Economía

Preguntas y respuestas sobre petróleo y la OPEP

¿Está politizada PDVSA bajo el actual gobierno, en comparación con gobiernos anteriores? ¿Cuál es la relación y cómo afecta su actuación?


Una empresa pública no tiene la autonomía e independencia que tiene una empresa privada, especialmente cuando tiene la importancia de PDVSA, porque debe someterse a lineamientos de política económica que no aplican a una empresa privada. Es más, la maximización de utilidades no significa lo mismo para los dos tipos de empresas y pudieran no coincidir ni en el corto o el largo plazo. Pero esto no significa que la empresa pública este politizada por esa razón, o que no pueda manejarse con criterios de eficiencia y productividad. Esto depende de los objetivos que se tengan y los resultados que se obtengan.

Por otra parte, no toda politización es negativa y en el caso de PDVSA, que en mi opinión siempre ha estado politizada, en sus primeros años de vida su politización fue positiva pero después cambió a ser negativa con la presidencia de Andrés Sosa Pietri, culminando con la presidencia de Luis Giusti.

Para mí es positiva la politización dirigida a maximizar el bienestar social y los intereses de la colectividad, como tendría que ser en el caso de PDVSA. En cambio, es negativa la politización destinada a satisfacer intereses partidistas o del gobierno de turno, o cuando sirve los intereses particulares de su directiva, como fue el caso de PDVSA con su apertura petrolera.

Por eso pienso que quienes dicen que es ahora con Chávez que PDVSA se ha politizado, lo dicen porque simplemente no están de acuerdo con su política, o porque ignoran o quieren encubrir el pasado. Es imposible que PDVSA sea lo que no puede ser, una empresa que actúe como cualquier empresa privada, sin orientación de política de estado y sin objetivos sociales. Es ingenuo, por decir lo menos, pretender que no estaba politizada en gobiernos anteriores. Son ganas de actuar como el avestruz y no querer ver y entender la realidad.

No se debe negar la politización explícita en la conducta del ex-presidente de PDVSA, Luis Giusti, formulando política petrolera, presionando al Congreso para imponer leyes que le dieran autonomía de acción, favoreciendo con su apertura petrolera una estrategia volumétrica endemoniando la defensa de los precios de un recurso no-renovable que se valora bajo tierra y endiosando la conquista y retención de mercados sacrificando precios en condiciones que no se aplican al caso petrolero.

Aunque considero que la politización de por sí no es ni negativa ni positiva, admito que podría haber presunción de ser negativa en el caso venezolano. En mi opinión, Giusti maximizó lo negativo de la politización de PDVSA porque causó mucho daño. Causó daño en el ámbito nacional creando una idea falsa sobre lo que era y debería ser PDVSA. Y causó daño en el ámbito internacional, por la misma razón y además por las dificultades que nos creó con la OPEP y el impacto negativo sobre los precios. Intentaba culminar un proceso iniciado años antes durante la presidencia de Sosa Pietri, para desligar a PDVSA del gobierno hasta lograr independencia total con su privatización.

Una empresa pública como PDVSA tiene reglas de comportamiento distintas a la empresa privada, no obstante que su objetivo sea maximizar las utilidades. Esta maximización está condicionada a la obtención de otro objetivo superior, de interés y seguridad nacional, el de ser compatible con los objetivos y las políticas de desarrollo del país, al igual que ser compatible con la maximización del bienestar social. En el caso de PDVSA, pretendía autogobernarse, colocando por encima de la nación misma, al plantearse metas y programas independientes al país, como si respondiera a intereses superiores a los del pueblo venezolano. En vez de atender las necesidades y objetivos de los venezolanos, se guió por los intereses de su directiva (especialmente su presidente), coincidiendo con los de los países consumidores.

Antes de PDVSA existió la CVP, una empresa pública que se comportaba como cualquier empresa privada sometida a los intereses nacionales. CVP fue una empresa politizada positivamente, pero se acabó con ella, facilitando el proceso hacia la autonomía e independencia previstas, bajo la excusa que el gobierno y los políticos son corruptos e ineptos.

El proceso de privatización tomó impulso con la apertura petrolera, mientras hacían creer a los venezolanos que era la forma de protegerla de la corrupción y maximizar el beneficio para el país (beneficio realmente para quienes hacían negocio con PDVSA). Se establecieron puntos de apoyo y cabildeo dentro y fuera del país, con grandes éxitos. Pero el triunfo de Chávez frenó el proceso y pareciera que se está revirtiendo para regresarla al servicio de la nación y sus ciudadanos. Esperemos que así sea. Que la nueva dirección no se desvirtúe con una politización negativa. PDVSA es hoy más que nunca quien administra la sangre vital de la economía nacional, la que le suministra al país su pan de cada dia. Esperemos que regrese a sus orígenes, coincidiendo que su actual presidente es un militar, como lo fue su primer presidente.

