Economía

Seguridad energética ¿a cambio de qué?

Honrando nuestra tradición de fieles e incondicionales proveedores de petróleo, en esta aciaga circunstancia el Presidente Chávez garantizó a Estados Unidos seguridad en el suministro, sin contrapartida alguna. Se cuidó de aclarar que nuestras reservas disponibles son exiguas debido a que no hemos invertido oportunamente en su mantenimiento, en función del techo de producción convenido en la (%=Link(«http://www.opec.org/»,»OPEP»)%).

Sin embargo, nuestro socio Arabia Saudita «por si las moscas», mantiene vacante 2 millones de barriles diarios que -según obró en las sucesivas guerras del Medio Oriente- en gesto heroico lanzará eventualmente al mercado… y nunca retirará. Es así como a la creación de la OPEP en 1960, la producción de Arabia Saudita era inferior a la de Venezuela y hoy la triplica, bajo las mismas reglas de juego que nosotros respetamos cándidamente.

Se impone una renovación estratégica

La relación de Arabia Saudita con Estados Unidos se sustenta en el trueque de seguridad petrolera por protección militar, dado que las cabezas de la teocracia reinante vacilan en el perturbado contexto integrista. Es obvio que su estrategia de supervivencia estará por encima de los compromisos con la OPEP, más aun cuando puede compensar el efecto de la caída de los precios con un aumento inmediato en la producción.

Por su parte, Rusia aprovecha las auto-restricciones de la OPEP aumentando su producción, mientras se alía militarmente con Estados Unidos, ratificando de hecho que los países no tienen amigos ni enemigos sino intereses que defender.

Ambas lecturas ponen en tela de juicio nuestra actual estrategia y alientan su revisión conforme la nueva realidad.

Trueque de seguridad por desarrollo

<p.

En tal sentido, el Secretario General de la OPEP, nuestro compatriota Alí Rodríguez, propone aprovechar la oportunidad para plantear una relación permanente con Estados Unidos sobre la idea ganar-ganar.

Poseyendo las mayores reservas de occidente, podemos ofrecer seguridad energética y autoabastecimiento continental a cambio de protección arancelaria en un mercado común, de modo que nuestro petróleo compita de igual a igual con el de Texas sobre una base de equidad. Esto liberaría a Estados Unidos de su tentación anti-ambientalista en Alaska, y permitiría el desarrollo a fondo de nuestros crudos pesados, asegurando -con una apropiada Ley de Hidrocarburos y no con el proyecto oficial – una producción de 9 a 10 millones de barriles diarios en una década. El auge petrolero atraerá inversiones diversificadas que garantizarán el éxito del Plan de Gobierno y el inicio de una larga era de prosperidad nacional.

Hacia la Comunidad Energética Americana

Recordemos que la (%=Link(«http://europa.eu.int/index-es.htm»,»Unión Europea»)%) se generó hace medio siglo en la Comunidad Económica del Carbón y del Acero, convenio proteccionista de su industria básica, que evolucionó hacia la Europa integrada de hoy. De igual modo, Venezuela podría protagonizar la gestación de la Comunidad Energética Americana, que articule futuras iniciativas integracionistas en orden a la unión continental sobre bases de igualdad, solidaridad y respeto mutuo. Hoy se agiganta el valor de nuestra herencia cultural de valores compartidos, minimizando diferencias y marcando la hora de la reunificación de la familia americana.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba