Economía

Un llanero en la capital

La doctrina. Disiento del concepto filosófico del régimen: si el objetivo de la política es el logro del bienestar social, habrá que arreglar la economía, que es la clave del empleo; por tanto politics is economics, y lo demás es paja. Habrá que enderezar más bien la política económica, como sigue.

colonización de los espacios vacíos. Esta es una aspiración laudable, pero diferimos del enfoque: la inversión adelantada de servicios en las tierras despobladas es un despilfarro inútil: antes tienen que haber germinado actividades para la utilización de los recursos naturales locales, si existieran. Tienen que haber pioneros, como en todas partes. Si no que lo digan los famosos “parques industriales” de algunas zonas urbanas – un monumento a la incapacidad de la promoción industrial. Es el famoso eje Orinoco-Apure, atravesado de ferrocarriles; francamente, me recuerda la época de Guzmán, y sus ferrocarriles guayaneses… solamente útiles para el bolsillo del gran venezolano.

Los espacios vacíos se consolidan con la inversión, de acuerdo con la factibilidad económica de la explotación de los recursos naturales u otros proyectos viables, si basados en mercados extranjeros mejor… La verdad es que una “sustitución inteligente de importaciones” es un camino a seguir con toda urgencia, fuera de vaina.

Las viviendas dignas.Otro pelón. Gastar los reales en pocas casas dignas, de no sé cuantos metros y mosaicos venecianos no es sino teatro, mucho ruido y pocas nueces. Hay que buscar el rendimiento máximo de las disponibilidades financieras, y acudir a la discriminación de precios para captar la disposición a pagar existente, a menos que se regalen la casas.

Esta diferenciación de precios se practica desde hace mas de un siglo: para llenar un teatro (aparte del cantante), en lugar de un solo precio único, donde la mitad queda vacía, es preferible poner butacas de distintos precios, según la posibilidad de cada cual. Y el teatro se llena.

Regalado se murió. La cuestión no es regalar servicios ni educación o vivienda, sino dar empleo y que cada cual pague su cada cual. Aquí se institucionalizó la golilla, como consecuencia de la renta petrolera.

La gerencia de la cosa pública. La utilización de militares, soldados preparados para la guerra, habría que suspenderla, en beneficio de la eficiencia, por gente preparada para la paz. Que sea capaz de entender y adoptar esfuerzos de largo aliento, como la sustitución de importaciones, el incremento de la capacidad petrolera, etc.

Es nuestra humilde opinión.

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