde se ha considerado válida, solo puede darse en los mercados que sean mercados, que cumplan las formalidades, y una de ellas es la pluralidad, la atomización, la multiplicidad, de los agentes, lo que en el caso venezolano no es exactamente válido, especialmente por el dominio (70%) de una sola empresa, la estatal Edelca, que explota la cuenca del Caroní, unos 12.000 MW instalados (del total de 30M), con cerca de 60% de agua asociada.

    Se supone que por ahora transmisión y distribución siguen bajo la férula regulatoria, pero ya existen señales y ejemplos de competencia y selección directa de los vendedores, con pago de peaje a la red distribuidora; incluso los cambios de vendedores pueden ocurrir semanalmente según el mercado, o según la inclinación a comprar “energías verdes” durante el fin de semana…

  6. . Novedades tarifarias: el concepto de calidad y “satisfacción”.

    Debemos reconocer que provenimos de una generación (circa 1960) cuando el monopolio natural no se cuestionaba: mientras más economías de escala mejor, nada de small is beautiful. Y las tarifas eléctricas eran solamente caras o baratas cuando se comparaban con otras comarcanas de otras empresas, con cero mención a nivel de interrupciones, a niveles de calidad.

    Felizmente para los usuarios, se ha entronizado recientemente, y cada vez más, el concepto de calidad, de “satisfacción”. Puedo tener igual satisfacción con servicio muy bueno y tarifa muy cara, o viceversa. Obviamente mientras mas inversión y gastos para mejorar el servicio, más cara la tarifa. El usuario estará dispuesto a pagar mayor tarifa para mejorar la calidad, hasta un cierto límite: cuando el aumento de tarifa es igual a la mejor del costo de la falla eléctrica: es el óptimo. Lo malo es cuando la calidad no corresponde al precio (R.B. de Venezuela!)

    No pueden aceptarse tarifas caras si el servicio es malo, son dos cuestiones asociadas, vienen juntas. Y hasta se puede cuantificar el costo del daño, del tiempo perdido por la mala calidad(xv).

  7. . La llegada del “modernismo eléctrico” a Venezuela.

    Si bien todos estos “adelantos” se fueron extendiendo por el mundo mas o menos por los años ochenta, realmente llegaron a la R,B. de Venezuela (en lo legal) en 1999, aunque parece, por los vientos que soplan, que tardará varios años en instalarse. Aparentemente hay muchos dolientes: la reforma afecta serios intereses, como es lógico esperar, tanto públicos, por parte de las corporaciones y de los partidos políticos, como por los sectores privados.

    Concluyendo nuestro repaso de la regulación histórica y su impacto en Venezuela, se pudiera decir que el sistema tarifario de costo plus vigente en Venezuela desde los últimos años favorecía más a las empresas que a los suscritores. Al observar la configuración de precios y calidades respectivas (horas de interrupción por año) el resultado es absolutamente caótico: las empresas de tarifas más bajas (como Enelven) muestran las mejores calidades (por extrañas razones) – mientras que las compañías de tarifas más altas (como Cadafe) tienen los peores índices de interrupciones. Es lo que llamamos la “paradoja estrepitosa” –como los guisos del Quijote. Mientras que otras (como EDC) tiene tarifas caras pero buena calidad de servicio, incluso con redes subterráneas que no disfruta ni una de las ciudades más bellas del planeta, Washington DC.

    Aplicación de la nueva ley

    Ahora bien, si enumeramos las “novedades” según la evolución reciente de la regulación eléctrica, como es la pretendida aplicación de la nueva ley, encontramos las siguientes (1) modificaciones estructurales, y por tanto generadores de “reflejos defensivos” (tal como las estipula la ley de electricidad), y luego (2) los puntos de resistencia.

    En otros países se instaló un “grupo de sabios” de suficiente peso político económico y legal para la “alta cirugía” que implica meter a las empresas por el redil, lo que podría ser un proceso de varios años.

    Nos enfrentamos a un cambio brutal en el sector, y habrá que entrenar y preparar desde los ejecutivos, a los trabajadores, a los suscritores, al poder político. Veamos algunos de los probables acontecimientos posibles.

    <bLista de Principios y Agravios de la ley con algunas acotaciones
    imposiciones notables,reacciones defensivas y medidas inmediatasL

A. Imposiciones notables

  1. Viene un cambio brutal. El objetivo principal de la ley es dar serviciio eléctrico de buena calidad al menor costo posible evitando cualquier ineficiencia, e introduciendo los mecanismos para lograr tales fines. Actualmente las tarifas no tienen mucho que ver con la calidad (nivel de interrupciones), todo lo contrario. Es lo que hemos llamado la “paradoja estrepitosa” y existen algunas inequidades — ¡iniquidades dije?. Ver Fig. Tarifas-Calidad.

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  2. Introducción de la competencia en generación. Requiere desintegración vertical en filiales de generación; transporte y distribución siguen monopolios sin nexos funcionales con las casas matrices (¡se espera!).

  3. Rescate de los derechos del usuario(1). Pago de multas por infracciones en la calidad del servicio estipulada en normas y Reglamento de Servicio uniforme (incluyendo compensaciones por daños a equipos e instalaciones de los clientes, sanciones por incumplimientos a clientes regulados, restitución en KWH a clientes por energía no servida interrupciones, &&)

  4. Rescate del usuario (2). Reconocimiento para facturar a los clientes solo los costos y gastos «eficientes» – según lo estipule el ente regulador – es decir, tarifas no deben reconocer nunca más exceso de empleados, de gastos, de inversiones. (Qué será de la vida del defensor del pueblo?)

  5. Los derechos de las empresas: no más eletricidad sustraida ilegalmente – a veces por invasiones (“barrios ilegales”) cuyas servicios (especialmente agua y electricidad) son concedidos graciosamente por las autoridades. Ver. Figs, 2, 3 y 4.

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  6. Se eliminan (?) los subsidios existentes para las regiones pobres (andes, llanos). Podrían ocurrir alzas tarifas importantes en varias regiones, cuyos subsidios eran alimentados por las regiones industriales– ¿qué será de la electrificación rural si todas las inversiones tienen tarifas rentables? – requieren subsidios específicos. ¿Y la tarifa social?

    B Anomalías existentes . Reacciones defensivas

  7. Morosidad del Sector público El elevado volumen de las acreencias del sector público a todos los niveles y la ineficacia (a veces aceptada) del cobro a los clientes parece sugerir la privatización como un camino inevitable para el funcionamiento del sector en términos modernos. Camino desechado por la V Republica.

  8. Clientes fugitivos y empresas náufragas: pérdida de los grandes usuarios (siderúrgicas, cementeras, petroquímicas, &&) de distribución. más el problema de los gastos incurridos en función de los clientes esperados, que ahora son fugitivos por mejores ofertas en el Mercado Mayorista, por baja eficiencia de las viejas instalaciones termoeléctricas. Resistencia especialmente de Cadafe, un problema de supervivencia en algunas regiones, a menos que la eliminación real del subsidio residencial se aplique.

  9. Ante el riesgo e incertidumbre para las nuevas inversiones, especialmente en generación, cuando existen proyectos para la contratación inmediata de paquetes de potencia (tipo PPA, Power Purchase Agreements) para remediar los déficit regionales. Cuando la mayor parte del parque termoeléctrico se encuentra en estado comatoso, especialmente con bajas eficiencias.

  10. Resistencias de los inversionistas a abandonar el control de las casas matrices sobre las filiales, especialmente como garantía para la asignación de contratos de contra venta para eludir la competencia cuando desventajosa (Planta Centro, Ramón Laguna, turbinas de gas de Cadafe).

  11. Problema de los ingestes gastos para efectuar la segmentación a corto plazo, por efecto de exigencias del impuesto al IVA, a los activos fijos, al ISR, &&. La nueva versión de la ley (31/12/01) atendió parcialmente estos problemas.

  12. Política energética y precios de energías primarias Se impone una mejor coordinación entre las políticas de precios de las energias primarias. las tarifas “take or pay” del gas natural (cargo por demanda dominante) no se adecuan al sistema propuesto en el mercado mayorista de balance spot, cuando las unidades entran por orden de mérito.

  13. Sanciones por mala calidad.. Algunas empresas argumentan que sin recursos financieros iniciales no podrán cumplir las multas o sanciones por fallas de calidad exigidos para la fecha de entrada de la ley y sus reglamentos. Se presenta además un problema legal. Como se indicó antes, no pueden imponerse multas sin el debido proceso, lo que sugiere la conveniencia de establecer más bien compensaciones (establecidas en los contratos de servicio) para obligar las empresas a enmendar la calidad del producto, del servicio técnico, y de los servicios comerciales.