¿Por qué no le gusta la privatización de PDVSA? Se dice que lo importante es desligarla del Estado, despolitizarla, para darle a los venezolanos participación a través de la propiedad de acciones.

Antes de contestar la pregunta debo aclarar que no se trata de gusto, porque no se trata de algo sensual y emotivo.

En primer lugar, el petróleo es demasiado importante para el país para que esté en manos privadas. Podría estudiarse cuando ya no sea tan importante, como los ejemplos que tanto les gusta citar a quienes la proponen. Pero por ahora no es conveniente. Lo conveniente hubiese sido parar la reorganización Giusti y no integrar verticalmente a la industria, sino convirtir a PDVSA en la CVP de los años pre-nacionalización, de los años 60 y 70, para entonces considerar todo el cúmulo de alternativas de privatización de las operadoras de aquellos años (Lagoven, Maraven y parte de Corpoven), incluyendo la venta a inversionistas nacionales. Esto lo propuse antes de la reorganización Giusti.

En segundo lugar, la privatización presentada como democratización o nacionalización, dándole a venezolanos acciones que no tienen derecho de voto ni pueden venderse, es una privatización chucuta, porque no es ni chicha ni limonada. Fracasaría como tal, obligando a revertir lo hecho o dando pie para que se presione a completar la privatización, lo que sería perjudicial para la colectividad. Además, el mecanismo propuesto no ofrece garantía ninguna de que los venezolanos se interesarían más por el petróleo, o de que podrían realmente participar en su manejo a través de la empresa. Se dan ejemplos de otros países, que en realidad no se aplican porque en esos países el petróleo o la actividad de que se trata, no es crítico para la economía por no tener la importancia que tiene aquí.

Quienes hacen estas propuestas tendrán en mente y ofrecen como ejemplos sus propias fantasías imaginarias imposibles de hacer realidad, mostrando ingenuidad o incomprensión de lo que son monopolios privados y el comportamiento de la economía privada. Tampoco se lograría la tan cacareada despolitización por lo que ellos mismos admiten, que el gobierno continuaría mandando. Esto lo que demuestra es una insistencia ideológica por algo que no ha sido suficientemente analizado y pensado.

En tercer lugar, es mucho más difícil manejar monopolios privados que monopolios públicos. Un buen caso histórico que tenemos es el de Estados Unidos, en donde durante muchos años se han manejado monopolios públicos en materia de transporte urbano y suministro de gas, agua y electricidad, frente al combate y la lucha contra los monopolios privados en comunicaciones, suministro de gasolina y otros.

En nuestro caso venezolano, el monopolio privado más conocido, la Electricidad de Caracas, que ahora está en manos extranjeras, no ha sido estudiado para determinar en qué medida la regulación ha sido efectiva y eficaz, beneficiando al público en general, aunque todo mundo cree que ha sido eficiente y beneficiosa para sus accionistas (quienes tienen derecho a voto y a vender).

¿Por qué ha criticado tanto a PDVSA y su ex-presidente Giusti, uniéndose a Chávez y otros, especialmente la llamada ‘reorganización Giusti’?

Yo sólo respondo por mí mismo y no opino sobre cualquier coincidencia que pueda haber con otros.

Como dije anteriormente, PDVSA se constituyó o quiso constituirse en empresa soberana e independiente, sometida única y exclusivamente a sus propias directrices y desatendiendo las políticas y orientaciones del gobierno de turno. Giusti no inició este proceso, pero sí lo agudizó presionando a directivos en desacuerdo con él, empujando algunos a la jubilación, mientras otros eran enviados a posiciones menores. Y dio el paso final con su reorganización para asegurar el mando y el de su gente. Fueron algunos de los directivos descontentos con Giusti quienes dieron lugar a muchas de las críticas, sirviendo como fuentes de información. Además, por ser la gallina de los huevos de oro, es muy razonable que se le critique en momentos de crisis y de hacerla aparecer como chivo expiatorio por quienes se aprovechaban de ella y hubiesen preferido continuar así. Un presidente como Chávez, con ánimo autoritario, que pretende centralizar todo el poder, no podría soportar una empresa rebelde que tuviera su propia agenda, especialmente si esa empresa es además la gallina de huevos de oro.

