De banqueros y otros temas
Salirse del enredo que él mismo generó, es la nueva misión de Chávez. ¿Quién va a creerle a estas alturas del juego que no conocía la existencia de los boliburgueses?. Y cómo puede escurrir el bulto después de haber dicho que tenía puesto el radar sobre el sector bancario y que no le importaba estatizar cualquier banco fuere cual fuere su tamaño. Si eso no generó un pánico financiero es porque la población venezolana está anestesiada después de 11 años de chavismo. Pero en cualquier otro país, con un mínimo de racionalidad, las declaraciones del Presidente habrían sido incendiarias y las colas estarían agolpándose a las puertas de los bancos. Pero como ya estamos acostumbrados a las contradicciones pudimos observar a un Chávez vestido de burgués, con un flux oscuro y eso sí, corbata roja, alabando a Banesco y al Mercantil. Cosas veredes Sancho. Ahora lo vemos despotricando y usando epítetos altisonantes contra los banqueros chavistas quiénes hace poco tiempo fueron objeto de sus elogios. De contradicciones vivimos pero lo que no las admite son las fallas recurrentes en lo que se refiere a la desacertada política energética. Sin electricidad no hay industria ni comercio que funcione y, por lo tanto, eso generará más desempleo y más escasez. Creando una policía nacional bolivariana y socialista difícilmente resolverá el gravísmo problema de la inseguridad que azota al país. La falta de una política económica coherente mantiene la inflación más alta de América Latina y una reducción dramática en la productividad nacional. Y por si esto fuera poco el cáncer de la corrupción carcome todas las instituciones del Estado. A lo mejor, o mejor dicho a lo peor, todavía le queda algo de magia al encantador de serpientes y se salva de ésta pero de lo que no lo librará nadie, es del juicio histórico en el que superará a Cipriano Castro como el gobernante más desacertado que ha tenido esta tierra presuntamente de gracia.
