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“Cuando los pueblos se unen logran vencer las dificultades”

Piotr Kaszuba tiene la mirada apacible y un entusiasmo por la vida que llega al extremo de contagiar al más indiferente de los mortales. Cuando se le habla de los campos de concentración alemanes que permanecen atravesados en su Polonia natal, este abogado, que ejerce el cargo de embajador de su país en Venezuela explica que si se va para ver los campos de concentración, no es para hacer turismo sino para que la gente sienta la necesidad de que más nunca se repitan hechos de esa naturaleza.

Al embajador de Polonia, Piotr Kaszuba, nacido en Varsovia, postgraduado en derecho, desea que la gente fuera a su país, no solamente para ver los campos de concentración, sino también “para conocer lo hermosa que es la República de Polonia, que tiene más de mil maravillas”.

–¿Cómo logró Polonia curar las heridas no solo de la agresión nazi, sino también del dominio del comunismo soviético?

–Polonia tiene una costosa experiencia con dos totalitarismos. Uno fue el fascismo con los alemanes y otro fue el comunismo bajo el yugo de Stalin. Lamentablemente, Polonia pasó por esta mala experiencia durante la Segunda Guerra Mundial.

Polonia fue ocupada durante 6  años por los alemanes y murieron aproximadamente 5 millones de polacos. Tras años de lucha clandestina de los polacos, que no permanecieron pasivos ante el ocupante, el país fue ‘’liberado’’ por el Ejército Rojo de Stalin. Esto no fue una liberación sino una nueva ocupación. Stalin antes de la Segunda Guerra Mundial había pactado con Alemania repartirse el territorio polaco, pero después terminó siendo aliado de EEUU e Inglaterra. Por eso hasta hoy los crímenes del estalinismo-comunismo no han sido descubiertos ni han sido denunciados como debería ser. Gracias al expresidente Mijaíl Gorbachov se pudo abrir todos estos documentos y se comprobó que en Polonia hubo asesinatos de ciudadanos polacos, oficiales, coroneles. Lo que sí hay que decir es que estos crímenes del estalinismo-comunismo no fueron juzgados.

Para el embajador Kaszuba hay muchos momentos importantes para recordar la liberación de Polonia, pero destaca tres fechas fundamentales: 1939, momento que fue invadida Polonia; 1979, cuando nace el movimiento Solidaridad, y 1989 cuando hay unión entre todos los polacos para reafirmar su libertad.

–¿Temen con lo que está pasando en Ucrania y con la cercanía con Polonia, puede tener consecuencia con su país?

Ahora no tememos porque la situación de Polonia es sumamente diferente. Somos miembros de la Unión Europea, de la OTAN, tenemos buenos socios y aliados como Estados Unidos, Inglaterra y otros países. Sabemos de antemano que la situación en la frontera con Ucrania no es nada agradable. Ningún país quiere tener una guerra cerca de sus fronteras, pero no tenemos mucha influencia sobre esta situación. Lo que creemos es que debemos mantener la unidad internacional.

–¿De qué manera las nuevas generaciones de polacos aprenden y asimilan la lección dejada por sus padres y abuelos de esta historia demasiado cruenta?

–Creemos que la nueva generación de polacos está muy consciente de su historia, ya que están sus padres, los abuelos que vivieron los horrores de la guerra y la posición de los jóvenes hoy en día es de mayor conciencia. Nuestro lema es la unión, la solidaridad, y mantenernos con nuestros principios para lograr cambios importantes. Cuando se unen los pueblos se puede vencer cualquier dificultad. Por eso es tan importante la unión.

–¿Cómo se explica que haya sido un dirigente obrero como Lech Walesa, y no un intelectual, que se erigiera en el líder de un movimiento histórico que condujo a Polonia a su independencia?

–Lech Walesa es un gran líder carismático que actuó en un buen momento de la historia de Polonia. La situación económica era muy mala, la gente no estaba satisfecha con la situación económica y no querían continuar por ese camino. Hubo muchos factores que influyeron en la recuperación de la soberanía de Polonia. Pero uno de los factores más importantes fue la llegada del papa Juan Pablo II aPolonia, dando mucha fuerza y ánimo a todos los polacos; nos hizo comprender que los polacos unidos podíamos cambiar la situación si queríamos y sus palabras fueron claves, como cuando dijo “no tengáis miedo”: ese mensaje nos guió para conseguir pacíficamente nuestros objetivos.

Estas dos personalidades fueron principales: Walesa y el Papa. Estas palabras de Walesa cuando casi todo había terminado, fueron fundamentales:

“Realizamos una revolución sin derramar sangre. Cambiamos nuestros destinos y nuestras vidas sin armas de por medio; con sabiduría, con solidaridad! Y el mundo por fin se dio cuenta de nuestra existencia! Resistimos y persistimos. Hoy cada polaco puede exclamar ¡Ganamos, victoria! Pero ninguno puede olvidar que fue aquí donde comenzó todo. Éramos 10 millones de polacos y la gente de Solidaridad eran excelentes ciudadanos,  obreros, comunistas, pero querían vivir de otra manera”.