En mi caso, las críticas han sido dirigidas a frenar un proceso que veía negativo para el país, como la apertura petrolera, pero además frenar una conducta que atentaba contra la defensa de los precios y consideraba el recurso petrolero bajo tierra sin valor alguno. PDVSA estaba sirviendo en bandeja de plata los intereses de los paises consumidores, en vez de tener como bandera propia los intereses de los dueños del recurso, venezolanos con metas y necesidades distintas y muy bien definidas.

En cuanto a la reorganización Giusti, se hizo a espaldas de los venezolanos al no ser consultada públicamente con la sociedad civil y presentarse en forma incompleta al Congreso. Sin embargo, también responsabilizo a los legisladores por la forma como la aprobaron, como también aprobaron una presentación chucuta de la apertura, sin informarse debidamente, demostrando con ello la politización de PDVSA, por cuanto las decisiones no fueron racionales, en el sentido de ser decisiones informadas y el resultado de análisis y estudios profundos y detallados.

Mucho antes, desde la creación de la empresa, el Presidente de PDVSA ha sido un cuasi-Ministro, nombrado por el Presidente de la República para que le rindiera cuentas a él, sellando el fin efectivo y real del Ministerio de Energía como rector del sector, su regulador político y técnico, y su formulador de la política petrolera. PDVSA debió establecerse bajo la dirección directa del Ministro y que fuera el Ministro quien nombrara al presidente. La situación se agravó cuando muchos técnicos del Ministerio se pasaron a la industria, porque les pagaban mejor, aunque trabajaran más. Además, se hizo mucho alarde que los venezolanos en la industria y especialmente en PDVSA eran además de honestos y sinceros, competentes y los mejores conocedores de la materia. Esto terminó destruyendo la importancia del Ministerio. Más de una vez, cuando hubo confrontación entre PDVSA y el Ministerio, la intervención del Presidente de la República siempre favoreció a PDVSA.

Hay quienes han venido insistiendo en la importancia de mantener las operaciones (la llamada parte operativa de la industria) alejadas de la política, algo así como si pudieran ser químicamente puras para garantizar eficiencia, pero no nos dicen que quieren decir con eso. Todos queremos una PDVSA exitosa. En eso no hay discrepancia. La discrepancia está en el significado de exitosa, porque no se han definido los criterios pertinentes. Muchos parecen creer que el mundo técnico-operativo es puro y bueno, mientras que el político-administrativo es sucio y malo. Esta misma gente resalta la conveniencia de darle a la parte operativa personalidad jurídica propia e independencia funcional, considerando que únicamente así se evitarían los aspectos negativos de la politización, garantizándose la meritocracia (también sin explicar exactamente que significa y cómo se mide y evalúa).

Lo que para mí está claro es que nadie quiere ponerle el cascabel al gato, o agarrar el toro por los cachos, y establecer con lujo de detalle y claridad transparente los criterios y las normas que deben regir (incluyendo los objetivos a perseguir) para regular la industria petrolera y asegurar con ello el “éxito” de PDVSA. Han habido intentos fallidos de establecer un debate público, pero en ningún caso con la participación directa de los politicos.

¿Qué le parece una regalía del 20% y el impuesto sobre la renta en 34%, según se discute actualmente?

En primer término, reconozco que la eliminación de la regalía no tiene sentido. Tampoco lo tendría elevarla demasiado. Pero no tengo inconveniente con el 20%, como tampoco lo tendría si fuese 12% o 16%. Lo tendría si se estuviese pensando en 30%. En el caso del impuesto sobre la renta, me parece que lo apropiado es establecer una escala como se hace con las personas naturales. Estaríamos entonces hablando de la tasa máxima y en esto pienso que no debe ser menor que la de las personas naturales. El 34% me parece bajo.

Pero esto es cuestión de opinión y puntos de vista. No es una discusión técnica y no debe pretenderse que lo es. Es cuestión política, de política económica y de política petrolera. Deberían discutirse públicamente los objetivos perseguidos, con sus argumentos respectivos para justificar cada opinión o posición. Esto no se ha hecho. El mismo gobierno no ha discutido públicamente las razones que tiene para favorecer el 20% de regalía y el 34% de impuesto sobre la renta. Esto es lo importante, especialmente si pretendemos que nuestra democracia sea participativa y cooperativa. He visto por allí algunos comentarios, pero no aclaran gran cosa el problema planteado.

¿Es adecuada la actual política de precios ? ¿La banda de precios de la OPEP?


Lo significativo de la banda es que se conoce públicamente y da mucha flexibilidad y tiempo para reaccionar. Pero más importante es su cumplimiento por los países de la OPEP. El incumplimiento es lo que determina el fracaso de la política que sea. El cumplimiento hace exitosa cualquier política acordada. Y para lograr esto, pienso que lo más importante es la sinceridad y transparencia. Que la OPEP explique su política a todos, que indique con absoluta transparencia los objetivos que persigue, sus razones y los mecanismos a utilizar. Yo no creo en el Club cerrado. Mientras más abierta sea la OPEP, mientras más se le conozca por dentro y por fuera, mayores serán sus éxitos y más difícil será el fracaso. Es mi opinión también con respecto a todas las organizaciones gubernamentales internacionales, como la Comunidad Europea, Naciones Unidas, los bancos de desarrollo (Mundial, Interamericano, Africano y Asiático), etc. También las nacionales, como la Asamblea Nacional, entre otras.

Existen, sin embargo, algunas consideraciones que deben tomarse en cuenta. ¿Estamos hablando de una política de corto plazo o también de largo plazo?. ¿Cómo se establece el mecanismo de ajuste para asegurar mantener el poder adquisitivo constante, al menos, o mejor aún, creciente? ¿Qué mecanismos de información están o serán establecidos para que puedan tomarse la decisiones que correspondan? Lo más importante en esto es que la OPEP se fortalezca disminuyendo todo lo que la debilita, tales como el endeudamiento externo, y aumentando lo que la fortalece, como la legitimidad que le da a un gobierno el apoyo popular y la calidad de vida de su pueblo.

Hay quienes creen que la banda no funciona o que sólo funciona cuando no se necesita. Yo no creo eso. Funciona cuando los países se lo proponen o no tienen alternativa. Y es la situación actual. Los países saben que es lo único que los favorece. Que el incumplimiento los perjudica. Lo que sucede es que el punto más débil de la OPEP en este momento es Arabia Saudita. Hace unos anos era Venezuela. Arabia Saudita es débil porque su gobierno es débil, no depende del apoyo popular sino del apoyo de EUA. Menos débiles son Irán e Irak. También Nigeria es débil, por razones similares.

¿Cómo ve el papel de la OPEP, ahora que tendrá a un venezolano como Secretario General?

Ya en varias ocasiones he dicho que la OPEP debe regresar a sus orígenes, como institución representativa de los países subdesarrollados, los países pobres y débiles del planeta. Debe actuar en su defensa, porque tenemos coincidencias de intereses.

Los enemigos (si se puede emplear ese concepto) son todos los países industrializados, los consumidores principales. Hay quienes quieren excluir a EUA, pero eso es ingenuo y contraproducente. Nuestro principal contrincante es precisamente EUA porque es el país hegemónico mundialmente y se considera dueño del hemisferio occidental. No es cierto que los verdaderos y únicos contrincantes de la OPEP sean los exportadores netos de petróleo como Noruega y México, ente otros. Eso es engañoso. EUA es el consumidor más importante del mundo, como también el país más influyente. Influye mucho en la conducta de los europeos.

Claro que la defensa de los precios requiere la colaboración de los exportadores netos más importantes, pero también requiere lo que yo llamaría una aprobación tácita de EUA. El éxito reciente de la OPEP se debe tanto a la OPEP como a EUA, que sabia del daño que le causaban los precios bajos y no lo convenía porque afectaban negativamente a su industria nacional, cuyos costos son muy altos. Si EUA realmente se hubiera opuesto, habría presionado a Arabia Saudita (y otros) y posiblemente la situación de hoy sería distinta. Con esto que he dicho no quiero quitarle valor ni el merecido mérito a la OPEP por el éxito logrado, pero tampoco quiero cegarme a lo que considero una realidad de geopolítica.

Es totalmente ingenuo pretender que el mercado energético internacional sea libre, cuando no lo es en los países que promueven esto. La energía es una materia tan importante que en todas partes es considerada tema de seguridad nacional que requiere la intervención del Estado, o al menos su supervisión cercana y cuidadosa. Yo también quisiera que la producción de petróleo se rigiera por los costos y la competencia, pero entonces también tendría que comprobar que ya en Venezuela no dependemos del petróleo. Cuando estemos en esa situación, podría considerar convertirme en un apóstol del libre mercado y la privatización de las actividades petroleras. Mientras tanto, soy defensor de los intereses de los venezolanos, en su mayoría pobres, y defensor también de los países pobres y sin petróleo.

¿Cuando se reduce la producción, también hay que reducir la inversión?

