Entretenimiento

Berlinale 2004 Día 5

Los pájaros

Hoy es el quinto dia de (%=Link(«http://www.berlinale.de/en/f_main_einst.html»,»Berlinale»)%) y vamos a mitad de camino. El festival comenzó con una esplendida primavera, que hizo pensar a algunos, que el invierno no volvería más. Y volvió ayer con una lluvia de nieve que caía dispersa de un cielo gris. Hoy también será invernal. Cuervos a lo Edgar Allan Poe sobrevuelan los árboles cadavéricos, vestidos aún con luces navideñas, en las inmediaciones de la Plaza Potsdam, centro del festival.

(%=Image(8091328,»L»)%)Los rostros y las máscaras

Ayer en la noche, me quedé a la salida del Hotel Hyatt, donde se hacen las conferencias de prensa, junto a decenas de fans para ver salir a la Bella-y-la-Bestia que son en realidad una sola persona: la modelo y actriz Charlize Theron.

Ella reconvertida en la modelo de las revistas y de L’oreal, parecía ayer tan sutil y frágil, que sería muy difícil imaginársela convertida en otro cuerpo (dentadura chueca, 15 kilos de sobrepeso, nuevo color de ojos por lentes de contacto) y en otra personalidad. Para su actuación en Monster, Charlize Theron trabajó durante semanas para apropiarse de los gestos, muecas, lenguaje y desesperación de Aileen Wuornos, condenada a pena de muerte en 2002, como escribimos ayer, por el asesinato a seis hombres. Según la actriz, lo más difícil de la película fue acostumbrarse a la nueva dentadura, que le hacía casi imposible hablar.

En este sentido recordamos también a Nicole Kidman en la Berlinale pasada por su interpretación de Virginia Woolf en The Hours (2002), con su enorme, desproporcionada nariz y máscara o a Renée Zellweger, que ya en dos ocasiones a engordado de peso dramaticamente para su rol en Bridget Jones’s Diary (2001) y en Bridget Jones: The Edge of Reason (2004) en filmación.

Periodistas locales e internacionales apuestan por Charlize Theron como ganadora del Oso de Oro aquí en Berlin y del Oscar en Hollywood.

Los pasos perdidos

La pregunta vital, casi de vida o muerte, conduce en tres largometrajes (en la sección de Competencia) al padre. Al padre ausente (Monster, Cold Mountain) o fugado (The Missing,) . Al padre ciego (Nick Nolte en Beautifil Country) o manco (El abrazo partido).Y, en definitiva, al padre malo o al padre bueno.

El desarrollo dramatúrgico, o por lo menos, los determinantes fundamentales en la acción de los protagonistas es inquirir acerca de las causas de tal ausencia, y en lo posible, de rastrear los pasos del padre, tanto en la imaginación, como geográficamente, para dar finalmente con su paradero.

En Beautifil Country del director noruego Hans Peter Moland, el caso es tan extremo, que el personaje actuado por Damien Nguyen, tiene que abandonar a su familia y a Viet-Nam para atravesar como balsero el mar hasta Maylasia y de allí seguir ruta en barco en condiciones más que inhumanas hasta las costa de New York. Su interés es seguir las huellas de su padre, un G.I. gringo (en el rol Nick Nolte), que casó a la madre vietnamita por un dia, y la abandonó para regresar a los Estados Unidos y montar un rancho en las profundidas de Texas. Hasta allí llega el periplo del protagonista, un joven que en su propio país valía menos que nada, porque no era vietnamita puro, sino un descastado sin derechos, ni futuro.

En Beautifil Country las terribles escenas de los pasajeros indocumentados en las entrañas del barco, sin derecho a sol, agua y comida, recuerdan el realismo de las escenas de los protagonistas del largometraje In this World del director británico Michael Winnterbotton, ganador del Oso de Oro 2002 y el Premio de la Paz por la misma.

(%=Image(9874409,»R»)%)Judíos polacos en Buenos Aires en El abrazo partido

De Buenos Aires no se ve casi nada (¡Qué pena, ché!) en El abrazo partido de Daniel Burman, primer largometraje latinoamericano en Competencia desde 1996 con Estaciòn Central de Walter Salles.

Sólo vemos las exiguas tienduchas de los empobrecidos vendedores de “La Galeria”. Ariel (Daniel Hendler), nos va contando a principios de la película la vida de cada uno de ellos, con los ojos de alguien que se fastidia de vivir. Sea porque desde la circuncisión el padre se marchó a Israel dejando solo a él, al hermano y a la madre (la muy buena actriz Adriana Aizenberg). O porque dejó los estudios de arquitectura por trabajar en la única herencia del padre “Creaciones Elías”, donde la madre también de origen judío y el hijo insatisfecho venden ropa intima femenina. O porque no sabe a ciencia cierta para qué quiere un pasaporte europeo y por qué Wallesa no es cineasta o Polanski científico.

Ariel que se la pasa en la tienda haciendo las veces de vendedor, pero sin hacer demasiado esfuerzo en ello, se la pasa huyendo de sí mismo y corriendo por alguna u otra razón de una lado al otro.¿De quién huye? De lo contrario, se deja grabar por una cámara oculta en la sala de Internet, cada vez que hace el amor con una porteña rubia descerebrada, que no tiene parlamentos en la película sino para decir qué talla de sostén se pone cada día y de publicitar su buen trasero. Con ello, su mayor afición son los videos pornográficos.

El abrazo partido gira solamente en torno a él y a su mala onda. Los demás personajes, si no son argentinos o de origen judío hacen de idiotas. Así vemos que una pareja de coreanos hacen de tontos, no hablan español, han aprendido Feng Shui en Buenos Aires y no saben decir qué les gusta de la Argentina. Al lado, un boliviano, supuesto colega en igualdad del hermano de Ariel, es cargador de mercancías, y no tiene parlamentos en la película. En una ocasión, se le ve competir en una carrera de carreteros con un peruano, que tampoco tiene derecho a abrir la boca.

Ese mismo día de la carrera aparece sin más, luego de 20 o más años de desaparición el padre ausente, solo que con un solo brazo y vestido hasta el final de la película con un pullover blanco cuello de tortuga.

Antes del reaparecimiento mágico del padre, la madre le aconseja al hijo verse la película Los girasoles de Rusia (de Vittorio de Sica, con las actuaciones de Marcello Mastroianni y Sofía Loren 1970), para entender que la guerra puede ser un factor importante para cambiar la vida de la gente (de los hombres) y hacerlos desaparecer de la familia (y de los hijos).

Hasta el final, nos enteramos que fue la madre que pidió el divorcio del padre, porque le fue infiel con el papelero de “La Galería”, quien le vende, además, su tienda al padre, para luego lamentarlo. Para colmo de los estereotipos y de los contenidos sexistas y racistas abundantes en esta película, en casi cada escena hay Lekach que comer, la torta de miel de los judíos, que se come (en realidad) solo en ocasiones especiales y para celebración del año nuevo judío.

Lamentablemente El abrazo partido nos deja partidas la paciencia y las buenas intenciones.

(*): Desde Berlin, 09.02.2004
(**): Site de la Berlinale (%=Link(«http://www.berlinale.de/en/f_main_einst.html»,» www.berlinale.de/»)%)

Ver también:

(%=Link(1278745,»Berlinale»)%)
(%=Link(9881687,»Día 1″)%)
(%=Link(7214383,»Día 2″)%)
(%=Link(3179517,»Día 3″)%)
(%=Link(3508244,»Día 4″)%)

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