  14. Implantación de las medidas de transición previas a la segmentación (2003) y la instauración del mercado mayoristas (2005). ¿Cómo se van a pagar multas por calidad sin inversiones previas? ¿cómo se puede despedir tanta gente de repente, cuando innecesarias? – ¿Cómo se suavizan las alteraciones tarifarias? – se plantea un lapso de “transición” – a diseñar inteligentemente.

    C. Medidas inmediatas(periodo de transición)

  15. Selección del Zar eléctrico. Realmente estamos de acuerdo con la V república (ça va pas, la tête?) en utilizar a los militares en actividades productivas, puesto que las funciones de guerra parecen obsoletas en estos tiempos del Imperio Americano. Habría lentamente que reducir la actividad de los soldados. Sin embargo, habría también que programar alguna reingeniería de manera de transformarlos, entrenarlos, en la operación y gerenciación de la cosa pública. Simplemente estudiar la reducción gradual de ola FA:

    En este sentido la designación de un dirigente ejecutivo y bien preparado (¡ahí vienen los mandarines!), con peso político, es materia de la mayor prioridad. asociado a lo anterior, crear cuanto antes los organismos establecidos en la ley: Comisión Nacional de Energía Eléctrica, Centro Nacional de Gestión.

  16. Aprobar finalmente el régimen económico que estudian FUNDELEC/MEM. Tomar las decisiones claves de trasparencia, entre ellas: precios de los contratos de mediano plazo de Edelca, para los contratos administrados de suministro de mediano plazo, régimen del mercado mayorista en contratos y spot (de balance), régimen para las tarifas de distribución, &&

  17. Vienen serias fallas eléctricas. La coyuntura climática (falta de agua), y los cuellos (congestión por desinversión) de transmisión (Fig. 5). que son dos cosas distintas- Siempre habría apagones por falta de transmisión, eso se sabia desde hace años, básicamente en Cadafe. La baja de Guri (Figs. 6, 7 y 8) es una situación coyuntural que parece aceptar un lapso de transición donde el sistema de multas, la absorción de pérdidas ilegales y otras dolencias sean ignoradas o amortiguadas.(%=Image(6463566,»C»)%),(%=Image(2360761,»C»)%),(%=Image(3226013,»C»)%),(%=Image(3904301,»C»)%)
    Aquí se plantea la domesticación de la demanda(xvi) , “la doma de la bravía” (Ver Figs. 9 y 10).

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  18. Financiamiento del sector. Tendría que incluir garantías aceptables para la atracción de capitales. BOT, PPA (acuerdos para la compra de potencia, con lapso y precios establecidos, normalmente para casos de emergencia. Aparente rechazo del gobierno a la privatización de las filiales – lo que pudiera implicar aumento de la morosidad; lo que pudiera agravarse por la utilización de militares en la gerenciación de las empresas publicas, gente preparada para la guerra. Ah! Y la seguridad jurídica, que en un país de habilitantes parece escabrosa y voluble, etérea. Y no hay nada más nervioso que un millón de dólares. Artiles (XXXV Mesa Redonda de Caveinel, oct.2001) menciona la cifra de 1.250 MM$/año para las exigencias de inversión previstas (600 generación, 300 transmisión y 350 distribución).

    El uso de mecanismos inmediatos de potencia como el PPA adicionalmente alteraría el espíritu de competencia que debería prevalecer en la selección de inversiones para el mercado mayorista del futuro. ¿Será que habrá tiempo para todo?. Dios no está muerto…

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CODA 1

Repasadas las ventajas y debilidades de la lista de agravios que precede, básicamente las perspectivas de los negocios eléctricos en Venezuela, vista la nueva ley en mucho dependerán de:

La selección de un líder, como los llamados “mandarines” (que dominan las variables políticas y económicas y energéticas, preferiblemente civilizado): que controle los órganos y autoridades legales requeridos, que someta las corporaciones (y los usuarios) dentro de las normas de disciplina aprobadas, diseñando una hábil transición para adaptar empresas, ejecutivos, trabajadores y usuarios a las nuevas conductas, antes desconocidas; que aplique las sanciones y multas por mal servicio; que instale a tiempo la segmentación contra los reflejos defensivos de distinto origen, que reduzca las pérdidas evitando el populismo y la regaladera de servicios, las pérdidas negras, preferiblemente privatizando; que minimice los subsidios, incluso inter-regiones; que promueva las reformas legales y financieras que permitan la atracción de capitales para obviar la actual desinversión — entonces, si Dios quiere (y llueve) – las perspectivas del sector eléctrico venezolano serán favorables, en el mediano y largo plazo, un porvenir termoeléctrico que auspicie la competencia en la producción de electricidad, con energías primarias compitiendo según los que salga menos costoso al país en el espacio y en el tiempo. Dieu merci.