Son dos cosas totalmente diferentes. La inversión es para el futuro, la producción es inmediata. Es un error pensar que una cosa lleva a la otra. Pero también es un error pensar que la inversión debe ser ilimitada o que debe buscar maximizar la capacidad de producción para maximizar el potencial de crecimiento. Esto es un gravísimo error y fue uno de los errores de la apertura petrolera.

Nosotros no tenemos que expandir nuestra producción porque sí. La capacidad de producción debe ser función de la capacidad de utilización de las divisas que obtenemos por la exportación de petróleo, más el consumo interno. El establecimiento de una capacidad de hoy día, puede ser muy dañino para el país y sus planes de desarrollo si por un lado significa desviar recursos escasos con esa finalidad, sin seguridad de rendimientos adecuados, y por el otro lado significa agravar la ya muy grave dependencia del petróleo. No es a través del sector petrolero que vamos a desarrollar el país, como algunos parecen pensar.

PDVSA no tiene que ser grande ni nosotros grandes exportadores, a menos que se demuestre concretamente como eso nos produce beneficios reales permanentes. PDVSA lo que necesita es ser eficiente y coincidente con las políticas de desarrollo nacional. Y nuestros volúmenes de producción deben también ser coincidentes con la cantidad de divisas que podemos utilizar productivamente.

Todos los argumentos que he leído y escuchado en favor de grandes volúmenes de producción y exportación (el máximo posible) suponen, pero sin decirlo expresamente, que podemos utilizar productivamente todas las divisas obtenidas y que el multiplicador neto petrolero es lo suficientemente alto para servir de locomotora en la economía no petrolera.

Sin embargo, la realidad es otra. Nuestra historia muestra que desperdiciamos gran cantidad de divisas al no poder convertirlas en recursos productivos, debido a la limitada capacidad de absorción de la economía no petrolera, y que el multiplicador petrolero es muy bajo, con una matriz insumo-producto escasa y muchas casillas vacías. Y hasta el día de hoy no he visto ningún estudio ni análisis que indique que la situación ha cambiado.

Me parece, por tanto, irresponsable que supuestos no comprobados se presenten como realidades, lo que me hace pensar que a lo mejor existe la enfermedad de “alzheimer” económico.

Los economistas saben que todo sistema económico tiene una capacidad limitada de crecimiento y de utilización productiva y eficiente de recursos líquidos (las divisas que recibimos, en nuestro caso), y que mientras la enfermedad holandesa es solo un caso concreto histórico, la nuestra es mas grave porque se ha hecho permanente. Creo que actualmente estamos viviendo esa situación y dudo que las divisas que estamos recibiendo no exceden la capacidad de la economía nacional para usarlas eficientemente y convertirlas en recursos productivos. Sabemos que una porción se mantiene fuera de la economía almacenada en el FIEM y sabemos también que muchas otras se están filtrando del país por la vía de importaciones y salidas de capitales. Al mantener el tipo de cambio prácticamente fijo, variando muy lentamente en el tiempo respecto el dólar, estamos facilitando la salida de esas divisas petroleras, porque encontramos que es mas barato importar que producir, o que el periodo de gestación de las inversiones impide la materialización inmediata de mayor producción y mientras tanto tenemos que importar, o que los rendimientos son mas altos afuera que adentro (incluyendo en esto la incertidumbre que prevalece en el país por la conducta del gobierno y del Presidente Chávez).

¿Cual es la política petrolera idónea para el país?

Aunque he respondido a esa pregunta varias veces en otros lugares, trataré de resumir los puntos más importantes.

La política petrolera idónea es la que sea compatible con, y esté subordinada a, la política de desarrollo nacional. La que no produzca más divisas de las que necesitamos para el desarrollo, pero si tenemos que producir más por razones obvias, nos permita esterilizar los excedentes. Es la que tiene como meta la defensa de los precios, de manera de evitar sobre-producción y la reducción innecesaria de los precios. Esto significa que la política debe promover un nivel de inversión compatible con los niveles de producción señalados, mas una cantidad adicional que nos permita tener un margen de capacidad de producción adicional para casos de emergencia. En la medida que tengamos éxito y los precios se mantengan satisfactoriamente altos, la producción necesaria será consecuentemente menor que si los precios son bajos y ahorraremos reservas. Es por esto que debemos asegurar una capacidad de producción de contingencia.

