Día venezolano del trabajador
Hoy es 1° de mayo y tocaría recordar las ya tradicionales historias, desde las luchas por siglos que se acrecentaron en la Europa del siglo XIX hasta la sangrienta brutalidad de Chicago, que profundizó los cambios, cuando los profundos túneles de las minas y las aplastantes naves de las industrias esclavizantes se transformaron en fuentes de nuevas ideas, cuando la propia Iglesia Católica reconoció los cambios con aquella Encíclica extraordinaria De Rerum Novarum del Papa León XIII.
Pero no necesitamos eso en Venezuela, un país con una historia de desarrollo laboral extraordinaria. Los cambios surgieron en todo el territorio a comienzos del siglo XX, pero se organizaron con sorprendente rigor en la industria petrolera. Allí empezaron los sindicatos que, en Venezuela, más que revoltosos y gritones, han sido pensadores, analistas y pedagogos.
El movimiento trabajador venezolano ha estado durante décadas en todos los sectores de la vida nacional. Fueron protagonistas de la dura y heroica resistencia clandestina contra tiranías, tanto como fundadores de partidos políticos, argamasa inteligente de la democracia. Trabajadores y auténticos gerentes del sindicalismo comunista, socialista, cristiano, coincidentes todos en la defensa del país, de los derechos y también deberes de los trabajadores, de la democracia como fabrica de dignidad social y prosperidad económica.
Los trabajadores y sindicalistas venezolanos no necesitan ejemplos, ellos son ejemplos para los partidos, los gremios, el Gobierno y el mundo. Por eso hoy nuestro saludo, nuestra palabra de reconocimiento y estímulo, no va hacia abstracciones teóricas. Va a los trabajadores venezolanos que han hecho y siguen haciendo historia.
La única diferencia este 1° de mayo de 2019, es que la resistencia, la renovación y la esperanza la encabeza un universitario joven, actual, hijo de trabajadores. No es casualidad, es realidad venezolana.
