Revolución económica concertada
Hoy día no es factible una revolución económica sin el concurso de los creadores de riqueza, pero tampoco es posible sin la participación popular. La buena nueva de la economía moderna es que para lograr el mayor crecimiento, todos los ciudadanos deben ser inversionistas, cuanto más igualitariamente, mejor. A mayor concentración de la riqueza en manos de particulares o del Estado, menor crecimiento. La economía privilegia la equidad. Con estas premisas la revolución venezolana está a la vuelta de la esquina y libre de cortapisas ideológicas.
Por una parte es necesario crear el ambiente de confianza, estabilidad y seguridad jurídica propicio a la inversión a largo plazo. Por la otra, en función de ecuanimidad y justicia, y también por eficiencia económica, procede la urgente redistribución de la riqueza nacional.
La unión sinérgica de ambos factores, o sea el incentivo a los inversionistas con la satisfacción de la expectativa popular de ascenso, forjará la base de la revolución ganar-ganar para beneficio de ambos sectores de la sociedad, simultánea y solidariamente. Esto marca la diferencia con la concepción neoliberal, que privilegia al primer factor de la ecuación para que infiltre por saturación al segundo. La experiencia latinoamericana señala la escasa permeabilidad del sistema.
Confianza en la moneda e inversión petrolera
La superación de la controversia política y el llamado a la concordia del Presidente Chávez conforman la base de lanzamiento de las medidas generadoras de confianza que se esperan, particularmente en relación con la problemática monetaria, que no se resuelve con el método discursivo. El sistema de bandas ha entrado en obsolescencia porque institucionaliza la inflación y promueve la fuga del ahorro. La inversión privada ha venido decayendo en los últimos 20 años, la economía está desmonetizada y el ahorro esfumado. Mientras en los países desarrollados el crédito bancario supera al Producto Interno Bruto, entre nosotros no pasa del 10%. Hemos visto impávidos la fuga del millardo de dólares producto de la venta de Elecar. Paradójicamente, somos cada vez más dependientes de la inversión extranjera mientras el capital nacional está depositado afuera.
El regreso del ahorro expatriado y su incorporación a la economía productiva, primera prioridad del programa de despegue, requiere de medidas cambiarias precisas. En tal sentido es urgente un ajuste de la paridad del bolívar y el regreso al cambio fijo – meta establecida en el Programa de Gobierno – cara a la moneda común latinoamericana.
Como complemento del regreso a la certidumbre cambiaria, es necesario abrir oportunidades de inversión y nada será más atractivo para el capital venezolano que el negocio petrolero. La apertura al mercado de las filiales de Pdvsa prevista en la Constitución bolivariana, al igual que del resto de las empresas estatales, impulsará su rápido desarrollo, al tiempo que activará el mercado de valores.
Concurso: Cómo distribuir eficientemente
Logrado el consenso político, la redistribución de la riqueza nacional se transforma en un reto técnico de dimensiones históricas. Debe ser equitativa y eficiente, y asegurar un crecimiento económico acelerado.
Cabe convocar a los expertos a una especie de concurso nacional de ideas sobre cómo revertir la pobreza en el más breve término. Como referencia existen dos novedosas propuestas (ver Punto de Encuentro en página web) que el gobierno debería analizar atentamente : la de su asesor Francisco Rodríguez (“Desigualdad y Crecimiento”, El Universal, 2-7-00) y la de Alberto Quirós Corradi (“La desestificación del Estado..”, El Nacional, 9-7-00). La primera se refiere a la capitalización de los ciudadanos mediante la cesión por parte del Estado de acciones de compañías privadas y posiblemente públicas. La segunda propone repartir a los ciudadanos mayores de 18 años certificados de participación en fondos de pensiones conformados por acciones de filiales de Pdvsa y otras. Ambas ideas confluyentes, que reveladoramente provienen de vertientes ideológicas diversas, podrían constituir la base del programa de unión nacional que tan bien nos caería a todos.
