Tontera socialista
El país bajo la égida del estado, retrocede. Desde las estatizaciones en la década de los setenta, el país se ha hecho más dependiente del petróleo y más vulnerable a la volatilidad de sus precios. En consecuencia los ciudadanos nos hemos empobrecido tal como lo muestran las cifras del producto per cápita que para el año 2006 escasamente había alcanzado el índice que teníamos en el 1956.
Hoy el gobierno bolivariano pretende imponer el socialismo que no es otra cosa que una mayor estatización en los sectores productivos, no para resolver problemas de la población, sino para afianzar su control político en aras de una soberanía y nacionalismo mal entendidos.
En vez de abrir la economía a la iniciativa privada para alcanzar una sana diversificación, se le pone al sector un cerco legal y de controles para que le sea difícil operar. Se estatiza la EDC que funcionó de manera impecable por más de cien años. Se reestatiza a CANTV ignorando el salto cualitativo que dio el país en las telecomunicaciones, con la privatización y la competencia. En vez de mejorar las operaciones y el mantenimiento de Pdvsa se colocan trabas a las petroleras privadas para que abandonen el negocio. En vez de apoyar a los productores agropecuarios se continua estatizando sus tierras.
Para profundizar la revolución socialista se planea estatizar clínicas, plantas cementeras, frigoríficos y acerías, cuando estas empresas en manos privadas han mostrado capacidad para generar empleos productivos, y aumentar la producción de bienes y servicios eficientemente. Más grave aún, es el cierre de RCTV para que el espacio radioeléctrico lo maneje el estado controlando la libre información.
El pueblo debe exigir que el estado asuma sus responsabilidades básicas: la seguridad ciudadana, defensa de la frontera del narcotráfico y la guerrilla, dotar los hospitales y ambulatorios públicos y mejorar la infraestructura educativa. La tontera socialista es inconveniente.