–Usted ha vivido la época comunista y la democrática. ¿Cómo definiría usted este proceso de transición entre ambas?

–Fue un proceso largo que se estaba madurando desde hace 10 años, las primeras protestas fueron en 1966, después 1970, en donde el gobierno comunista decidió disparar a matar a los manifestantes. Luego vinieron los 80 cuando nace el sindicato Solidaridad y el gobierno implantó el estado de excepción pero al final tuvo que sentarse con los miembros de Solidaridad y en esa reunión: representantes del gobierno comunista- oposición, consiguieron un acuerdo pacífico para todos. Fue un camino largo, sin derrame de sangre. Fue un acuerdo pacífico para todos, porque en Polonia vivieron 2 millones de personas del partido comunista, y sufrieron las consecuencias del estalinismo y se dieron cuenta que era más importante la paz para todos. Allí se demostró que con diferentes puntos de vista se pueden lograr acuerdos.

“Hasta la Iglesia, jugó un papel preponderante en todos estos acuerdos. La iglesia fue un refugio para los oposicionistas, era el lugar en donde la gente se encontraba, discutía e intercambiaban ideas. Fue como un asilo. La Iglesia fue un centro cultural, ya que los artistas no tenían posibilidad de mostrar sus obras ni presentarlas, porque en todo el país teníamos censurar y la Iglesia fue un lugar de encuentro”.

Para el embajador Piotr Kaszuba hoy en Europa parece expandirse una corriente euroescéptica, con algunos rasgos de populismo y hasta de socialismo.

Está curada Polonia de no regresar al pasado de la era soviética?

–Creo que Europa está absolutamente curada de ese pasado y se demostró cuando el partido comunista se convirtió en un partido socialdemócrata y nadie enPolonia quiere presentarse como comunista. Pienso en las últimas tres generaciones que no quieren que ese pasado vuelva. Lamentablemente en período de crisis como ejemplo, ahora en Grecia, los populistas surgen de la nada y prometen mucho, pero se sabe que no van a poder hacer lo que antes se ha hecho. Todo el mundo ha rechazado esa posición.

El socialismo tiene ideas buenas, como es la igualdad, acceso a la cultura, a servicios de salud, quizás hay muchas cosas buenas, pero cuando ellos están en el poder, se olvidan de esas ideas y al final ni siquiera saben producir.

–Pasando a otro punto, como es la cultura. ¿Cuál es la clave para que el cine polaco sea visto hoy como una joya artística que no parece repetirse en los países que estuvieron sometidos al comunismo?

–Tenemos una buena cultura polaca, una gran historia, y el cine polaco tiene una buena tradición durante el periodo comunista los artistas hacían sus resistencia y seguían creando. Allí están los grandes directores polacos como Polanski, Wajda, Kieslowski o Holland, y hemos ganado nuestro primer Oscar en 2015 con la película Ida. Tenemos en Lodz, cerca de Varsovia una escuela de cine muy famosa. Allí han nacido  los mejores directores y artistas del cine polaco. Esta ciudad es muy famosa porque van muchos estudiantes y hasta muchos directores tienen su estrella como en Hollywood.

–¿Cómo hacer que el turismo crezca en Polonia a pesar del Holocausto y los campos nazis?

–No se lleva al turista al campo de concentración de Auschwitz-Birneau para que lo vea, como una curiosidad,  sino para que la gente tome conciencia para que eso no se repita, para advertir cuáles son los resultados del totalitarismo y como nuestro Papa ha dicho: “queremos mostrar estos campos no para acusar sino para advertir a las nuevas generaciones, que esto más nunca vuelva a suceder”. Esta tragedia es por toda la humanidad.

Por otro lado, en Polonia hay muchas cosas que ver, como bellas ciudades históricas, playas, montañas o los lagos de Masuria. En total, UNESCO ha declarado 14 lugares polacos como patrimonio de la Humanidad. Los servicios de hoteles y spa están en la primera línea mundial y la cultura polaca ofrece la posibilidad de disfrutar de conciertos, museos o festivales de la máxima calidad.

–¿Cómo se expresa hoy el interés de Polonia hacia América Latina?

–Para los polacos América Latina es un paraíso. El clima es maravilloso y es un continente apasionante. Yo tengo dos años aquí en Venezuela y puedo decir que esta es una tierra hermosa y, lo más importante, también, que para nosotros los polacos, después del inglés la lengua más importante es el español. Sentimos que los latinoamericanos son abiertos.

Además, creo y así lo vemos compartimos los mismos valores como la libertad, la independencia, la soberanía. Porque Polonianunca fue agresivo ni colonizador, al contrario, siempre hemos sido muy solidarios con otros pueblos que lo han necesitado; por ejemplo hubo numerosos polacos luchando junto a Bolívar. Nosotros nos sentimos como en casa tenemos loscorazones calurosos,

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