Para mi es un error de precepto y concepto plantear la política petrolera en términos de volúmenes producción, tal y como argumentan algunos ex-funcionarios petroleros y fanáticos del mercado. Por las razones que hemos expuesto arriba, estos ideólogos de la privatización se equivocan cuando postulan una política petrolera que premie la producción y sacrifique los precios porque conlleva a más actividad económica, más empleo y más ingresos. Además de no tener fundamento económico ni ser consecuente con la realidad del país, sacrificar los precios innecesariamente es una irresponsabilidad inadmisible, porque conduce al agotamiento prematuro de las reservas escasas que tenemos de petróleo tradicional (relativamente liviano respecto el bituminoso). Por otra parte, su estrategia de conquistar y retener mercados sacrificando precios no se aplica al petróleo, que se valora bajo tierra. Se aplica a productos renovables cuya demanda es decreciente o a productos perecederos por razones físicas (como los comestibles), de moda (como los bienes de consumo en general), o por obsolescencia tecnológica (como los bienes tecnológicos y equipos de comunicaciones).

El desarrollo de la Faja (el petróleo bituminoso) es algo muy diferente y debe tratarse como tal dentro de la política petrolera. Debe contemplarse como una política de contingencia mientras tengamos petróleo liviano y mientras las reservas del liviano se mantengan en crecimiento o constantes. El petróleo bituminoso nos presenta otra posibilidad – la de integrar su desarrollo al desarrollo nacional a través de la matriz insumo-producto (compras y ventas intersectoriales) y con la participación directa de los inversionistas privados. Un desarrollo paralelo que podría tener mucha significación en un futuro no muy lejano cuando ya no podamos seguir dependiendo del petróleo tradicional.

¿Existe alguna tendencia inexorable de los precios a mantenerse en el promedio histórico de US$ 18 a 19, como aseguran algunos expertos?

¿Por qué tenemos dificultades para mantener los precios altos?

Yo no creo que los precios actuales sean altos y tampoco los de hace unos meses. Pienso tambien que la OPEP fijó una banda muy baja.

Para mi, los precios serían altos si estuviesen a niveles de los que tuvimos a mediados de los 70 y 80, en términos reales. Es decir, si estuviesen en el orden de los US$ 50. Mantenerlos por encima de US$ 30 significa apenas una recuperación parcial de poder adquisitivo. Y si los dejamos caer a lo que establece la banda, simplemente no habrá recuperación de poder adquisitivo, sino un impedimento a que continúe el derrumbe del poder adquisitivo iniciado en los anos de la apertura petrolera. Por ningún motivo deberían bajar de US$30. Los países consumidores pueden vivir con ese precio y mayores.

No hay que olvidar los impuestos que los gobiernos le imponen al consumo, que son exageradamente altos y podrían bajarse. Y son altos precisamente porque los precios del crudo estaban bajos, logrando con ello apropiarse del excedente de consumidor producido por esos bajos precios del crudo. Bajo ninguna circunstancia habrían logrado cargas tributarias tan altas si los precios del crudo hubiesen estado en niveles apropiados (o justos, como dicen algunos).

Tampoco creo que es muy difícil evitar que bajen. Están bajando en la actualidad por irresponsabilidad o negligencia de la OPEP, que sucumbió ante las presiones de EUA y elevaron demasiado la oferta hace unos meses, sabiendo que tendrían que reducirla de nuevo en poco tiempo. Y esta rendición se debió a las debilidades de varios de sus miembros. Será tarea del Secretario Ali Rodríguez cohesionar a los países, unirlos para un fin común, y evitar que alguno intente sacudirse de las riendas de control. Hay formas de hacerlo. En el ámbito nacional, será tarea del Ministro Silva Calderón contrapesar la conducta de EUA y evitar que imponga sus caprichos sobre los demás consumidores importantes. Hay formas de lograrlo.

También incide en las presiones sobre los precios la manera como vendemos el petróleo y como reaccionamos frente a los mercados de futuros. La venta de petróleo no tiene porque estar sujeta a la volatilidad inmediata de los precios. Los precios spot no tienen porque regir para los productores de la OPEP. Tampoco los contratos de futuros. Esto demuestra que he tenido razón en decir que a la OPEP (como también los países) le hace falta funcionarios calificados y competentes para que estudien estos problemas (entre tantos otros), incluyendo técnicas de mercadeo y venta, para que puedan proponer soluciones alternativas y contribuir a la toma de decisiones racionalmente (es decir, bien informadas y documentadas). En cada país, acuerdos con universidades e institutos especializados podrían tener similares propósitos y resultados.

En cuanto al precio promedio histórico y la supuesta inexorabilidad que menciona la pregunta, para mi es totalmente incorrecto plantear que existe alguna regla general de comportamiento de los precios que indique que estos no pueden despegarse por mucho tiempo de algún promedio histórico, porque inevitablemente regresarán a ese promedio. La supuesta “racionalidad de los mercados” no indica tal cosa. Tampoco el investigador que viene elaborando y publicando las cifras desde hace tiempo, cubriendo un período de 130 años.

