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Cine – Duelo de titanes en “La batalla por el Ciudadano Kane”

(%=Image(2880238,»R»)%) Gracias a la televisión por cable pudimos ver, aunque tardíamente, la película “La batalla por el Ciudadano Kane”, que relata la lucha de un magnate de los medios, William Randolph Hearst, por evitar la exhibición de la famosa película de Orson Welles “Citizen Kane”, basada parcialmente en la vida del millonario y que lo muestra bajo una óptica muy negativa. La cinta está bastante adaptada a los hechos y es una de las pocas que se basa en la polémica creada por otro filme, dada la fama que adquirió la obra de Welles -y el mismo director- después de que una asociación de críticos internacionales la consideró en los años 60 como “la mejor película de todos los tiempos”, opinión que fue confirmada por la Cinemateca norteamericana (AFI) a fines del siglo pasado. Hecha en un austero blanco y negro, la cinta sentó cátedra en el arte narrativo y cinematográfico, lanzando a Welles a una larga carrera cinematográfica llena de altibajos, pero con obras muy impactantes que dejaron una huella indeleble tanto en el cine de Hollywood como en el mundial.

Un ciudadano nada ejemplar

Curiosamente, “Citizen Kane” fue un fracaso de público cuando se estrenó en 1941 en el norte, ya que se consideró demasiado intelectual y lenta para la época, de modo que apenas recuperó la modesta inversión que se le hizo. Y aunque fue nominada para varios Oscares (incluyendo la dirección y actuación principal), recibió sólo el del guión, redactado por Welles con la colaboración de Herman Mankiewicz. Welles tenía apenas 25 años cuando realizó el filme, pero venía precedido por una gran publicidad por haber dirigido dos años antes un programa radial que asustó a medio país, al relatar dramáticamente en una emisora de Nueva Jersey la invasión marciana descrita en “La guerra de los Mundos” de H.G. Wells. Gracias a esa fama, el joven director obtuvo el control total sobre la producción de “Ciudadano Kane”, a pesar de iba a tratar un tema muy polémico como la vida de Hearst, dueño de numerosos periódicos y emisoras en todo el país.

Aunque hecha para la televisión, “La batalla por el Ciudadano Kane” (conocida también como “RKO 281”) tiene actores de calidad en su reparto, tales como Leiv Schreiber en el papel de Welles, y James Cromwell en el de Hearst, mientras John Malkovich, Melanie Griffith y Roy Scheider apoyan a los protagonistas en papeles secundarios. La dirección estuvo a cargo del británico Benjamin Ross, con experiencia mayormente en el área televisiva y que pronto dirigirá a Al Pacino en una cinta sobre Napoleón.

Una trama fascinante

La cinta empieza cuando vemos a un novato Welles, recién llegado a Hollywood, decidiendo el tema de su filme después de una fiesta en una mansión de Hearst, donde se enteró de los detalles de su tumultuosa vida como magnate y político derechista (aspiró a la presidencia y apoyó las intervenciones norteamericanas en Latinoamérica), además de su escandalosa vida privada, pues tuvo una larga relación clandestina con una actriz mediocre, Marion Davies, a quien mantenía en su famosa mansión en San Simeón, cerca de San Francisco.

Después de los infructuosos esfuerzos de Hearst de impedir el estreno del filme, tratando de comprar y destruir la cinta y chantajeando a los ejecutivos del estudio RKO, Hearst tuvo que resignarse a que fuera exhibido, con todo lo que significaba para su alicaído prestigio. Incluso fue invitado personalmente por Welles al estreno del filme, algo que declinó. (“Kane hubiera aceptado”, le dijo Welles). Así termina este interesante filme, que muestra como se movía los hilos en Hollywood y la política estadounidense en los años previos a la II Guerrra Mundial. Dicho conflicto, que involucró a EEUU poco después del estreno de “Ciudadano Kane”, hizo olvidar el duelo “Hearst vs. Kane” y la cinta estuvo guardada hasta que los críticos la aclamaron en la posguerra como una verdadera obra maestra. Pero aunque fue re-estrenada con mucha publicidad, atrajo poco público y luego se podía ver sólo en cinematecas.

Una carrera desigual

Aunque la obra apuntaló la carrera de Welles, éste nunca logró una calidad y una receptividad comparables en sus producciones siguientes, como “Los magníficos Amberson”, “El extranjero” y “La dama de Shanghai” (con Rita Hayworth, su segunda esposa). Pero donde se lució realmente en la posguerra fue en dos dramas de Shakespeare, “Macbeth” y “Otelo”, aunque posteriormente fue elogiado en dos comentadas películas, “Toque de maldad” y “El proceso”, esta última basada en el libro de Franz Kafka. Considerado como un “enfant terrible” del cine por su temperamento y fantasiosos proyectos, Welles fue más solicitado como actor que como director, habiendo participado en cerca de medio centenar de películas en su larga carrera. También sirvió como narrador en numerosos documentales para la televisión por su inconfundible voz, que antes le granjeó su merecida fama en la radio.

Siendo el cineasta más famoso de Hollywood, se realizó un centenar de documentales sobre su vida y obra, lo que da una idea sobre la importancia del personaje. Y aunque “Ciudadano Kane” fue una película muy original en muchos sentidos, actualmente no sería muy entretenida por su lento ritmo narrativo y una actuación bastante teatral. Pero, como opinó hace poco su gran admirador Martin Scorsese, la influencia de Welles en el cine jamás podrá ser subestimada.

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