CODA 2 – Lista corta macroeconómica

Todo lo que acabamos de escribir tiene un preámbulo no escrito, y es que la adopción de las medidas estipuladas en la Ley 99-01 dependen en mucho de la política económica, de la visión macroeconómica del gobierno.

Vemos dos opciones:

1. Seguir con el facilismo, el populismo y la regaladera de servicios. El sector eléctrico seguirá con acreencias públicas, robo de electricidad, &&. Nadie aceptará multas por interrupciones, menos compensar a los usuarios. Business as usual , o más pior;

2. O adoptar un régimen serio de inversiones y producción para generar empleo, y que el trabajador pague todos los servicios. Es el otro futuro para los negocios eléctricos bien encaminados.

¿Cuál camino seguirá el gobierno? – ¿Alguien quiere apostar?

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NOTAS

(i) Individuo de Número de la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat (sillón No. 1). Doctor en Derecho y Economía de la Energía por la Universidad de Paris I (Sorbonne). Ex asesor del Consejo Nacional de la Energía. Ex Vicepresidente (Distribución y Ventas) de CADAFE. Presidente de ConsultService C.A., Ings. Consultores, Caracas. [email protected]. Esta texto es una versión corregida y graficada de la aparecida en Petróleo YV, No. X, dic. 2001.

(ii) Véase “Gas rate fundamentals”, AGA Rate Committee, pag. 76. Citado por MENDEZ AROCHA, Alberto, en “Economía eléctrica – siete artículos” – Publicaciones de CADAFE, Caracas 1970

(iii) Véase por ejemplo el excelente trabajo de CHADWICK, Edwin, Esq., C.B. “Results of different principles of Legislation and Administration in Europe; of Competition for the Field, as compared with Competition within the Field, of Service. [Read before the Statistical Society of London, 18th January, 1859]. Expuesto ante el Centro de Pensamiento de Regulación Eléctrica de IESA, Caveinel/Fundelec, octubre 2001.

(iv) Sin embargo, en la ciudad venezolana de Valencia, conservamos el dudoso honor de mantener dos empresas en competencia en el casco de la ciudad, una en cada acera.

(v) En el caso del agua la distribución (al menos en Francia, por estos tiempos) llegaba hasta las pilas públicas. Véase por ejemplo, de Jules DUPUIT, “Traité théorique et pratique de la conduite et de la distribution des eaux”, publicado en la “Collezione di Scritti Inediti o Rari di Economisti” – citado por A.M.A. en “Economía energética: electricidad” – CADAFE 1982.

(vi) Véase por ejemplo: SCHMIDT, Michael R. “Performance-Based Ratemaking: Theory and Practices”. PUR 2000.

(vii) En Venezuela por muchos años (alrededor de los 40, cuando empezó la CVF) no había regulación explicita, sino que se negociaba la tarifa entre el gobierno y las empresas. Esto siguió así hasta que el MEM estableció formalmente el costo-plus, y luego un sistema de incentivos modelos de referencia que afectaba el nivel de perdidas eléctricas, que es lo que rige hasta hoy, sin ninguna medición de calidad o interrupciones.

(viii) Él básicamente dijo que el bienestar de una obra publica se lograba con tarifa nula, que permitía su completo uso– cualquier peaje implicaba una “utilidad perdida” – la de los que no pasabann porque no tienen el dinero.

(ix) Recordar que se refiere al beneficio por la diferencia entre lo que se está dispuesto a pagar y el precio del servicio, que es lo que efectivamente se desembolsa. Fué llamado teorema de Dupuit, por el propio Pantaleoni.. Véase AMA, Economía energética, 1980, p. 173.

(x) Véase nuestro trabajo de “Economía energética 1982” y también la “trilogía” de “Notas marginales 2001” — que son los artículos presentados a los congresos internacionales de: CIER Distribución en Lima, Transporte en Cuba, y Calidad de Distribución en Foz de Iguazú, durante el 2001. Modestamente podemos recordar que fuímos (con la colaboración del Ing. Carlos Miguel Rivas) los primeros en Venezuela en diseñar tarifas (agropecuarias de doble precio) basadas en el costo marginal, 1969.

(xi) Al respecto consúltese por ejemplo, AMA, “Una versión alternativa del marginalismo eléctrico”, Revista Energética de OLADE, Quito 1996. Después se han sugerido otras teorías y modelos, particularmente en el área de transporte, los denominados mercados disputables (“contestables”), que dejamos para otra ocasión.

