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El Aviador

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La última película de Martin Scorsese “The Aviator” considerada dentro de los estrenos más esperados para el 2005, junto a “Star Wars III” resulta una apuesta fatal para el común espectador que busca historias entretenidas. Un bodrio, una concepción desafortunada, aburrida de principio a fin, tediosa de soportar para el cinéfilo exigente. No dormirse en plena función resulta una hazaña. Irse al baño a refrescarse y de paso reprocharse así mismo frente al espejo por la elección realizada frente al listín cinematográfico o no intentar cambiar de sala, aunque sea escabulléndose furtivamente o pasar el rato en la cafetería o simplemente pararse y aceptar con hidalguía que uno se equivoco de film, son actos meramente humanos y perdonables ante la tortuosa puesta de 169 minutos.

Para los hispanoamericanos será muy difícil identificarse con el extravagante magnate norteamericano Howard Hughes. Para empeorar las cosas, el enfoque dialéctico fluye desde la óptica de quien dispone de todos los millones para satisfacer sus caprichos más sórdidos y a la vez, padece de la debilidad fóbica a los gérmenes y prefiere no dar la mano, ni abrir la puerta del baño luego de asearse.

La narración carece de clímax y las escenas aéreas, no han sido aprovechadas siquiera para generar emoción. Dado que es un tema biográfico, harto conocido por el público estadounidense sino mundial, llama poderosamente la atención que no haya habido mayor esfuerzo por introducir más información de la que cualquier ciudadano medianamente informado no la haya obtenido desde hace mucho vía el History Channel.

Una narración lenta, larga, casi europea. La película cae no por las malas actuaciones. Leonardo Di Caprio no sobresale, pero tampoco decepciona. Eso mismo se puede decir de las interpretaciones de Alec Baldwin y Cate Blanchett.

Colapsa la película porque la concepción de abordar un hecho de la historia reciente es difícil y porque el guión de John Logan, carece de elementos destacables, mucho menos entretenidos. Tampoco hay romance, ese elemento tan atractivo para el público femenino. Solo hay pataletas, difuerzos y berrinches.

Scorsese, arriesga nuevamente su carrera para convertirse en propagandista del poder. Quizá la película tenga mejor suerte en Estados Unidos, sociedad más egocentrista, pero en un momento en que los norteamericanos no son muy populares a nivel planetario, un riesgo descabellado para presentarnos esta biografía.

Ni apelando a personajes tan interesantes para el público universal como los que fueron parte de la vida cotidiana de Hughes, pueden resultar atractivos en la película. Los personajes; Ava Gardner, Katharine Hepburn, Jean Harlow y Errol Flynn, tampoco sirven para generar atención ni mantener el interés del espectador.

Sí realmente se lleva mal con su suegra, debe pensar en invitarla al cine para ver este asesinato a la paciencia. Aunque sí es más inteligente, hará puntos con su esposa y preferirá pasar una tarde con ella o su suegra, antes de ser testigo de este crimen cinematográfico que debería por lo menos, provocar la excomulgación de Martin Scorsese, de la Sociedad de Artes Cinematográficas, sí es que tal cosa existe o por lo menos colocarlo en la lista de terroristas fílmicos más buscados, porque si tal categoría no existe, debería.

(*): Site del autor: (%=Link(«http://www.josemusse.com»,»www.josemusse.com»)%)

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