El llamado promedio histórico de US$ 17 a precios de 1966 en EUA resulta de haber estado por encima 5 veces, por cortos periodos, para un total de 23 anos, mientras que el resto del tiempo estuvo por debajo, 106 anos, por largos periodos. De 1902 a 1917 y de 1925 a 1974, el precio real permaneció continuamente por debajo del promedio histórico (son 16 y 50 años, respectivamente).

Si nos limitamos a los últimos 51 anos, entonces son 40 anos por debajo y 11 anos por encima, en tres ocasiones, todas estas desde la creación de la OPEP. De 1947 a 1973 (27 anos) el precio permaneció continuamente por debajo del promedio. Lo que indica este comportamiento es simplemente que las veces que le precio sube lo hace bruscamente, pero también significativamente y por lo tanto crea un violento desajuste que precipita un ajuste violento hacia abajo en poco tiempo, igualmente brusco y significativo. Esto ha sido producto de las causas que produjeron los repentinos movimientos en ambas direcciones y no la consecuencia de alguna lógica petrolera que lo convierte en conducta inexorable. Desde la creación de la OPEP, la organización ha sido la causa de su propio fracaso. En cada ocasión que se elevaron los precios, su propia conducta contradictoria anulo el éxito logrado.

¿Como cambiara la política petrolera de EUA con el nuevo gobierno republicano? ¿Como afectará los precios?

Aunque ha disminuido el impacto del petróleo sobre la economía del país, no cabe la menor duda que todavía ejerce presión y que los precios actuales están afectando, no obstante que no están altos como ya dije arriba. Esto tiene explicación. Por una parte, fueron sorprendidos por la repentina subida de los precios, más rápido de lo que estaban preparados a absorber. Por otra parte, los bajos precios de los últimos anos desestimuló la inversión en el sector energético. La consecuencia es que la economía ha sufrido el alza de los precios mas de lo que esperaban (y más de lo que debió ser), con los resultados conocidos en política monetaria y su efecto sobre el mercado de valores y la conducta de consumidores e inversionistas, como también los anticipos de política exterior enunciados por el nuevo presidente Bush respecto el petróleo.

Se comienza a hablar de recesión en el 2001 debido a lo sucedido durante el 2000 en los mercados financieros, que se dice tienen valor predictivo, y debido también a los recuerdos de 1990 cuando la recesión de entonces se atribuye al alza repentina de los precios del petróleo. Consideran que los “altos” precios, junto con las reducidas tasas de desempleo, motivaron a la Reserva Federal a elevar las tasas de interés como medidas preventivas en contra de presiones inflacionarias posibles, produciéndose una curva de rendimientos financieros invertida (es decir, con los rendimientos de corto plazo mas altos que los de largo plazo), lo cual advierte debilitamiento económico y por ende posible recesión próximamente. Consideran que también se ha debilitado el signo monetario, presionando las utilidades de sus empresas transnacionales y las expectativas de utilidades para el próximo ano.

El sector energético sufre de sub-utilización y sub-inversión debido a los bajos precios de años recientes y las expectativas (‘wishful thinking’) de que la OPEP no estaba en condiciones de cambiar su conducta, por encontrarse desconcertada y en desorden, violando acuerdos y llamándose Pinochos unos a otros, como lo demostraba Venezuela con sus declaraciones anti-Opep y su apertura petrolera a toda marcha y los países árabes con sus dificultades internas, endeudamientos y dependencia de EUA. .

El gobierno del presidente Bush enfrenta una situación delicada inesperada que lo puede llevar a intentar endurecer su política exterior y las relaciones con los países exportadores de petróleo, especialmente los no-OPEP como México y Noruega, pero también los mas débiles dentro de la OPEP como Arabia Saudita y Kuwait. Su posición frente a Venezuela creo que será más compleja por tratarse de una país dentro de su área hegemónica de dominio territorial, en donde entran en juego otras consideraciones, incluyendo los acontecimientos en Colombia y Perú y sus relaciones con los países de Mercosur (especialmente Brasil) y con Guyana. No obstante, como también sabe que los precios del petróleo no son punto neurálgico para la economía y pueden tolerarse, pienso que el saldo neto no sera muy distinto al reflejado por el gobierno del presidente Clinton.

Para finalizar, ¿Es la OPEP un cartel?

