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Äsa Larsson: Aurora Boreal

 Quieto y satisfecho. Así quedé al culminar la primera novela de Asa Larsson (Kiruna, Suecia, 1966), una obra policial elegante y eficaz, narrativamente hablando. De la escandinava sólo conocía los escuetos datos de las tapas del libro: abogada tributaria y un millón de copias vendidas por esta novela editada en el 2003 y llevada al cine por Leif Lindblom en 2007.

 ¿Novela negra o novela blanca?

“Aurora Boreal”  ha sido celebrada por la crítica como “diferente a la mayoría de las novelas negras” y lo es: sus coordenadas  de encuentro con Chandler, Mosley  o incluso Patricia Highsmith son débiles, por no decir forzadas. Si mi opinión cuenta, prefiero encajarla en el género de la novela policial, que Borges amplió tanto que alcanza a la Biblia, y es que la religión y las tenues fronteras entre poder, fe y dinero es el tópico que le roba el sueño a la inolvidable protagonista, la abogada tributaria Rebecka Martinsson.

 La obra nos introduce en Kiruna, a muchos grados bajo cero, con gente acostumbrada a vivir húmeda y a comer albóndigas de carne de alce con cerdo. Todos en esa pequeña ciudad celebran la presencia de la aurora boreal, que “se retuerce como un dragón a través de la noche”. En ese pueblo, el joven Victor Strandgard sufre su segunda muerte. Lo masacran bajo la cúpula de cristal del templo de la  Fuente de Nuestra Fortaleza. Allí él es la estrella y su libro, “El Cielo, ida y vuelta”, se vende por millares. El predicador es asesinado con saña, le cortan las manos, le sacan los ojos y lo acuchillan al mejor estilo del viejo testamento.  La única sospechosa: su hermana Sanna, una rubia hermosa y apática, casi irresponsable en la crianza de sus pequeñas hijas Lova y Sara.

 Hay nieve. Hay complicidad. Hay encierro y reticencia entre los habitantes de Kiruna y nosotros, los lectores, terminaremos atrapados en esa suerte de blancura policial.

 Anne-Maria: la policía

Este personaje, desde que lo conocí en la página 19, se materializó en mi mente bajo la figura de aquella oficial de policía de Fargo, Marge Gunderson, magistralmente interpretada por Frances McDormant. Anne-Maria Mella, es una inspectora de 1.50 metros de altura, ya de retiro, que pidió ser transferida a trabajo de oficina, ya que está cerca de dar a luz. Sus movimientos son tranquilos, jadeantes y limitados por el cansancio que le impone la gestación, pero su mente es capaz de entrelazar relaciones, tendencias y sospechosos a velocidad de relámpago.

 

¿Y el malo?

La maldad, como en la vida real, es como un “testigo” que se van pasando todos los habitantes del pueblo: presbíteros, esposas, mineros, jóvenes catequistas e incluso el medio ambiente en el cual todos están inmersos. Este “personaje” difuso, amenazante, casi impredecible, tramposamente vestido a veces, es una delicia que se resuelve con una calmada violencia sangrienta.  Quizá aquí la novela sea negra, pues no le roba caracteres a lo extremo y cruel, pero estas texturas no nos manchan las manos, pues cada evento es sucedáneo de un fino bordado psicológico  (a veces dramático, a veces jovial, a veces incluso con humor) de los habitantes del pueblo.

 

El cierre

Quieto. Así quedé al encajar la obra de lleno, el caos detonado por Rebecka, quien pasó de ser una abogada citadina de cierto éxito a catalizar lo mejor y lo peor de estos habitantes del frío, no muy distintos de las cubitos que sacamos del congelador para enfriar una gaseosa o un vaso de escocés. Rebecka perteneció a ese clan religioso y tiene turbios secretos que apenas si emergen en esta novela, como si Asa Larsson los estuviera reservando para la siguiente entrega, “Sangre derramada”.

 

Rebecka, nos dice la autora al final de la obra, “volverá. A una mujer así no se la elimina fácilmente”, pero en el intermedio me pregunto si seguirá escapando del presente, ya que la abogada comenta al vuelo: “tengo muchos rincones de la memoria donde vive mi abuela, pero no paso ningún tiempo con ella allí”.

 

Sobre Larsson

Asa, de 44 años, es abogada egresada, como Rebecka, de la Universidad de Uppsala. Educada bajo la rígida religión luterana, Asa considera que su pasión por la novela policial se conecta con sus lecturas juveniles de la Biblia, “llena de historias violentas”. Ha publicado cinco novelas de las cuales “Aurora boreal” y “Sangre derramada” han sido traducidas al español por la editorial Seix Barral.

Asa no es pariente del famoso sueco Stieg Larsson (1954-2004) , autor de la trilogía policial Millennium

 

 

Ficha del libro

Asa Larsson

“Aurora Boreal” (Título original: “Solstorm”)

Seix Barral, Caracas, 2010 381pp.

 

[email protected]

Twitter: @ivanxcaracas

 

 

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