(xii) No se podría argumentar seriamente que las dificultades de California sugieren un fracaso de la política de “desregulación”. Mas bien se trató de arreglos regulatorios que no previeron circunstancias que las hicieron inaplicables, exceso de celo coincidente con dificultades climáticas.

(xiii) Es evidente que las estructuras de costo e ingreso de los distintos servicios públicos son diferentes, a veces muy diferentes. Por ejemplo la electricidad no se puede almacenar, lo mismo que el transporte público, y esto tiene mucho impacto sobre la intensidad de capital de las industrias y la influencia del factor de utilización. Sin embargo, hay que reconocer que los modelos más eruditos han surgido muchas veces del sector eléctrico, y se han aplicado simplificadamente en otros sectores. Está finalmente la cuestión de la “indivisibilidad”: que las ampliaciones de capacidad en algunos servicios, por razones técnicas, guardan dimensiones muy destacadas respecto de la demanda, como las centrales hidroeléctricas; a diferencia, por ejemplo del transporte urbano, donde las busetas permiten hacer un seguimiento muy cercano y certero de la demanda, y esto tiene implicaciones económicas importantes, que tienen que ver con el factor de utilización de las unidades y los elevados cargos fijos ociosos durante algunos lapsos. Esto lo tratamos en un artículo al VI Congreso de Transporte y Vialidad (Mérida 2000) y en la nota “Sobre el rentismo y otras dolencias”; Venezuela Analítica, 13/09/01.

(xiv) Esto es válido para los planes de construcción de parques industriales en algunas zonas aledañas a poblaciones, pensando engañosamente que las inversiones se ubican básicamente por la disponibilidad de servicios. Está demostrado entre los que saben que la inversión anticipada de servicios para la colonización de los espacios vacíos es una falacia. Ningún eje Orinoco apure o Este Oeste podrá desarrollarse si no existen recursos naturales que sean económicamente factibles de producir y vender; y lo mismo se aplica a los ferrocarriles: como inversión anticipada es un despilfarro inútil, incluso en zonas pobladas, para competir con redes viales ya instaladas.

(xv) Este asunto lo hemos tratado en relativo detalle en nuestras “Reflexiones sobre calidad y tarificación en servicios públicos” – Seminario Internacional CIER sobre Planeamiento y Calidad en Sistemas de Distribución Eléctrica”, Foz de Iguazú octubre 2001. Planteamos desdoblar la DAP (disposición a pagar) en una DAP a pagar precio solamente, sin congestión o cero tiempo perdido, y otra DAP ( o DAE) a esperar, a sufrir interrupciones, fallas del servicio. Estas dos DAP deberían optimizarse individualmente y su suma es la DAP total. La “satisfacción” es la suma de ambas DAP´s y puede ser que una aumente a costa de la otra. La DAP a pagar es muy distinto de lo que se paga, lo mismo que la DAE (disposición a esperar: lo que realmente cuesta la espera y lo que se está dispuesto a pagar por la espera, falla o tiempo perdido).

Se discute que la reducción de la demanda es menos costosa que la ampliación de la oferta. Esto tiene que ver con el costo de falla, que algunos estiman en 5 $/KWH mientras que un KWH en distribución no llega ni a 20¢. En casi todos los servicios públicos el costo de falla (pensemos en la falta de agua, el tiempo de espera en los autobuses). Si embargo la reducción del despilfarro, o el racionamiento planificado puede tener costos de la interrupción sumamente mas reducidos.

Hay otro factor concomitante a esta discusión, que es la “energofagia” del consumidor venezolano (Figs. 9 y 10).. Desde hace mucho tiempo han llamado la atención los altos índices de consumo per cápita no solamente de energia (TPE/hab) sino de electricidad. En un tiempo señalamos la importancia de la industria petrolera (y extractivas en general) como explicación de tal peculariedad, pero parece ser aparentemente que los bajos precios serían igualmente factores determinantes — al menos el sector de transporte urbano (carros y autobuses) – excepto que la tasa de motorización luce ligeramente elevada.– no la circulación promedio, aparte de la ausencia de modos alternos (véase nuestro artículo al Coloquio del MIT, “El impacto del transporte en el desarrollo nacional” (mayo 1982) y también nuestro trabajo ante el I Congreso Venezolano de Energía, de la AVIEM 1980, (titulado “Energía y Transporte” ).

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