Termino con esta ultima pregunta porque llevo tiempo queriendo responder a quienes insisten en calificar la OPEP como un cartel. No se qué motivos podrán tener para esta insistencia, que no he visto en otros países, pero me extraña esa insistencia. El uso de este concepto puede aceptarse por economistas teóricos a efectos de sus análisis técnicos, aunque ha quedado claramente establecido que la OPEP nunca se ha comportado como un cartel normal, según las definiciones más usadas.

Pero cuando se publican opiniones con otros fines y referidas a las actuaciones y políticas reales de la OPEP, es un contrasentido denominarlo un cartel. En estos casos, el término se usa para caracterizar empresas privadas que se benefician con precios injustificadamente altos perjudicando al consumidor, que no es el caso de la OPEP.

Según los que opinan que la OPEP es un cartel, este fija precios superiores a los costos marginales y por tanto superiores a los que resultarían del mercado competitivo sin OPEP, perjudicando a empresas y consumidores por las resultantes perdidas de bienestar y de eficiencia. Nos dicen que deprime el bienestar mundial por debajo del competitivo, que se apropia de excedentes que le corresponden a los consumidores y que la restricción de la producción produce perdidas de bienestar que no pueden ser compensadas por las ganancias que obtiene. Consideran que no se maximiza la eficiencia en la asignación de recursos por lo que se produce un beneficio social sub-optimo con pérdidas netas para todos. Como concluyen que el resultado es de suma-negativa, terminan diciendo que la OPEP a la larga también termina perjudicado.

Este no es el momento apropiado ni propicio para presentar una respuesta detallada y completa de la realidad respecto a la OPEP y el mercado petrolero, para lo que me limitaré a presentar unas breves observaciones abordando los puntos mas importantes de la argumentación y recomendar algunas fuentes bibliográficas relevantes.

En primer lugar, y lo más importante de todo, es que estamos tratando un producto no renovable o agotable, por lo que el análisis económico relevante es diferente al aplicable a un producto renovable o no agotable (véase, por ejemplo, el articulo clásico de H. Hotelling, The Economics of Exhaustible Resources en Journal of Political Economy (Vol. 39, 1931) y el texto también clásico de P.S. Dasgupta y G.M. Heal, Economic Theory and Exhaustible Resources (1979).

Adicionalmente, hay que tomar en cuenta que la OPEP no es un conjunto de empresas privadas, sino un conjunto de países que además son los propietarios del recurso, con objetivos económicos, sociales y políticos. Sus criterios de maximización de utilidades y bienestar son distintos a los de empresas privadas.

En segundo lugar, la argumentación postula que la alternativa a la OPEP es un mercado competitivo, lo cual es equivocado. Nunca lo ha sido, ya que antes de la OPEP lo controlaban las Cinco Hermanas. Además, siempre ha estado intervenido políticamente y es perfecto ejemplo de un mercado de competencia imperfecta o monopolista (sobre este tema puede consultarse E.H. Chamberlin, The Theory of Monopolistic Competition , 1958).

En tercer lugar, no hay razón ninguna para postular que los precios deben ser determinados por los costos marginales, pudiendo utilizarse los costos variables promedios de largo plazo. Tampoco hay motivo para considerar que la OPEP en todo momento fija o logra precios superiores a los costos marginales o variables. Pero todavía mas resaltante es que no hay justificación ninguna para asegurar que las pérdidas de beneficios por los consumidores es mayor que las ganancias de beneficios por la OPEP. Una comparación irrealizable que además no tiene razón de ser.

La OPEP beneficia a sus países miembros (que son sus ciudadanos y no accionistas privados) pero sin perjudicar a los consumidores, porque los precios no han estado nunca injustificadamente altos y el lucro no es apropiado por particulares. Más bien la OPEP siempre ha reaccionado ante precios injustificadamente bajos, ya que el mercado petrolero nunca ha gozado de la libre competencia y siempre ha estado intervenido por gobiernos, y es más bien un tomador de precios que un fijador de precios.

Además, en el caso de los países pobres, los miembros de la OPEP los han estado beneficiando compensatoriamente a través de cooperaciones financieras (directamente a través de sus organismos nacionales como el FIV en nuestro caso [los países árabes tienen los suyos], e indirectamente a través de organismos internacionales como el Fondo OPEP, FIDA y los bancos de desarrollo [Mundial, Interamericano y los regionales árabes], etc.). En el caso de los países ricos, además de ayudarlos a restringir el consumo superfluo y exagerado, la OPEP colaboró cuando los precios bajos crearon condiciones para que sus gobiernos elevaran los impuestos que ahora sufren, cuyos recursos han servido para financiar gastos con resultados redistributivos. Querer ignorar estos aspectos de la conducta de la OPEP es ignorar parte esencial de la organización misma y su razón de ser.

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